La Cueva de Daina (en catalán Cova d’en Daina) es un dolmen de granito de grandes dimensiones construido entre 2700 a. C. y 2200 a. C. Está considerado como uno de los dólmenes más conocidos e importantes de Cataluña. Se encuentra en la comarca del Ampurdán, principal zona de Cataluña con monumentos megalíticos. Concretamente se sitúa en las afueras del núcleo urbano de Romanyá de la Selva, en el macizo de las Gavarres.
La cueva de Daina destaca
también por ser uno de los monumentos
funerarios más representativos de su tipología, llamado sepulcro de
“galería catalana” o “corredor ancho”.
En las proximidades se
puede acceder a otras dos estructuras megalíticas, no tan impresionantes, pero
que, dada la cercanía, merece la pena visitar: el menhir de Mutra y la cista de la carretera.
Historia
El conjunto fue descubierto en los años 1900 por el
antiguo propietario de los terrenos Pere Cama i Casa. En 1957, las excavaciones
promovidas por Lluís Esteva Cruañas hallaron numerosos huesos, dientes, siete
puntas de flecha de sílex, fragmentos de cuchillo, trozos de cerámica y cuentas
de collar.
El conjunto fue declarado en 1931 Monumento Nacional, y
tanto por su aspecto como su localización su visita familiar es interesante y
además permite descubrir una reliquia milenaria al alcance de todo el mundo.
Arquitectura
Se trata de un conjunto megalítico de grandes dimensiones, siguiendo una
estructura típica de cámara y galería de acceso formado por grandes bloques de
granito, y también se ven los grandes bloques que formaban la cubierta.
El recinto megalítico
está protegido por un crómlech en forma
de anillo externo de 11 metros de diámetro formado por grandes piedras de
granito. El dolmen mide 7,60 m de largo por 1,70 m de ancho y 1,50 m de alto.
La cámara funeraria, de forma rectangular, está separada de la galería por tres piezas que conforman la puerta de entrada. Este tipo de sepulcros de “galería catalana” son propios del Neolítico final y responden a una evolución de los “sepulcros de corredor”. Están formados por una cámara geométrica donde se depositaban los restos humanos y los ajuares, y un corredor que casi tiene el mismo ancho que la cámara.
La Basílica de Nuestra
Señora del Pilar es el edificio más representativo de Zaragoza, el templo barroco más grande de España y
uno de los centros de peregrinación más importantes del país.
Se considera el primer templo de culto mariano de la
Cristiandad y en él se conserva la columna (o pilar) que la Virgen María,
la noche del 2 de enero del año 40, entregó al apóstol Santiago cuando éste se
encontraba a orillas del río Ebro convirtiendo a los primeros cristianos. Según
la tradición, la Virgen en vida vino a Zaragoza a confortar y animar al apóstol
en su empresa y al entregarle la columna le pidió que sobre ella levantase una
capilla en la que se venerase su imagen.
Los aragoneses suelen llamar a la virgen “la Pilarica” ya que, a pesar de la importancia de la talla de la Virgen del Pilar, apenas mide unos 36 centímetros.
El edificio presenta planta rectangular de salón con tres naves
de igual altura, siendo más ancha la central, y capillas entre contrafuertes
rodeando todo el perímetro del templo. Se plantea de este modo como iglesia de peregrinación para circular
por ella sin molestar el culto. Cuenta con diferentes tipos de cubiertas (bóvedas, cúpulas) que se
alternan de forma dinámica sobre gruesos pilares de sección cuadrada, salvo los
que soportan la gran cúpula central que son poligonales. Los muros se articulan a base de pilastras
que enmarcan las embocaduras de las capillas. La decoración interior es obra de Ventura Rodríguez, quien siguiendo
tendencias clasicistas, sustituyó los elementos decorativos de estilo barroco
que se proyectaron en origen.
Origen e Historia de la Basílica del Pilar
Según la tradición hubo
una capilla primitiva que fue sustituida
por un templo románico, tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I. En el
año 1434 quedó prácticamente destruido por un incendio por lo que inició la
construcción de un nuevo templo para
sustituirlo. De esta construcción románica tan solo se conserva un tímpano con
un crismón labrado en piedra, que está colocado en el muro sur de la plaza
junto a la puerta baja.
En 1515 finaliza la construcción de la nueva iglesia
gótico-mudéjar que sustituyó al dañado templo románico. La iglesia era
bastante amplia y constaba de una única nave y un pequeño claustro donde estaba
la capilla del Pilar. De esta época es el retablo de alabastro del altar mayor,
obra de Damián Forment en 1509.
En 1638 se plantea la ampliación y modernización del templo,
emulando el modelo y líneas de la Basílica de San Pedro de Roma. La
construcción fue encargada a Felipe Herrera el Mozo, quien inicia las obras en
el año 1681 y se prolongan hasta el año 1754.
En 1725 el arquitecto
Ventura Rodríguez recibe el encargo de terminar
la Capilla dedicada a la Virgen del Pilar y de rediseñar el proyecto
inicial del templo. En 1765 terminaban las obras de la Santa Capilla. Fue Ventura Rodríguez quien configuró el
templo hasta nuestros días.
En 1872 concluyeron las
obras de la gran cúpula central y la primera torre.
El
resto de la torres fueron levantadas en 1907 y 1961 y en los años 1940-1950 se decoró en
piedra la fachada que da a la plaza.
El interior de la Basílica del Pilar
Elemento a destacar en el
interior del edificio es la Santa
Capilla, un pequeño templo donde se encuentra colocada la imagen de la
Virgen dentro de un camarín de plata con fondo de mármol verde sobre la
columna. En este espacio se funden jaspes, mármoles y bronces con la decoración
escultórica y la pintura de su cúpula.
Del interior cabe
destacar de igual modo la bóveda del
coreto, frente a la Santa Capilla, decorada por un joven Goya y que plasma el tema «La
Gloria o Adoración del Nombre de Dios»; la cúpula que representa la
«Regina Martyrum», también pintada por Francisco de Goya; las cúpulas
decoradas por los hermanos Bayeu, el Retablo Mayor, obra de Damián Forment y el
coro de Nicolás de Lobato, Esteban de Obray y Juan de Moreto.
La Catedral-Basílica
cuenta con un tesoro que encierra un
gran número de objetos de orfebrería litúrgica, destacando sobre todo el
llamado Joyero de la Virgen, con
coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen (el más
antiguo está confeccionado por las madres capuchinas de Zaragoza en 1762).
En el templo están
enterrados la mayoría de los arzobispos zaragozanos de la Edad Moderna, así
como los cuerpos de San Braulio y del general Palafox, entre otros.
Como curiosidad hay que citar las dos bombas de la guerra civil, expuestas en uno de los pilares, que cayeron sobre el edificio pero no llegaron a explotar. También cabe destacar la presencia de las banderas de España y de los diferentes países hispanoamericanos, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.
El Cementerio de San
José es el cementerio municipal de Granada, y se encuentra situado en la dehesa del Generalife, al este de la
ciudad. Se construyó fuera de las murallas, a partir del anterior Cementerio de
las Barreras. Es el segundo cementerio
municipal más antiguo de España.
Forma parte del monumento de la Alhambra y está muy próximo a la entrada a los palacios nazaríes. Guarda vestigios arqueológicos del palacio árabe de Alixares (siglos XIII y XIV), de un pequeño fuerte y de un sistema de canalización construido a comienzos del siglo XIX.
Ocupa unos 110.000
metros cuadrados distribuidos en 19
patios, entre ellos “el patio de San Cristóbal”. El cementerio acoge en su
interior una de las muestras más
interesantes de arquitectura y escultura funerarias de los siglos XIX y XX.
A pesar de que su
crecimiento fue algo caótico, está incluido entre los Bienes de Interés Cultural de la ciudad por sus destacadas
arquitecturas y esculturas funerarias románticas -por lo que ha sido escogido
en varias ocasiones para rodajes de películas- y de épocas posteriores. También
fue designado por el Consejo de Europa, Itinerario
Cultural, dentro de la Ruta Europea de los Cementerios.
En su interior la verde
bóveda que ha trazado la arboleda pone techo a este museo al aire libre, donde verás desfilar fórmulas arquitectónicas
y plásticas, propuestas expresivas e ideológicas, bellos rincones,
sorprendentes paisajes y un sin fin de ocultas y hermosas sensaciones.
El último día de octubre más de media Granada sube al cementerio de
San José a arreglar las tumbas de sus difuntos. Y todos ellos acaban pasando a
presentar sus respetos al Señor del
Cementerio. Una escultura de Cristo despojado de sus vestiduras que adorna
un panteón familiar privado desde hace más de cien años, que ha acabado
generando su propia devoción al tiempo que es testimonio del agradecimiento de
los vecinos a un médico local.
Otra curiosidad de este
cementerio es la celebración de conciertos
de jazz, blues, rock, etc.
Es uno de los cementerios más
pintorescos del país. Por eso la empresa “Granada a través”, ofrece una visita
guiada que se llama “un recorrido por la
memoria” (http://granadaatraves.com/rutas/paseo-guiado-al-cementerio-monumental-e-historico-de-granada/).
En estas visitas se da a conocer el
camposanto desde un punto de vista histórico y artístico.
Historia
y Origen del cementerio der San José
El cementerio data del año 1787 aproximadamente,
gracias al rey Carlos III, el cual estableció el uso cementerios ventilados
fuera de la población, con el objetivo de evitar enfermedades, epidemias, etc.
Esto creo cierta tensión con las autoridades eclesiásticas.
Granada era famosa en el siglo XIX por las enormes
chinches de sus jergones, por el cólera de sus aguas y por los 31 cementerios
que tenía abiertos en recovecos de sus calles. Por eso no fue de extrañar que
la epidemia de 1885 se llevara por
delante a miles de granadinos. Esta ciudad fue de las primeras en tener
camposantos municipales (4), pero también de las últimas en sumarse plenamente
a la nueva ley de enterrar a los muertos en cementerios alejados de las casas y
aireados. En 1894, más de un siglo después de la norma que prohibía enterrar en
iglesias y conventos, en Granada continuaba oliendo a putrefacto durante las
misas. Por eso la ciudad era criticada en la prensa nacional de vez en cuando.
Segóbriga es una antigua ciudad romana cerca de Saelices, en la provincia de Cuenca. Es posiblemente uno de los sitios arqueológicos más importantes de la meseta española, y uno de los lugares más conocidos e importantes de la provincia de Cuenca.
La ciudad romana de
Segóbriga nos traslada al pasado con su excelente
estado de conservación. Un impresionante patrimonio: el foro, el teatro, el
anfiteatro, las termas monumentales… Multitud de construcciones y monumentos
emblemáticos nacidos del esplendor que
tuvo esta villa entre los siglos I a.C. y III d.C.
Actualmente,
son visitables el
acueducto, las necrópolis, la ciudad, el teatro, la muralla y puerta principal,
el criptopórtico del foro, las termas del teatro, la basílica, el foro, el aula
basilical, las termas monumentales, la acrópolis, la casa del procurador
minero, el anfiteatro, el circo y la basílica visigoda.
No te puedes olvidar de pasar a ver el Museo, donde se puede observar un mapa del Imperio, así como aprender información sobre el origen de la ciudad, su herencia de Roma, su decadencia y abandono, su sociedad, el distrito minero, sus monumentos, la vida cotidiana o la religión. Muy interesante.
Origen e Historia de la ciudad romana de Segóbriga
El nombre Segóbriga deriva de dos palabras: «Sego» que
significa victoria y «briga» que significa fortaleza de la ciudad.
Este enclave sería Inicialmente un castro celtibérico. Tras la conquista
romana, a inicios del siglo II a. C. se convirtió en un oppidum o ciudad
celtibérica. Tras las Guerras de Sertorio, hacia el 70 a. C. pasó a controlar
un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta, cuando
Plinio la consideró “caput Celtiberiae” o inicio de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto,
poco antes del cambio de Era, dejo de ser ciudad estipendiaría, que pagaba
tributo a Roma, y se convirtió en municipium
o población de ciudadanos romanos. Fue entonces cuando se produjo el gran
desarrollo que tuvo Segóbriga, principalmente por su excelente comunicación y por ser centro de explotación de minas de “lapis specularis”.
Junto a la ciudad
atravesaban varias calzadas importantes
como la que unía Cartago Nova con Complutum. También era importante la conexión
que tenía con Toletum y Segontia.
Por otro lado, la
conocida piedra de yeso cristalizada abundaba en la zona (lapis specularis), lo
cual supuso una fuente importante de
abastecimiento y le otorgó un gran crecimiento. Esto es debido a su uso en
los edificios romanos tanto en ventanas como suelos, ya que es transparente.
Segóbriga fue impulsada por el emperador Augusto.
Esta grandeza ha
permitido que aún hoy queden importantes y bien conservados restos que acercan
Roma a la época actual y la posibilidad de ser testigos de la potencia cultural
del imperio también en la meseta. Segóbriga llegó a albergar un teatro, anfiteatro,
utilizado para las grandes fiestas, termas públicas, templos, destinados al
culto imperial, mercados…hasta convertirse en punto de referencia de la Meseta como vida urbana al estilo romano.
Historia
de la ciudad romana de Segóbriga
Este enclave sería Inicialmente un castro celtibérico. Tras la conquista
romana, a inicios del siglo II a. C. se convirtió en un oppidum o ciudad
celtibérica. Tras las Guerras de Sertorio, hacia el 70 a. C. pasó a controlar
un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta, cuando
Plinio la consideró “caput Celtiberiae” o inicio
de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto, poco antes del cambio de Era, dejo de ser
ciudad estipendiaría, que pagaba tributo a Roma, y se convirtió en municipium o
población de ciudadanos romanos. Fue
entonces cuando se produjo su auge
económico como cruce de comunicaciones y centro minero de lapis specularis
o yeso traslúcido utilizado para cerrar ventanas. Aprovechando este auge se
inicia hacia el 80 a. C. un programa de construcciones
monumentales que le confieren el aspecto como nos la encontramos en la
actualidad.
En el siglo IV se abandonan sus
principales monumentos convirtiéndose en un centro rural.
En época visigoda, a partir del siglo V, era todavía una ciudad importante,
con obispos que acudían a los concilios de Toledo entre los años 589 y el 693
d. C. De estos años data una gran basílica y la extensa necrópolis que la
circunda. La decadencia de la ciudad prosiguió en época islámica, si bien en esta época se construyó una
fortificación árabe en la cumbre del cerro sobre el que se sitúa la ciudad.
Tras la Reconquista, la población se desplazó al actual pueblo de Saelices
y el lugar pasó a denominarse Cabeza del Griego, quedando reducido a una
pequeña población rural dependiente de la Villa de Uclés.
¿Cómo
era la ciudad romana de Segóbriga?
La población estaba
rodeada de una muralla de 1300
metros de longitud, la cual constaba de tres puertas, una norte, otra este y otra oeste. Para hacer una idea de
la distribución en Segóbriga, de la puerta norte salía una calle dirección
norte-sur, el kardo maximus. Esta
era la principal vía de la ciudad, desde la que emergían calles perpendiculares
en sentido este-oeste o decumani. A ambos lados de la vía de entrada a la
puerta principal de la ciudad, se construyeron dos de los edificios más
representativos: el teatro y el anfiteatro.
El teatro se inauguró hacia el año 79 d.C., en tiempos de Vespasiano y
Tito. Se conserva muy bien su graderío o cavea, el cual se dividía en tres
zonas separadas con corredores para diferenciar las diferentes clases sociales.
La zona inferior mantiene la orchestra y el tablado o proscaenium, que era la
madera existente sobre los pilares de piedra. Estaba decorado con hermosas
esculturas y columnas que le conferían un elegante y monumental aspecto.
El anfiteatro se levantó en la misma época que el teatro. Fueron
utilizados hasta el siglo III d.C., ya que en el IV d.C. se les confirió un uso
agrario. El edificio mide 75 metros de largo, albergando capacidad para 5.500
espectadores. Su arena poseía 1100 metros cuadrados, estando separada de las
gradas por un alto pódium, el cual otorgaba mayor seguridad a los asistentes.
En los extremos se ubicaban las carceres, es decir, las habitaciones destinadas
a las fieras que participaban en los espectáculos.
Tras cruzar
imaginariamente lo que en su día fue la puerta principal del yacimiento, nos
desplazamos a la izquierda para observar el critopórtico del foro. Se trata de una estructura bajo tierra que
sostenía el pórtico norte del foro. Se pueden contemplar todavía los basamentos
que lo sustentaron.
Seguimos recto hasta dar
a parar con las termas del teatro,
construidas a finales del siglo I a.C. Se hallaba en el decumanus maximus,
principal vía de recorrido este-oeste, donde se accedía al recinto a través de
una escalera.
Respecto con el foro o plaza pública de Segobriga, el
centro social y político de la época, en el año 15 a.C. ya estaba realizado. El
centro del espacio lo presidía un monumento del que casi no quedan restos.
Importantes personalidades colocaban estatuas sobre pedestales en el pavimento
y los pórticos, conservándose
todavía algunas de ellas. Rodeando la plaza había pórticos laterales,
sostenidos por bellas columnas. Al sur se hallaba la Curia y las tabernae. Al este se accedía a la basílica, espacio donde se realizaban las transacciones comerciales
más importantes y donde se administraba justicia. Construida al mismo tiempo
que el foro, se trata de uno de los edificios más grandes de la localidad, pues
constaba de tres naves separadas por filas de columnas.
Al otro lado del kardo
maximus, frente al foro, nos encontramos el aula basilical. Se accedía desde esta importante vía mediante una
escalinata ya desaparecida. En época de Vespasiano (69-79 d.C.) se alzó esta
gran construcción dedicada a los negocios del conocido mineral lapis specularis.
A espaldas del aula basilical hallamos las termas
monumentales. Estos espacios públicos destinados al baño se comenzaron a
usar en el último tercio del siglo I d.C. De disposición lineal, se utilizaban
como lugares de ocio, encuentro y negocios.
Giramos a la derecha
para llegar a la vivienda de Caio Iulio
Silvano, importante personalidad de la ciudad que levantó su casa a
principios del siglo III. Se conocen, a día de hoy, tres estancias del
inmueble. La más conocida, sin duda, es la que alberga el mosaico geométrico. Se descubrió en una campaña de excavaciones en
1998. Está realizado con teselas negras y blancas, siendo una réplica del
original, que se encuentra en el centro de interpretación. También es conocida
como la Casa del Procurador Minero.
Muy cerca nos acercamos
a la ermita de la Virgen de los Remedios.
Otro punto importante de
la ciudad son los restos del antiguo
circo, edificio destinado a los espectáculos. Se levantó en el siglo II y
era el lugar usado para realizar las carreras
de carros. Para construir el circo se tuvo que desmantelar una necrópolis
de incineración, de la cual se encontraron objetos como la estela funeraria de
la escalva Iucunda.
Siguiendo por esta zona aterrizamos en la basílica visigoda, uno de los edificios más famosos de todo el parque arqueológico, ya que fue el primero en ser excavado. Se levantó a finales del siglo IV o principios del siglo V, sufriendo posteriormente varias modificaciones. Hablamos de un templo con tres naves divididas por diez columnas en ambos lados, con crucero central y ábside de planta de herradura.
Sos del Rey Católico
está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Se encuentra en
la zona norte de la provincia de Zaragoza, en la comarca de las Cinco Villas, cercano a la Comunidad Foral de
Navarra.
Sos está construido sobre una gran peña y en su parte más alta se encuentra el Castillo de Peña Felizana. Una fortaleza que sirvió de defensa a la villa durante siglos. Actualmente lo más reseñable que se conserva es su Torre del Homenaje. Además, es uno de los mejores miradores desde los que observar el pueblo, sus alrededores y desde el que contemplar el atardecer.
El conjunto de Sos se
compone de bellas casas de piedra, aleros de madera, fachadas con sillares y
escudos, ventanas góticas y renacentistas, y calles empedradas. Sos del Rey
Católico, declarado Conjunto Histórico
Artístico y Bien de Interés Cultural en el año 1968, es uno de los pueblos
más bellos de Aragón.
Perderse
por las calles de
este pueblo te hará pensar que estás en la época medieval. Empedradas,
estrechas, retorcidas, medievales… así son las calles de Sos. Recorriendo sus
calles irás reconociendo los diferentes escenarios en los que se rodó la
película de La Vaquilla.
Origen e historia de Sos del Rey Católico
En el municipio se ha
encontrado algún vestigio prehistórico y restos de época romana, pero el emplazamiento actual de la villa arranca
en el siglo X, durante la reconquista al Islam.
Plaza fronteriza
cristiana y con el tiempo lugar
estratégico entre los reinos de Aragón y Navarra, la villa sigue siendo hoy
en día un espectacular recinto
amurallado. De los siete portales de acceso conservados el principal es el
de Zaragoza.
Sobre el origen del topónimo «Sos» se
han aventurado diversas hipótesis: Según algunos autores «Sos»
vendría a significar «Sobre un alto», mientras que otros encuentran
relación con los primeros habitantes de estas tierras; El pueblo de los Sussetanos. Otras teorías minoritarias apuntan a un
posible origen latino o vascón del nombre, no obstante la lengua vasca fue hablada en las zonas colindantes a Navarra de las
provincias de Huesca y Zaragoza hasta el siglo XVIII. El nombre completo del
pueblo «Sos del Rey Católico» fue solicitado por el ayuntamiento del
pueblo y concedido por el rey Alfonso XIII a principios del siglo XX, y se
fundamenta en que este pueblo fue la cuna del rey Fernando el Católico.
Rincones que merece la pena visitar de Sos del Rey
Católico
La Plaza de la Villa es una plaza pequeña, pero cerrada por altos
edificios que la dotan de una monumentalidad única. Sin ninguna duda, es una de las plazas medievales más bonitas de
España.
A medida que vayas visitando la villa irás encontrando diferentes miradores desde los que contemplar los bellos paisajes que rodean a Sos. Desde alguno de ellos podrás divisar las cumbres nevadas de los Pirineos. Incluso, si tienes buena vista, podrás llegar a ver el Monasterio de Leyre.
La iglesia del pueblo, la
de San Esteban alberga un gran tesoro
está en su cripta. En ella se conservan varias pinturas góticas de gran belleza. Te recomendamos realizar una
visita guiada por la ciudad en la que se incluye la entrada a este lugar.
Esta iglesia es en la
que fue bautizado el Fernando el
Católico que, como ya sabrás, nació en Sos. Así que, uno de las cosas que
no puedes perderte en su interior es la pila
bautismal en la que fue bautizado.
Por otro lado, no te puedes perder visitar el Palacio de Sada, la casa en la que nació Fernando el Católico (10 de marzo de 1452). En ella está situada hoy en día la oficina de turismo y es el punto de partida de sus visitas guiadas, las cuales son más que recomendables para conocer la historia de Sos.
Muy cerca de Sos se
encuentran las Bardenas Reales, uno
de los paisajes más bonitos y singulares de España. Una zona semidesértica con
caprichosas formas y declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Otro lugar muy cercano y que merece la pena visitar es el monasterio de Valentuñana, construido por los Carmelitas Descalzos, a finales del s. XVII.
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