PUENTE DEL DIABLO: restos romanos en España

24 julio, 2014 at 9:58

puente del diablo

El llamado Puente del diablo, también denominado Acueducto de les Ferreres, es una arquería romana que forma parte del acueducto que suministraba agua desde el río Francolí a la ciudad de Tarraco (Tarragona), desde una distancia de 25 km.

Tarraco tenias varios acueductos, uno recogía el agua del río Francolí en la actual localidad de Puigdelfí, es decir, a unos 15 km de Tarragona; y el otro la captaba del río Gaiá cerca de Pont de Armentera.

Tarraco (Tarragona) fue una antigua ciudad romana. Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis. El nombre completo de la ciudad era Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco. En el año 2000, el conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

tarragona en la epoca romana

El Acueducto de Les Ferreres más conocido como «El Puente del Diablo», está situado en la margen izquierda del  río Francolí, a unos 4 km del núcleo urbano. Se construyó para conducir agua a la ciudad desde los ríos Francolí y Gaiá.

La arquería está situada en las afueras de la ciudad de Tarragona (Cataluña), que ha sido designada «Patrimonio de la Humanidad» por la Unesco, gracias a que es uno de los monumentos de la época romana que se conservan en extraordinario buen estado. Se encuentra en la margen izquierda del  río Francolí, a unos 4 km del núcleo urbano.

Su construcción es imprecisa, muchos autores coinciden que se levantó en época de Augusto (siglo I a.C.). Fue restaurado bajo el reinado del califa Abd-el Rahman III y en el siglo XVIII.

Está construido con sillares de piedra de la zona, unidos en seco sin argamasa. Presenta dos pisos de arcadas superpuestas en seco, con 11 arcos en el piso inferior y 25 en el superior, con una altura máxima de 27 m y un largo de 217 m. Las dimensiones de cada una de estas arcadas son de 6,30 m de luz por 5,70 m de altura. La distancia entre los ejes de los arcos es de 8 m.

detalle piedra puente del diablo

Originariamente recorría 25km., en la actualidad tiene 217m. y 27m. de altura. La mayor parte del recorrido del agua se hacía por canales, en general cubiertos, que se construían por las laderas de los montes, siguiendo la línea de pendiente deseada y se situaban cada cierto tiempo cajas de agua o arcas de agua, pequeños depósitos que servían para regular el caudal o decantar los sólidos, normalmente arena, que las aguas pudieran arrastrar.

caudal puente del diablo

Cuando se debía salvar un camino, a un nivel un poco más bajo que el del acueducto, se usaban sifones, en los que el agua pasaba bajo el obstáculo y volvía a subir al nivel anterior. A menudo debían salvar desniveles más grandes y en ellos adoptaban la forma de puente, puesto que hacer conducciones en sifón capaces de resistir altas presiones era más caro.

La leyenda del Puente del Diablo

leyenda puente del diablo

Se le denomina Puente del Diablo, ya que una leyenda cuenta que fue construido por el Diablo tras ganar una apuesta…

Hace mucho tiempo vivía una pareja de ancianos en el bosque. Tenían que cruzar un río para ir de su casa al pueblo. Cada día pasaban por el puente sobre el río con su borrico cargado de las cosas que vendían después en el pueblo y volvían trajinando otras. Era un puente de madera viejo, pero cada vez que lo atravesaban, los ancianos se decían el uno al otro que tenían suerte de contar con aquel paso, pues la corriente del río era muy fuerte y el camino para bordear el río era muy largo para hacerlo en un solo día.

Un otoño lluvioso llegó una riada y se llevó el puente. Los ancianos se encontraron con que no podían pasar.

-Que tremendo desatino- dijo el viejo- hoy no podremos pasar y yo soy viejo para construir un puente con mis manos.

-Que contrariedad- dijo la vieja- pasarán días antes de que se den cuenta de que no vamos al pueblo, y más días aún tardarán en reconstruir el puente.

Se lamentaban los ancianos de su mala suerte cuando apareció un hombre extraño en su lado del río.

-Saludos venerable pareja, os veo muy turbados- Dijo el hombre; el anciano inmediatamente explicó el problema que tenían por la desaparición del puente- Yo me comprometo a construir un puente en una noche, además no será de madera como el anterior, será de piedra, para que ninguna riada se lo lleve.

Enseguida desconfiaron los ancianos.

-¿Qué hacemos?- le preguntó el a ella por lo bajo.

-Está claro que no es posible hacer un puente en una noche, si no es con trucos o con mágica. Pregúntale cual es el pago que pide, cuales las condiciones.

Eso hizo el anciano, a lo que el misterioso hombre contestó que la única condición, el único pago que exigía, era que le fuese concedida el alma del primer ser vivo que atravesase el puente. Quedaba claro que era el mismísimo diablo el que ante ellos estaba.

La vieja meditó un poco y luego aceptó.

Al día siguiente cuando los viejos llegaron al río el puente estaba construido. Era de piedra, con doble arcada sobre el río. El diablo había cumplido, construyéndolo en una sola noche, y esperaba al otro lado para recibir su pago.

-Mujer!, ¿qué vamos a hacer ahora?- Preguntó el marido.

Entonces la mujer cogió la vara y arreó al burro, que pasó delante de ella, el primero por el puente.

El diablo, engañado, tuvo que conformarse con llevarse el alma del desdichado animal como pago por su trabajo.

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ANFITEATRO DE TARRAGONA: restos romanos en España

9 marzo, 2014 at 20:07

Anfiteatro_romano-tarragona

Tarraco (Tarragona) fue una antigua ciudad romana. Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis. El nombre completo de la ciudad era Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco. En el año 2000, el conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

El Anfiteatro completó la trilogía de edificios de espectáculos (teatro, circo y anfiteatro) distintivos de una ciudad romana de primer nivel, capital de una de las provincias imperiales. Su construcción es el resultado de la donación evergética de un flamen provincial (sacerdote imperial) cuyo nombre se desconoce, aunque se sabe que vivió a principios del siglo II dC.

Fue construido a finales del siglo II d.C., en un espacio que había sido un área funeraria.

El Anfiteatro se situó fuera del núcleo urbano, aunque muy cerca de la ciudad. Este emplazamiento no es ocasional, ya que se hallaba muy próximo a la Vía Augusta, poco antes de que esta se adentrara en la ciudad, y cerca de la playa, donde se descargaban los animales que debían participar en los espectáculos.

tarragona en la epoca romana

En este edificio se organizaban dos tipos de actividades: las luchas de gladiadores (munera) y las luchas o cacerías de fieras (venationes). Además, el Anfiteatro también era el lugar donde se ajusticiaba a los condenados a muerte.

Edificio de forma oval cuyas gradas se excavaron en la roca. El anfiteatro mide 109,5 por 86,5 metros en total y tenía capacidad para unos 14.000 espectadores.

La arena, o espacio donde se desarrollaba el espectáculo, presenta unas dimensiones de 62,50 m por 38,50 m. Surcando la arena se hallaban las fossae. En una pequeña sala a modo de capilla se descubrió una pintura mural que representaba a Némesis, la diosa protectora de los gladiadores (hoy en día se exhibe en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona). Asimismo, la arena está separada de las gradas por un pódium de 3,25 m de altura. Las gradas o cavea estaban divididas en tres sectores o maenianae. Estas gradas se construyeron recortando la roca en el lado norte y apoyándolas sobre bóvedas en el resto del edificio. Se han localizado también la tribuna, las puertas principales de salida a la arena y una pequeña parte de la fachada.

Este edificio se reformó en el año 221, durante el reinado de Heliogábalo. Años más tarde, el 21 de enero del 259, el obispo cristiano Fructuoso y sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en la arena del Anfiteatro. Este hecho motivó en el siglo VI la construcción de una basílica visigótica de culto dedicada a estos mártires. Durante el siglo XII se edificó la iglesia románica de Santa María del Miracle sobre la primitiva basílica paleocristiana.

En la actualidad es considerado popularmente, como uno de los monumentos romanos más representativos en la península y se puede observar tal y como quedo después de la restauración que se realizo en los años 70 del siglo XX. Se conserva parte de la grada tallada en la roca, muy erosionada, y una parte de la grada meridional, sustentada sobre bóvedas de hormigón.

El Anfiteatro, el Circo, el Foro Provincial, el Foro de la Colonia, las Murallas, la Cantera, la Casa Canals y la Casa Castellarnau forman parte del Museo de Historia de Tarragona, que cuenta con una entrada conjunta para visitar todos estos monumentos.

Hoy en dia, durante el festival de recreación histórica Tàrraco Viva que se celebra a mediados de mayo, se pueden ver las gradas llenas de gente jaleando a los luchadores. Es un ejemplo de la vitalidad de los yacimientos romanos de Tarragona, alrededor de los cuales se hacen representaciones, talleres, visitas guiadas y conferencias con el objetivo de dar a conocer el pasado romano de la ciudad. Cuando no hay visitantes, es el rumor de las olas que llega de la cercana playa del Miracle el que recuerda el clamor del público vibrando en los asientos del anfiteatro.

Tarragona en la epoca romana

Muchos de los tesoros que se han descubierto en el subsuelo de la ciudad i en otras poblaciones cercanas se pueden observar en el Museu Nacional Arqueològic, un espacio de conservación que permite entender el origen de la romanización en la península Ibérica. En el museo se ofrecen visitas guiadas y actividades didácticas cada fin de semana. Se explica cómo eras las máscaras teatrales y los títeres romanos, cómo se usaban las plantas medicinales o con qué jugaban los niños de la época.

Muralla romana-Tarragona

Tras aprender algunos secretos de la vida cotidiana en Tárraco, merece la pena acercarse hasta el monumento más antiguo y mejor conservado: la muralla, construida con bloques traídos de la cantera del Mèdol. El paseo arqueológico que sigue los grandes muros permite admirar la magnitud de las piedras ciclópeas y ofrece rincones ideales para el reposo. Destaca la torre de Minerva, donde se encuentra el relieve romano más antiguo de la Península, i el Centre d’Interpretació de les Fortificacions, que explica con una exposición la evolución del sistema defensivo de la ciudad.

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CALA FONDA; las calas más exóticas de España

6 noviembre, 2013 at 14:39

 

CALA FONDA O WAIKIKI

Cala Fonda, conocida popularmente como la playa Waikiki (en honor a la famosa playa de Hawái), es una de las playas mejor conservadas del litoral tarraconense.

Hablamos de un arenal situado a pocos kilómetros de la ciudad de Tarragona -de hecho está dentro del término municipal tarraconense- completamente virgen, con el aspecto primigenio de cómo era el Mediterráneo hace sólo un siglo.

Es una cala muy apreciada por los nudistas pero pueden acudir todo tipo de bañistas, siempre que respeten la tranquilidad y el entorno.

La belleza de este lugar supera con mucho a otras playas más turísticas y concurridas; eso sí, no encontrarás ni chiringuitos ni duchas, todo es pura naturaleza. Además, en Cala Fonda podréis someteros a un tratamiento de spa totalmente gratuito: la arena arcillosa que hay en ella se puede moler y mezclar con agua para hacer una mascarilla corporal llena de virtudes.

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Cala Fonda está situada en medio del bosque de la Marquesa, una de las zonas de vegetación con mayor valor ecológico de esta parte del litoral, y para acceder a él es necesario hacer una caminata desde la Playa Larga de Tarragona por un camino señalizado en dirección este, rodeado de pinares, acantilados y vegetación natural. También se puede acceder desde el norte desde el camping Torre de la Mora, desde donde primero se llega a la cala de la Roca Plana y continuando, a la Cala Fonda.

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El no poder llegar en coche hace que esta cala no esté tan concurrida como otras más accesibles de la costa tarraconense.

Bien protegida por unos acantilados calcáreos de color amarillento que parecen dorados a primeras horas del día, la Cala Fonda es muy conocida entre los tarraconenses como un lugar tranquilo para tomar el sol y bañarse.

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Fotografia de Rafael Lopez-Monne

La playa hace 200 metros de longitud por 25 de anchura, y está formada por arena fina y dorada al borde de unas aguas tranquilas, cálidas, transparentes y de poca profundidad. Llama la atención el contraste entre las concurridas playas de la ciudad de Tarragona, situadas unos cientos de metros más al sur, y esta deliciosa cala abrigada por acantilados tapizados por un aromático bosque.

Como ya hemos dicho anteriormente, Cala Fonda no dispone de servicios más allá de las señalizaciones oportunas, de modo que no olvidéis llevaros la comida y la bebida para pasar un día completo en la playa.

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