La ciudad romana de Ocuri (conocida como Ocurris) es un yacimiento de gran valor arqueológico e histórico. Se sitúa en el Salto de la Mora, cerro calizo situado a un kilómetro del casco urbano de Ubrique y en pleno Parque Natural Sierra de Grazalema, con lo que el visitante puede disfrutar del paisaje de esta zona de la Sierra de Cádiz.
Su estratégica posición, dominante en altura, afianzada por sus murallas y su extensión nos indican que debió ser un municipio prerromano y romano de gran relevancia, hecho que queda igualmente demostrado por la monumentalidad de los restos arqueológicos que conserva, como el mausoleo, sin paralelos en Andalucía, y las termas, que son las únicas encontradas en la Sierra de Cádiz hasta el momento.
El descubrimiento de este importante yacimiento arqueológico se realizó a finales del siglo XVIII gracias a la intuición de un ubriqueño llamado Juan Vegazo, que compró el terreno con objeto de comprobar si los restos que se veían en aquel cerro podrían compararse a los de la mismísima Pompeya.
Si bien recientes investigaciones han logrado fijar sus orígenes al menos en el siglo VI a.C., la inmensa mayoría de los restos emergidos corresponden a la época romana de la ciudad, con un momento de máximo esplendor en el siglo II d.C.
Hoy, doscientos y pico años después de que Juan Vegazo decidiera sacar a la luz lo que el paso del tiempo se había encargado de ocultar, Ocuri es el yacimiento arqueológico más importante de la Sierra de Cádiz.
El acceso al yacimiento solo es posible con visitas guiadas en los turnos establecidos para la protección del Patrimonio Histórico y Natural. No dudes en consultar sus horarios y tarifas.
En la visita se pueden ver: restos de la arquitectura de la Muralla, además de un edificio de carácter monumental como fue el Mausoleo, la planta de las Termas Romanas, Restos arquitectónicos de viviendas, Cisternas para el almacenaje del agua, parte de una antigua calzada y restos arquitectónicos del Foro Romano.
Características de los restos de la ciudad romana de Ocuri
En los extramuros de la ciudad, como dictaban las leyes sanitarias romanas, se encuentran la necrópolis y su monumento más importante: el mausoleo, sin paralelos en Andalucía. En su interior se alojan una serie de nichos donde se depositaban las urnas con las cenizas de los difuntos, así como las ofrendas de los familiares y posiblemente estatuas.
Foto de Manuel (rutasyfotos.blogspot.com)
A continuación, destaca su muralla ciclópea de origen ibérico, modificada en varias ocasiones y en la que se conservan lienzos hechos «a hueso» (sin mortero) y otros con sillares moldurados que podrían ser de época cartaginesa. En el siglo I ó II d.C. se modificó la entrada para darle un carácter monumental.
Tras la muralla se pueden ver diferentes restos constructivos como varias cisternas de gran capacidad de embalse, el foro con parte de sus «tabernas», restos de viviendas y edificios públicos y sobre todo, en la zona alta, unas impresionantes «termas». La Ciudad Romana de Ocuri debió estar integrada, en época altoimperial, en el «coventus iuridicus gaditanus», organismo administrativo perteneciente a la provincia imperial de la «Bética».
Pocos saben que escondido bajo la tierra, oculto a escasos metros de profundidad, se halla el acueducto más largo de la Hispania romana y probablemente el quinto de todo el imperio. El Acueducto de Gades fue la conducción de agua potable construida por el Imperio romano para abastecer a Gades (antigua Cádiz).
El acueducto es una compleja infraestructura hidráulica de 82 kilómetros ideada para abastecer a Gades de agua y que nace en los manantiales de Tempul, en la sierra de las Cabras, y recorre Arcos, San José del Valle, la campiña de Jerez y Cádiz.
Una obra con 20 siglos, 2.000 años, de antigüedad, que asombra a arqueólogos e ingenieros por su monumentalidad y su técnica.
No se sabe con certeza a qué fecha pertenece, pero se cree que, por las técnicas utilizadas, sería del siglo I. Para levantar un acueducto de esa magnitud, hacía falta mucho dinero y mucho poder político. Y creemos que es del siglo I porque entonces en Gades estaba la familia Balbo, una de las más importantes de la oligarquía gaditana.
El acueducto de Gades destaca por el ingenio puesto en práctica para construirlo y sortear los accidentes geográficos que se interponen entre Tempul y Gades, que en el siglo I era una isla.
La técnica de construcción del Acueducto de Gades
El acueducto se construyó de forma que se mantuviera una pendiente desde el punto de origen del agua hasta su terminal que garantizara que el agua llegaría por sí misma con presión suficiente para abastecer a Gades.
Nada más salir de Tempul hay cerros, y los ingenieros romanos tuvieron que sortear eso. ¿Cómo lo hicieron? Con la Mina de los Cuquillos. La mina es la perforación de la montaña y la construcción de pasajes subterráneos que “garantizaban que el agua llegara limpia y sin contaminación a Gades. Por eso, la mayor parte del trazado del acueducto es subterráneo, aunque se sabe perfectamente por dónde discurre. Está identificado.
Otra de las técnicas empleadas por los ingenieros romanos de Gades fue la de las galerías subterráneas, que se realizaban allí donde no había elevaciones del terreno importantes, como las de El Mimbral.
Al llegar a Los Arquillos, los artífices del acueducto se encontraron con una depresión del terreno, que solventaron con un sifón. El sifón funciona por la lógica de los vasos comunicantes. Es decir, dos depósitos de agua conectados entre sí por su parte inferior, mantendrán el mismo nivel en ambos lados gracias a la presión y la gravedad. Este se encuentra entre Torrecera y Paterna.
Y para salvar una bajada abrupta del terreno, se usaron pozos de resalto, que daban fuerza al agua para que llegara con presión suficiente hasta su recta final: el puente de Suazo en San Fernando y Puerta Tierra en Cádiz, donde el agua llegaba a siete depósitos desde los que se distribuía a las casas de la Gades romana, una de las más pujantes de la Bética.
AQUA DUCTA
AQUA DUCTA es una iniciativa centrada en actuaciones para la valorización patrimonial, económica y social del acueducto romano de la sierra a Gades, sin olvidar diferentes tareas arqueológicas de prospección, limpieza, levantamientos topográficos y fotogrametría en varios de los tramos del acueducto.
Para ello se llevó a cabo la publicación de AQUA DUCTA – Guía para la ruta cultural del acueducto romano del Tempul a Gades (descargar en pdf aquí). Junto a dicha guía también se daba a conocer un vídeo 3D en el que se explicaba con detalle.
Numancia es el nombre de
una ciudad celtíberadesaparecida que se sitúa sobre el
Cerro de la Muela, en Garray, provincia de Soria (Castilla y León). Esta
localización es un punto estratégico
desde el que se domina la llanura, estando delimitado por las montañas del Sistema Ibérico y rodeada por el río Duero y
el río Medancho.
Numancia no es sólo un
yacimiento arqueológico, sino que es además un símbolo de resistencia y de lucha de un pueblo por su libertad.
Fueron los escritores romanos quienes elevaron el comportamiento de los
numantinos a gesta heroica dándole una dimensión universal.
El yacimiento de Numancia, declarado Monumento Nacionalpor Real Orden de 25 de agosto de 1882, es uno de los que más ha aportado al conocimiento del mundo celtibérico, debido al gran número de excavaciones realizadas, contribuyendo con una amplia cantidad de cerámica pintada.
Excavada por Schultten
en 1908, los sucesivos trabajos arqueológicos han descubierto dos ciudades: una más antigua de época celtibérica y, sobre ella, otra
posterior de época romana, acomodada
a la estructura de la anterior. La amplia superficie excavada permite conocer
su trazado con las calles en retícula irregular, sin dejar espacios libres o
plazas.
Actualmente se puede
contemplar el entramado de las calles,
restos de algunas viviendas o la reconstrucción
de sendas casas celtíbera y romana, que convierten su visita en un
auténtico viaje en el tiempo.
El origen del
enfrentamiento con Roma se debe a que, en el año 153 a.C., los numantinos
dan refugio en su ciudad a un grupo de fugitivos de la ciudad de Segeda. Esto
provoca un enfrentamiento con el
ejercito del cónsul romano Quinto Fulvio Nobilior, en el que los numantinos
consiguen derrotar al ejercito romano compuesto por unos 30.000 hombres, pero
en la batalla muere su jefe Caro de Segeda.
Como consecuencia de
esta batalla Roma mantiene durante veinte años continuos ataques contra la
ciudad, hasta que en el año 133 a.C. el
senado manda a Publio Cornelio Escipión Emiliano El Africano Menor, la misión
de destruir Numancia. Para
conseguirlo cerca la ciudad duramente, construyendo a su alrededor un perímetro
con torres, fosos y empalizadas, además de contar con siete campamentos romanos
para aislar a la ciudad.
Después de 15 meses de
asedio y penurias, durante el verano del
año 133 a.C. y acabados los víveres, unos pocos numantinos se entregan al
ejercito romano pero la gran mayoría sabiendo que terminarían siendo esclavos, deciden
incendiar la ciudad y suicidarse.
Esta lucha ha dejado
huella en la lengua española, que acoge el adjetivo
«numantino» con el significado: «Que resiste con tenacidad
hasta el límite, a menudo en condiciones precarias», según la real Academia.
En recuerdo a la ciudad
hispana, se ha dado el nombre de Numancia al Club Deportivo Numancia de Soria, a varios barcos, como por ejemplo
la fragata Numancia y a unidades militares. En 1936 durante la Guerra civil
Española, un regimiento llamado Numancia tomó el pueblo toledano de Azaña, y le
cambió el nombre por el actual de Numancia de la Sagra.
El caballito de Soria
La primera manifestación
de esta figurilla apareció en las excavaciones realizadas en la ciudad
celtibérica de Numancia. Allí encontraron una fíbula, una especie de hebilla de bronce, que representaba a la deidad
de Hipona, el dios celtíbero de los caballos. Además este símbolo también se
encontró en numerosas vasijas y utensilios que utilizó este pueblo.
El caballito de Soria, además de ser el símbolo que ha utilizado una famosa
joyería soriana para una de sus colecciones es símbolo de la productora
Numancia, la que se encarga de la serie “En tiempos revueltos”, emitida
actualmente.
Segóbriga es una antigua ciudad romana cerca de Saelices, en la provincia de Cuenca. Es posiblemente uno de los sitios arqueológicos más importantes de la meseta española, y uno de los lugares más conocidos e importantes de la provincia de Cuenca.
La ciudad romana de
Segóbriga nos traslada al pasado con su excelente
estado de conservación. Un impresionante patrimonio: el foro, el teatro, el
anfiteatro, las termas monumentales… Multitud de construcciones y monumentos
emblemáticos nacidos del esplendor que
tuvo esta villa entre los siglos I a.C. y III d.C.
Actualmente,
son visitables el
acueducto, las necrópolis, la ciudad, el teatro, la muralla y puerta principal,
el criptopórtico del foro, las termas del teatro, la basílica, el foro, el aula
basilical, las termas monumentales, la acrópolis, la casa del procurador
minero, el anfiteatro, el circo y la basílica visigoda.
No te puedes olvidar de pasar a ver el Museo, donde se puede observar un mapa del Imperio, así como aprender información sobre el origen de la ciudad, su herencia de Roma, su decadencia y abandono, su sociedad, el distrito minero, sus monumentos, la vida cotidiana o la religión. Muy interesante.
Origen e Historia de la ciudad romana de Segóbriga
El nombre Segóbriga deriva de dos palabras: «Sego» que
significa victoria y «briga» que significa fortaleza de la ciudad.
Este enclave sería Inicialmente un castro celtibérico. Tras la conquista
romana, a inicios del siglo II a. C. se convirtió en un oppidum o ciudad
celtibérica. Tras las Guerras de Sertorio, hacia el 70 a. C. pasó a controlar
un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta, cuando
Plinio la consideró “caput Celtiberiae” o inicio de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto,
poco antes del cambio de Era, dejo de ser ciudad estipendiaría, que pagaba
tributo a Roma, y se convirtió en municipium
o población de ciudadanos romanos. Fue entonces cuando se produjo el gran
desarrollo que tuvo Segóbriga, principalmente por su excelente comunicación y por ser centro de explotación de minas de “lapis specularis”.
Junto a la ciudad
atravesaban varias calzadas importantes
como la que unía Cartago Nova con Complutum. También era importante la conexión
que tenía con Toletum y Segontia.
Por otro lado, la
conocida piedra de yeso cristalizada abundaba en la zona (lapis specularis), lo
cual supuso una fuente importante de
abastecimiento y le otorgó un gran crecimiento. Esto es debido a su uso en
los edificios romanos tanto en ventanas como suelos, ya que es transparente.
Segóbriga fue impulsada por el emperador Augusto.
Esta grandeza ha
permitido que aún hoy queden importantes y bien conservados restos que acercan
Roma a la época actual y la posibilidad de ser testigos de la potencia cultural
del imperio también en la meseta. Segóbriga llegó a albergar un teatro, anfiteatro,
utilizado para las grandes fiestas, termas públicas, templos, destinados al
culto imperial, mercados…hasta convertirse en punto de referencia de la Meseta como vida urbana al estilo romano.
Historia
de la ciudad romana de Segóbriga
Este enclave sería Inicialmente un castro celtibérico. Tras la conquista
romana, a inicios del siglo II a. C. se convirtió en un oppidum o ciudad
celtibérica. Tras las Guerras de Sertorio, hacia el 70 a. C. pasó a controlar
un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta, cuando
Plinio la consideró “caput Celtiberiae” o inicio
de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto, poco antes del cambio de Era, dejo de ser
ciudad estipendiaría, que pagaba tributo a Roma, y se convirtió en municipium o
población de ciudadanos romanos. Fue
entonces cuando se produjo su auge
económico como cruce de comunicaciones y centro minero de lapis specularis
o yeso traslúcido utilizado para cerrar ventanas. Aprovechando este auge se
inicia hacia el 80 a. C. un programa de construcciones
monumentales que le confieren el aspecto como nos la encontramos en la
actualidad.
En el siglo IV se abandonan sus
principales monumentos convirtiéndose en un centro rural.
En época visigoda, a partir del siglo V, era todavía una ciudad importante,
con obispos que acudían a los concilios de Toledo entre los años 589 y el 693
d. C. De estos años data una gran basílica y la extensa necrópolis que la
circunda. La decadencia de la ciudad prosiguió en época islámica, si bien en esta época se construyó una
fortificación árabe en la cumbre del cerro sobre el que se sitúa la ciudad.
Tras la Reconquista, la población se desplazó al actual pueblo de Saelices
y el lugar pasó a denominarse Cabeza del Griego, quedando reducido a una
pequeña población rural dependiente de la Villa de Uclés.
¿Cómo
era la ciudad romana de Segóbriga?
La población estaba
rodeada de una muralla de 1300
metros de longitud, la cual constaba de tres puertas, una norte, otra este y otra oeste. Para hacer una idea de
la distribución en Segóbriga, de la puerta norte salía una calle dirección
norte-sur, el kardo maximus. Esta
era la principal vía de la ciudad, desde la que emergían calles perpendiculares
en sentido este-oeste o decumani. A ambos lados de la vía de entrada a la
puerta principal de la ciudad, se construyeron dos de los edificios más
representativos: el teatro y el anfiteatro.
El teatro se inauguró hacia el año 79 d.C., en tiempos de Vespasiano y
Tito. Se conserva muy bien su graderío o cavea, el cual se dividía en tres
zonas separadas con corredores para diferenciar las diferentes clases sociales.
La zona inferior mantiene la orchestra y el tablado o proscaenium, que era la
madera existente sobre los pilares de piedra. Estaba decorado con hermosas
esculturas y columnas que le conferían un elegante y monumental aspecto.
El anfiteatro se levantó en la misma época que el teatro. Fueron
utilizados hasta el siglo III d.C., ya que en el IV d.C. se les confirió un uso
agrario. El edificio mide 75 metros de largo, albergando capacidad para 5.500
espectadores. Su arena poseía 1100 metros cuadrados, estando separada de las
gradas por un alto pódium, el cual otorgaba mayor seguridad a los asistentes.
En los extremos se ubicaban las carceres, es decir, las habitaciones destinadas
a las fieras que participaban en los espectáculos.
Tras cruzar
imaginariamente lo que en su día fue la puerta principal del yacimiento, nos
desplazamos a la izquierda para observar el critopórtico del foro. Se trata de una estructura bajo tierra que
sostenía el pórtico norte del foro. Se pueden contemplar todavía los basamentos
que lo sustentaron.
Seguimos recto hasta dar
a parar con las termas del teatro,
construidas a finales del siglo I a.C. Se hallaba en el decumanus maximus,
principal vía de recorrido este-oeste, donde se accedía al recinto a través de
una escalera.
Respecto con el foro o plaza pública de Segobriga, el
centro social y político de la época, en el año 15 a.C. ya estaba realizado. El
centro del espacio lo presidía un monumento del que casi no quedan restos.
Importantes personalidades colocaban estatuas sobre pedestales en el pavimento
y los pórticos, conservándose
todavía algunas de ellas. Rodeando la plaza había pórticos laterales,
sostenidos por bellas columnas. Al sur se hallaba la Curia y las tabernae. Al este se accedía a la basílica, espacio donde se realizaban las transacciones comerciales
más importantes y donde se administraba justicia. Construida al mismo tiempo
que el foro, se trata de uno de los edificios más grandes de la localidad, pues
constaba de tres naves separadas por filas de columnas.
Al otro lado del kardo
maximus, frente al foro, nos encontramos el aula basilical. Se accedía desde esta importante vía mediante una
escalinata ya desaparecida. En época de Vespasiano (69-79 d.C.) se alzó esta
gran construcción dedicada a los negocios del conocido mineral lapis specularis.
A espaldas del aula basilical hallamos las termas
monumentales. Estos espacios públicos destinados al baño se comenzaron a
usar en el último tercio del siglo I d.C. De disposición lineal, se utilizaban
como lugares de ocio, encuentro y negocios.
Giramos a la derecha
para llegar a la vivienda de Caio Iulio
Silvano, importante personalidad de la ciudad que levantó su casa a
principios del siglo III. Se conocen, a día de hoy, tres estancias del
inmueble. La más conocida, sin duda, es la que alberga el mosaico geométrico. Se descubrió en una campaña de excavaciones en
1998. Está realizado con teselas negras y blancas, siendo una réplica del
original, que se encuentra en el centro de interpretación. También es conocida
como la Casa del Procurador Minero.
Muy cerca nos acercamos
a la ermita de la Virgen de los Remedios.
Otro punto importante de
la ciudad son los restos del antiguo
circo, edificio destinado a los espectáculos. Se levantó en el siglo II y
era el lugar usado para realizar las carreras
de carros. Para construir el circo se tuvo que desmantelar una necrópolis
de incineración, de la cual se encontraron objetos como la estela funeraria de
la escalva Iucunda.
Siguiendo por esta zona aterrizamos en la basílica visigoda, uno de los edificios más famosos de todo el parque arqueológico, ya que fue el primero en ser excavado. Se levantó a finales del siglo IV o principios del siglo V, sufriendo posteriormente varias modificaciones. Hablamos de un templo con tres naves divididas por diez columnas en ambos lados, con crucero central y ábside de planta de herradura.
El Cementerio de Monturque (Córdoba), también llamado de San Rafael, es uno de los camposantos más significativos del continente, estando incluido en la Ruta Europea de Cementerios, un Itinerario Cultural del Consejo de Europa del que forman parte 63 cementerios en 50 ciudades de 20 países de Europa y que pretenden mostrar estos espacios como grandes museos al aire libre.
El Cementerio Municipal de Monturque es el único en España con una zona arqueológica declarada Bien de Interés Cultural. Fue candidato al mejor cementerio de España dentro de los premios impartidos por la revista Adiós Cultural 2017.
Foto de José Luis García
Construido
en consonancia con el resto de la arquitectura de la zona, el Cementerio Municipal
de Monturque resulta, con sus muros blancos, una clara representación de la arquitectura popular andaluza.
Lo mayor singularidad de este pequeño cementerio radica en albergar en el subsuelo el conjunto monumental de las Cisternas Romanas, una construcción hidráulica de finales del siglo I d.C., siendo las más grandes conservadas en España. Su cometido era para la recogida de agua de lluvia.
Con
motivo una epidemia, que acabo con muchos de los ciudadanos de Monturque, se
hizo necesaria la ampliación del recinto funerario. Ésta ampliación dejo al
descubierto, en 1885, las famosas
cisternas romanas con aspecto de chimeneas. De entre todo el conjunto, por sus
dimensiones, destaca la conocida como La
Gran Cisterna.
Dentro
del casco urbano de Monturque y con un emplazamiento
privilegiado, se encuentra el cementerio que, situado junto a la parroquia
de San Mateo, ocupa lo que sería la plaza del foro de la ciudad romana que
existió.
El
cementerio se constituyó conforme a la arquitectura
popular; nichos primorosamente enjalbegados se adosan a las paredes del
recinto y dejan el patio central para las inhumaciones.
Los nichos tienen la ornamentación propia de los cementerios, las losas que presentan son de granito o mármol, sobre ellas el nombre de quien mora en su interior y símbolos religiosos. Una pequeña repisa sobresale de ella en las que los vecinos de Monturque depositan las flores para sus seres queridos.
La vegetación también tiene protagonismo aquí,
naranjos, cipreses, arbustos y árboles con porte contrastan por su verdor con
el luminoso blanco que cubre todo el recinto. La puerta de acceso es de
sencilla factura y se encuentra ubicada entre sendos pilares de piedra
culminados con sendas cruces latinas.
En el mes de noviembre, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, tiene lugar en Monturque la celebración de las jornadas Munda Mortis, las únicas que se realizan en España dedicadas a la muerte, el turismo y los cementerios, siendo Monturque pionero en el desarrollo del denominado necroturismo o turismo de cementerios. El cementerio de encuentra abierto de lunes a domingo. Horario de verano: 8:30 -20:30. Horario de invierno: 8:30-18:30.
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