LA AUTÉNTICA PAELLA DE VALENCIA: platos típicos con tradición

19 marzo, 2014 at 21:27

Paella de Valencia

La paella es uno de los platos más populares de España, aunque es una creación gastronómica que emergió en Valencia, y para ser más precisos, en las lagunas de la Albufera, resultado de las filtraciones naturales de las aguas de la costa mediterránea valenciana.

En la mayoría de los restaurantes del mundo en los que aparece el plato en la carta, se sirve con frutos de mar. Y no es que esto sea un error; dado que la riqueza de los ingredientes mediterráneos permitió hacer variaciones a la preparación inicial; no obstante, es muy importante que sepas que la paella original no lleva calamares ni langostinos; la genuina receta, y con el perdón de los vegetarianos, es mucho más sustanciosa, porque incluye pollo, conejo y verduras.

El arroz, miles de años antes de aparecer en occidente, ya era un producto esencial en la dieta del lejano oriente.

Carlos Azcoytia en su trabajo llamado «Una aproximación a la historia del arroz en occidente y la paella», afirma que los omeyas, entre los siglos VIII y IX, trajeron esta sabrosa gramínea a España.

Fueron ellos quienes supieron sacar provecho de sus técnicas agrícolas para rentabilizar las pantanosas tierras de la Albufera, que hasta ese momento nadie había explotado.

Sin embargo, la paella como tal recién empieza a aparecer en los documentos en el siglo XVIII.

Aunque Dionisio Pérez afirme que la verdadera paella contenía anguila, caracoles y judías verdes; sabemos que la riqueza de la Huerta de Valencia multiplicó sus variantes.

En Valencia se entendió popularmente la receta que llevaba, además de judías y caracoles, pollo, conejo y carne. Y claro no podemos olvidarnos del azafrán, herencia árabe que condimenta la paella

En su libro «La cocina española antigua» (1913), Emilia Pardo Bazán menciona: «…hay que otorgar la presidencia al arroz, que es uno de los triunfos de la cocina española sobre la extranjera, y cabe asegurar que en ninguna parte se condimenta el arroz como en España, y en especial en su costa levantina, Valencia y Alicante»

El origen

Carlos Azcoytia realizó una investigación sobre Opera, la obra de Bartolomeo Scappi , un cocinero personal del papa Pío V. En ella encontró unos grabados de utensilios de cocina, algunos de estos con el nombre de padella, muy parecidos a las sartenes en donde hoy en día se elabora la paella.

Opera di M. Bartolomeo Scappi

Opera di M. Bartolomeo Scappi_Padell

Esto hace suponer que con el dominio español sobre Italia, entre los siglos XVI y XVII, algún emigrante italiano, en busca de mejores oportunidades, trajo aquél maravilloso utensilio a la península ibérica; y posiblemente, los campesinos de la Albufera, comenzaron a usar la padella para hacer una suculenta cocción de arroz y conejo, productos que abundaban en tierras valencianas.

De esta forma, la paella como tal, es una sartén a la que se le ha suprimido el mango y en su lugar se le han fijado dos asas, para que soporte el peso del guiso. Ha de ser de un diámetro mínimo de unos 30 centímetros y no muy honda, con unos bordes de 7 o 12 centímetros, en función a su diámetro.

RECETA CASERA DE LA AUTÉNTICA PAELLA VALENCIANA

Existe una gran polémica sobre la auténtica receta de paella. Al ser un plato popular, cada cual puede hacer la paella con los ingredientes que tenga a su disposición: pollo, conejo, caracoles, pato, verduras de un tipo o de otro, caldo o agua…

Como ya hemos dicho, según cada región de España, se puede elaborar la paella con diferentes ingredientes.

Aquí te dejamos un video de la que nos parece una  de las recetas más auténticas y caseras de Valencia, una de las más tradicionales y que se puede cocinar en cualquier casa de Valencia.

http://youtu.be/1QpvPXWSu90.


COCIDO MADRILEÑO: platos típicos con tradición

7 enero, 2014 at 10:49

COCIDO MADRILEÑO

El cocido madrileño es uno de los platos más representativos de la cocina de Madrid. Consiste en un guiso cuyo ingrediente principal son los garbanzos y los secundarios, aunque con gran protagonismo, diversas verduras, carnes y tocino de cerdo con algún embutido.

Es uno de los platos más conocidos y con más tradición de la gastronomía mediterránea, en particular se suele hablar o nombrar más el cocido madrileño tal vez por costumbre, pero existen multitud de tipos de cocido con la misma tradición que se consumen por toda la geografía de nuestro país, como el cocido andaluz o el cocido lebaniego entre otros.

Su origen es humilde y era consumido inicialmente por clases más bajas, llegando poco a poco a la alta sociedad debido a su inclusión en los menús de los restaurantes. No se conoce su origen, considerándose que es un plato creado empíricamente, a través de la experiencia de las generaciones que lo fueron modelando. Comparte origen con el «cocido montañés» o el cocido maragato, entre otros cocidos y potajes que se realizan en toda la geografía española, y algunos autores lo consideran una evolución del árabe cous-cous, otros de la Olla Podrida y otros de la adafina hebrea. La popularidad de esta receta se ha extendido desde Madrid al resto de España. El garbanzo fue introducido en España en la época de Cartago y posteriormente utilizado en los cocidos sefarditas de la edad medieval.

La historia de un plato tan castizo como el cocido madrileño tiene varias versiones. La más seguida por los historiadores culinarios es que se trata de una evolución de la Olla Podrida Manchega. Este plato era frecuentemente mencionado en gran parte de la literatura del Siglo de Oro como, por ejemplo, en El Quijote. Ya a finales del siglo XVII se le empezó a llamar cocido madrileño y así ha sido hasta el día de hoy.

Se trata de un plato único, habitual en los meses fríos de invierno. La forma más clásica de servirlo a los comensales es separando sus ingredientes, ya cocidos, en tres servicios claramente separados. Estos servicios se denominan tradicionalmente como vuelcos: el primero contiene el caldo resultante de la cocción de todos los ingredientes, el segundo le corresponde a los garbanzos junto con las verduras y patatas y el tercero, denominado el de las viandas, se trata del que contiene las carnes. Se come en este orden. En la actualidad es un plato frecuente en los restaurantes madrileños y se resume en dos vuelcos (primer plato: sopa y segundo plato: garbanzos y carne).

El cocido madrileño ha traspasado fronteras, llegando incluso hasta tierras estadounidenses. En Washington existe una asociación culinaria de principios del siglo XX (Club Congresional Cook) donde tienen la receta del cocido madrileño firmada por Alfonso XIII. Parece ser que dicha receta fue transmitida por radio.

RECETA CASERA DEL COCIDO MADRILEÑO

INGREDIENTES ( de 4 a 6 personas):

– 500  a 700 gr.de garbanzos castellanos (a mi me gustan estos).

– un repollo mediano.

– 4 patatas.

– 2 o 3 zanahorias.

– media gallina.

–  500 gr. de carne de ternera morcillo, zancarrón, jarrete o garreta en cada sitio lo llaman de una manera.

– dos  huesos de ternera de caña o rodilla.

– dos  huesos de espinazo salado.

– un  trozo de tocino.

– dos chorizos.

– dos morcillas.

– dos huesos buenos de jamón.

– fideos para la sopa. (yo pongo un puñado por cada uno).

– un manojo de cebolla tierna o cebolleta, guindillas.

Preparación:

Lo primero que tenemos que hacer es poner los garbanzos a remojo con una cucharada de sal  la noche anterior.

A la hora de poner el cocido pondremos en la olla (yo lo hago en la olla exprés rápida) el agua y echamos la gallina, carne, tocino y los huesos de jamón, espinazo y ternera. No ponemos sal ya que los huesos ya la llevan, así que luego probaremos de sal, dejamos que hierva y le vamos quitando la espuma, a continuación tapamos la olla y dejamos que cueza durante 15 minutos.

Mientras en otra olla normal, con el agua hirviendo, pondremos el repollo troceado con un poquito de sal y le añadimos el chorizo. La morcilla la echamos cuando el repollo casi ya esté. Unos 5 minutos antes, para que no se deshaga, cuando el repollo este blandito lo retiramos y lo escurrimos, apartamos el chorizo y la morcilla a un plato y el repollo lo rehogamos en una sartén junto con unos ajitos y un poquito de pimentón.

Pasados los 15 minutos abrimos la olla rápida, y le agregamos los garbanzos bien lavados y las zanahorias. Tapamos y dejamos cocer otros 10 minutos, volvemos a abrir y añadimos la patata y tapamos de nuevo para cocer unos 5 minutos más, todo esto es para que no se deshagan o queden duros los diferentes ingredientes, puesto que cada uno necesita su tiempo para estar en su punto. Llegado este momento probamos de sal y rectificamos si es necesario.

Ahora pondremos el caldo para hacer la sopa en una olla normal, como os he dicho en los ingredientes yo suelo ponerle un puñado de fideos por persona y el fideo cabellin, el más fino, aunque esto va en gustos.

A la hora de servir a mi me gusta poner cada cosa de una manera, la sopa en su sopera correspondiente, los garbanzos con la patata y zanahoria en una fuente, el repollo en otra y las carnes en otra, también lo acompaño con cebolletas y guindillas en vinagre y algunas veces me gusta poner salsa de tomate frito.

En Madrid, hay quien le pone al cocido unos rellenos que se hacen con huevo, pan rallado, perejil, ajo picadito y sal. Todo esto se mezcla y se fríe, después se le añade al caldo, junto con los fideos para hacer la sopa.

Y ya tenemos nuestro cocido ahora solo nos falta un buen vino, una hogaza de pan y una buena siesta!!!!

.


EL AJOBLANCO: platos típicos con tradición

27 septiembre, 2013 at 10:48

AJO BLANCO

El ajoblanco (escrito también a veces como ajo blanco) es una sopa fría muy popular de la cocina andaluza  y extremeña. Se compone de pan, almendras molidas (en tiempos de escasez, como en la posguerra, se ha venido usando en ciertas zonas harina de habas secas), ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón.

Esta receta podía haber tenido su origen en la gastronomía romana. Sus ingredientes son muy comunes a los que abastecían a la sociedad en la Antigüedad. Lo que explicaría también por qué se ha popularizado en estas zonas de la Península Ibérica, ya que los romanos construyeron sus posiciones más importantes en Extremadura y Andalucía.

Existen referencias de este alimento en los antiguos romances del siglo XII, en los estudios sobre Al-Ándalus y por supuesto en El Quijote.

Receta muy sencilla de elaborar y además muy nutritiva en verano, ya que se usaba en épocas de mucho calor, cuando el hombre y la mujer trabajaban en el campo mano a mano, con pocas ayudas tecnológicas y lo único que tenían eran sus manos y algunas aperos de labranza.

Esta comida siempre se ha considerado un plato humilde sirviendo de abastecimiento a las familias durante la Guerra Civil y posterior Pos-Guerra Española. Algo que no quita que sea un plato rico y muy nutritivo.

En ciertas zonas de la vega granadina es costumbre tomarlo como acompañamiento de una buena «papa asá» (patata asada). Al tomarlo de esta forma se hace más líquido para poderlo beber directamente de un vaso.

En Málaga se sirve con uvas de moscatel y a veces trozos de manzana o de melón. Hoy en día el ajoblanco también se sirve con otras combinaciones dentro de lo que se denomina cocina creativa.

El día del ajoblanco, Almáchar (Málaga)

En los años sesenta, llegar por carretera desde la capital malagueña hasta Almáchar era una auténtica odisea, con más de sesenta kilómetros de recorrido, a través de Vélez-Málaga. Por este motivo, en 1968, al corresponsal de TVE y vecino del municipio axárquico, Manuel España Lobo, se le ocurrió organizar una fiesta, dando a degustar el plato más típico del pueblo, el ajoblanco, a la que invitó a las principales autoridades de aquella época, para convencerlas así de la necesidad de conectar por carretera Almáchar con el vecino Moclinejo.

De ahí surgió el Día del Ajoblanco, la más veterana de las fiestas gastronómicas de la comarca más oriental de la provincia y hoy en día se sigue celebrando todos los primeros de Septiembre. Esta festividad es un gran reclamo turístico para este pequeño municipio del interior de la Axarquía, cuyos apenas 1.900 vecinos viven fundamentalmente del cultivo de las vides de uva moscatel. Como cada primer sábado del mes de septiembre, las escarpadas y estrechas calles de Almáchar se convierten en un hervidero de gente, con más de diez mil personas que, a lo largo de toda la jornada  pueden disfrutar de la degustación gratuita de dos mil litros de la típica sopa fría elaborada a base de almendras.

Esta festividad está declarada como de interés turístico nacional de Andalucía y de singularidad turística provincial.

RECETA CASERA DEL AJOBLANCO

Los ingredientes para 1 litro:

100 gr. de almendra sin tostar

2 dientes de ajo

1 litro de agua fresca

150 gr. de miga de pan

100 ml. de aceite de oliva virgen extra (AOVE)

30 ml. de vinagre de vino blanco

Una pizca de sal

Preparación:

Primero debemos poner a remojo el pan si es que lo tenemos duro. Ponemos un par de rebanadas de pan de payés en agua fría para que la miga se ablande. Cuando esté maleable, la apartamos de la costra y la reservamos.

Mientras, habremos puesto a hervir una olla con agua. Cuando hierva, ponemos las almendras en un colador y les damos un par de escaldadas con un cucharón, es decir, les tiramos por encima dos o tres cucharones de agua hirviendo. Dejamos enfriar unos minutos y las pelamos.

La forma tradicional de elaboración del ajoblanco manda majar en un mortero los ajos y las almendras con un poco de sal. Luego añadir el pan remojado y hacer una pasta a la que le vamos añadiendo el aceite para que ligue. Se le añade entonces el vinagre y finalmente el agua bien fresca.

Otra opción, igualmente eficaz a mi modo de ver, es poner en un vaso de batidora las almendras bien peladas y batirlas con los dos dientes de ajo y un poco de agua fría que tengamos en la nevera. Batimos bien, le añadimos la miga de pan, el aceite y el vinagre y seguimos batiendo. Finalmente acabamos de poner el agua necesaria, rectificamos de sal y dejamos enfriar en la nevera.

.


YEMAS DE SANTA TERESA: productos auténticos de la tierra

30 agosto, 2013 at 10:48

 

yemas-de-santa-teresa-4

Las Yemas de Santa Teresa son uno de los dulces más representativos de la provincia de Ávila (Castilla y León). Un dulce tradicional hecho a partir de yemas de huevo, azúcar y limón, en ocasiones lo vemos con zumo de limón y otras veces sencillamente infusionando la piel del cítrico. El resultado son unas bolitas anaranjadas cubiertas con azúcar glas, con una fina capa crujiente, provocada por el endurecimiento del azúcar, y muy suaves en el interior, un bocado que se funde en el paladar.

Las Yemas poseen un origen árabe. Existen varias teorías acerca del comienzo de la fabricación de las Yemas de la ciudad de Ávila. Algunos dicen que es un producto de origen monacal elaborado por monjas antes de la Reforma Carmelitana, que adquiere popularidad durante la vida de Santa Teresa de Jesús. Posteriormente la fórmula se consolidó en las pastelerías de la ciudad de Ávila y de forma tradicional, artesana y secreta, se fue transmitiendo de padres a hijos.

Por el contrario, otra teoría dice que este origen es incorrecto, pues las Yemas comienzan a fabricarse en las pastelerías. Según algunas fuentes comenzaron a fabricarse, hace 130 años por Don Isabelo Sánchez, dueño de una de las pastelerías de Ávila que aún existe (La Flor de Castilla), y que corresponden a las hoy denominadas Yemas de Santa Teresa. El nombre de Yemas de Santa Teresa que adquieren es debido a que Ávila es una ciudad convento donde se respira un aire teresiano en todas las esquinas.

yemas-de-santa-teresa-6

Esta tradición artesanal, ha sido un secreto transmitido boca a boca, de padres a hijos, y ha permitido la elaboración de forma idéntica a lo largo de los años. Antiguamente se fabricaban y vendían 100 cajas diariamente, y no llegaba a todos los que querían adquirirlas. Por esta razón, según cuentan, hace unos 20 años surgieron las Yemas de Ávila con el fin de abastecer esta escasez.

La popularidad de este dulce lo ha convertido en la actualidad en una especie de souvenir ligado a la ciudad de Ávila.

Las Yemas de Santa Teresa están registradas bajo una Marca Comercial, que se distinguen por un sencillo jeroglífico que lleva en el interior de la caja. Aunque se pueden encontrar a lo largo de toda la provincia, no se asegura que posean las características típicas de las Yemas que se adquieren en la ciudad, ya que aunque su composición básica y aspecto sean idénticos, su sabor difiere ligeramente dependiendo del establecimiento productor.

Una de las pastelerías tradicionales más populares de Ávila y donde son fabricadas las Yemas de Santa Teresa es La Flor de Castilla, ubicada en el casco histórico de la ciudad de Ávila. Fundada en la segunda mitad del siglo XIX la pastelería comenzó a elaborar en su obrador, en 1860, las Yemas de Santa Teresa o conocidas también, como las Yemas de Ávila.

la-flor-de-castilla-1860-2

RECETA CASERA DE LAS YEMAS DE SANTA TERESA

Ingredientes para 4 personas:

12 yemas de huevos

100 g de azúcar glasé

150 g de azúcar

1 ramita de canela

la corteza de un limón

Preparación:

Pon en una olla 10 cucharadas de agua, el azúcar y la canela. Con estos ingredientes, haz un almíbar a punto de bola.

Ahora bate en un bol grande 11 yemas junto con un huevo entero y la ralladura de limón.

Cuando el almíbar esté en su punto, añádele el batido anterior y sigue cociendo, sin cesar de batir, hasta que las yemas se cuajen. Para saber si el almíbar ha alcanzado el “punto de bola”, toma un poco entre los dedos. Si eres capaz de formar una bolita con ellos, entonces el almíbar estará en su punto.

Retira la olla del fuego y vierte la masa sobre una superficie lisa y espolvoreada con azúcar glass.

Trabaja bien la masa y forma un rollo alargado. Espolvoréalo y córtalo en 24 porciones de igual tamaño.

Forma las yemas con las manos, rebózalas con más azúcar glass y colócalas en moldes de papel para magdalenas pequeñas, también llamados “pirotines”.
.


EL SOBAO PASIEGO: productos auténticos de la tierra

1 agosto, 2013 at 21:22

Sobao Pasiego de Cantabria

El sobao o sobao pasiego es un producto típico de los Valles Pasiego (Cantabria) y su producción es originaria del municipio Vega de Pa,   en el límite de Cantabria con Burgos, en el nacimiento del río Pas, al que debe su nombre. La comarca se caracteriza por inviernos fuertes y veranos cálidos, con abundantes lluvias durante todo el año.

Según distintos autores, el Sobao era una torta que se hacía primitivamente con masa de pan (para aprovechar las sobras), azúcar y mantequilla. Este Sobao antiguo se mejoró por la adición de huevos, cáscara de limón rallada y anís o ron. El gran salto en la elaboración del Sobao se produjo con la sustitución de la masa de pan por harina de trigo de buena calidad, además de otras variantes cuantitativas en los demás ingredientes.

El sobao es una delicia tanto para desayunos, postres ó meriendas. En toda Cantabria se elabora este producto, ya que es el producto típico por excelencia, junto con las anchoas y la quesada. Productos típicos tradicionales. En Selaya hay dos empresas muy famosas como son Joselín y El Macho. En La Vega, sobaos Ortiz.

La Asociación de Fabricantes de Sobaos Pasiegos y Quesadas de Cantabria se sienten orgullosos de poder decir que este típico producto de la repostería cántabra se ha añadido a la lista de productos con Denominación de Origen Protegida (AOP) e Indicación Geográfica Protegida (IGP) por la Comisión Europea.

RECETA CASERA DEL SOBAO PASIEGO

En primer lugar, necesitamos los siguientes ingredientes:

250 gramos de mantequilla
ralladura de un limón
3 huevos
250 gramos de harina
250 gramos de azúcar
2 cucharaditas de levadura
1 cucharada de ron
Sal

Para entender correctamente dónde reside el secreto de la receta del sobao pasiego podemos aprovechar el origen de su nombre. Para elaborar un auténtico sobao hay que llevar a cabo un amasamiento muy minucioso de los ingredientes. Se dice que «hay que sobar bien la masa» para obtener un buen resultado y de esta acción de sobar la mezcla es de donde viene el nombre del postre.

Los ingredientes que debemos tener en nuestra cocina son harina (250 gr), azúcar (250 gr), mantequilla (250 gr), huevos (3), ron (una cucharada), sal y levadura en polvo (dos cucharadas pequeñas). El primer paso es trabajar la mantequilla, ligeramente reblandecida, con el azúcar, la ralladura de limón, una pizca de sal, los huevos batidos y el ron. Todos ellos deben ser bien trabajados con las manos hasta que estén perfectamente mezclados.

Por otro lado hay que mezclar la harina con la levadura en polvo y después añadirlo a la pasta anterior. Una vez que tengamos formada una masa homogénea hay que preparar unos moldes de papel que llenaremos hasta la mitad con la pasta que hemos creado.

Unos cinco minutos antes de introducir los moldes en el horno, deberemos haberlo encendido a una temperatura de 180 ºC. Pasado este tiempo los introducimos dentro y esperamos 15 minutos, hasta que veamos que han adquirido un color dorado. En este paso es esencial retirarlos del horno antes de que queden resecos, puesto que perderían su esencia.

Sólo falta dejarlos enfriar y ya podemos hincar el diente a nuestro sobao.

.