Pensar en Andalucía es llenarse de los colores de las buganvillas y gitanillas, del blanco de sus paredes encaladas, del azul profundo de sus mares bajo el sol. Así, la conocida como Ruta de los Pueblos Blancos nos lleva a recoger un sinfín de imágenes populares salidas del corazón mismo de Andalucía.
Esta ruta es una de las más conocidas y cada año, miles de viajeros se dispersan por los caminos andaluces haciendo su recorrido. Es una red de caminos que nos llevan a unos 20 municipios de las provincias de Cádiz y Málaga. Pueblos y ciudades que comparten esas casas con fachadas de blanca cal tan características en gran parte de la comunidad andaluza.
La villa de Algodonales (Cádiz), uno de los famosos pueblos blancos gaditanos, constituye paso obligado para acceder desde el norte al Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
Rodeada de olivares y huertas regadas por el río Guadalete y el cercano embalse de Zahara, Algodonales está situada junto a la sierra de Líjar.
Sus calles, estrechas, sinuosas y repletas de naranjos, siguen el recorrido natural que antaño seguían las aguas de lluvia. Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural.
Paseando por sus calles podrás escuchar el murmullo de sus pintorescas fuentes y lavaderos públicos, como la del Algarrobo. La mayoría de ellos construidos hace más de un siglo.
De tanto en cuanto, en una de sus típicas casas encaladas de blanco impoluto, y cubiertas con tejados rojos de teja árabe, se abren al visitante talleres artesanos de fabricación de guitarras y tiendas donde proveerse de los ricos productos agrícolas de la zona.
Merece la pena visitar la Iglesia Parroquial de Santa Ana, conjunto de estilo barroco tardío con elementos neoclásicos (consagrada en 1784).
Destacan también las ermitas de Jesús Nazareno y la de la Virgencita y, en las afueras, la Ermita de la Concepción (s. XVIII) y los molinos harineros.
Cerca del pueblo se encuentra la pedanía de La Muela, para contemplar desde las cimas de la tierra de Líjar el vuelo de los buitres leonados.
Por su privilegiado enclave geográfico y su clima, Algodonales se ha convertido también en un santuario para los amantes de los deportes aéreos.
Historia
Los primeros recuerdos de Algodonales datan del Neolitico, como se manifiesta a través de los yacimientos de la cueva Chamusquina, Castillejo y Cueva Santa.
Abundan por otra parte vestigios iberos y romanos en lo que fue una ciudad de cierta importancia en la época de colonización latina. Un punto capital en cuanto a hallazgos de todo tipo es el Cerro de la Botinera, en el que además de infinidad de útiles, cerámicas, esculturas y monedas, se halló un enterramiento romano. Otros cerros comparten las glorias del pasado, Camarena y Tesorillo, y algunos cortijos como el del Alamillo y el de las Columnas.
Tras la etapa de poder visigodo ocupan las tierras andaluzas los árabes de Tarik. Bajo el dominio árabe, esta población fue dependiente de su vecina Zahara.
RECREACIÓN HISTÓRICA DEL 2 DE MAYO DE 1810
Del 29 de abril al 1 de mayo, en Algodonales puedes vivir una experiencia inolvidable donde podrás disfrutar con toda tu familia, y revivir cómo los antepasados del pueblo serrano se enfrentaron a todo un ejército en la dura época de la Guerra de la Independencia.
En esta Recreación se conmemora el heroísmo de todo un pueblo en defensa de su cultura, de su libertad. La resistencia de este pueblo y su valor ante el ataque francés hizo que lograse en título de Villa otorgado por Fernando VII.
El visitante encontrará diferentes personajes que dan vida a escenas cotidianas de 1810 y formará parte activa de los acontecimientos. De mano de los intérpretes de la historia y solo dando un paso te encontrarás con el pasado. También se podrá disfrutar de desfiles, talleres artesanales, teatro, espectáculo de esgrima, flamenco, comida popular, showcooking…
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