CATEDRAL DE PLASENCIA: catedrales de España que merece la pena visitar

17 abril, 2020 at 14:18

La catedral de Plasencia (Cáceres) está formada por dos edificaciones: la vieja, antigua o de “Santa María” y la nueva, dedicada a la Asunción a los Cielos de Nuestra Señora.

Ambas edificaciones, la Catedral Nueva y la Catedral Vieja o de Santa María, forman el conjunto arquitectónico y artístico más relevante de la ciudad. Las dos están incompletas. La primera tiene cabecera y crucero, faltándole las naves del cuerpo y el hastial o fachada de los pies de la iglesia. La segunda carece de cabecera y crucero, que fueron derribadas para construir la Nueva. Exteriormente una fractura plástica, no muy convincente, une las dos catedrales. El conjunto goza de una diversidad de espacios, de fachadas, de figuras,… que produce las delicias del visitante. La Catedral Nueva es más espaciosa, lujosa y moderna que la Antigua, que es más austera y primitiva; también más intima y misteriosa.

La Antigua Catedral está declarada como Bien de Interés Cultural y cuenta con la protección de ser patrimonio histórico de España. Previamente a esta categorización, fue considerada como Monumento histórico-artístico y pertenecía al Tesoro Artístico Nacional, en el año 1931.

Origen e Historia de la catedral de Plasencia

El rey castellano Alfonso VIII fundó la ciudad de Plasencia en el año 1189. Quiso crear un importante núcleo de población que hiciese frente a los musulmanes, situados al sur, y que limitase el territorio al rey cristiano de León que reconquistaba las regiones del oeste peninsular.

Unida a la fundación de la ciudad surge la creación de la Sede Episcopal de Plasencia. Administraría una amplia Diócesis que hoy comprende desde las tierras de Béjar hasta las de Trujillo. Las catedrales de Plasencia serán símbolo de la religiosidad que ha tenido históricamente este pueblo y de la   importancia de la organización eclesiástica en estas tierras.

La Catedral Vieja de Plasencia

La catedral vieja o antigua de Plasencia, actual Museo Catedralicio de Plasencia, es un edificio que supone un ejemplo interesante de transición del románico al gótico y constituye una de las edificaciones más notables de la localidad.

Al románico pertenecen los fustes y los capiteles de sus columnas; al gótico, sus arcos y ventanales, descubiertos éstos con motivo de su restauración.

Su construcción comenzó a principios del siglo XIII y las últimas aportaciones protogóticas se dieron en el siglo XV. Durante estos siglos las obras corrieron a cargo de maestros como Juan Francés, Juan Pérez o Diego Díaz. En 1931 se incluyó en la lista de Monumentos Nacionales en el conjunto de Bienes de interés cultural.

Cabe destacar la Torre del Melón, antigua Sala Capitular, que sigue el modelo de torres linterna del grupo de cimborrios leoneses.

En el muro que separa las dos Catedrales, se ha colocado un retablo barroco que se utilizaba para hacer la exposición del Santísimo el día del Jueves Santo. Es de estilo barroco portugués y se pueden admirar altos relieves relativos a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Coronado todo el retablo, el jarrón y las azucenas, símbolo de la Virgen, a quien estaría dedicado este retablo.

En la hornacina principal se ha colocado un cristo de marfil (finales del s.XVIII) que según Mélida, dice que “fue regalado por la reina María Luisa al obispo D. José Laso”. De factura italianizante, el crucificado aparece con la cabeza levantada. La cruz es de madrea fina con cantoneras y cartela de plata.

La nave de la epístola está dedicada a la Virgen de los Dolores, imagen de ejecución reciente (1959), y la del evangelio al venerado Cristo de los Doctores, imagen gótica primitiva. Ambas esculturas son cobijadas por retablos barrocos.

CLAUSTRO

Corresponde al estilo y época de la catedral antigua: reminiscencias del románico en sus columnas y capiteles, con escenas bíblicas y gótico en los arcos y bóvedas de crucería. Es un bello claustro rectangular, de inspiración cisterciense, que sirve de unión entre ambas catedrales. En su centro se levanta una fuente gótica (s.XV), con armas del Obispo y Cardenal D. Juan de Carvajal.

Si el visitante se detiene en el ala este del claustro podrá observar la unión de las dos catedrales. Los muros de la Catedral Nueva avanzaban en su construcción derribando y utilizando las piedras de la Catedral antigua para consolidar sus muros.

CAPILLA DE SAN PABLO

Desde el claustro se puede acceder a una de las sorpresas más agradables de este edificio religioso: la capilla de San Pablo, antigua sala capitular de la Catedral y conocida popularmente como “la torre del Melón”, llamada así por culminar en su exterior con una bola gallonada, remate parecido a un melón abierto. La parte exterior de esta torre está recubierta de escamas de cantería de clara inspiración bizantina. Su interior es de forma cuadrada con cúpula octogonal.

Su configuración recuerda los cimborrios de la Catedral de Zamora, Colegiata de Toro y a la Torre del Gallo de la Catedral de Salamanca.

PORTADA OCCIDENTAL

Esta puerta es un ejemplo depurado del románico final, con arco de medio punto y seis arquivoltas que descansan sobre columnas románicas y capiteles con formas zoomórficas y vegetales. Las jambas terminan en punta de diamante. Encima del arco, en sencilla hornacina, se contempla un grupo escultórico, tallado en piedra, de la Anunciación de nuestra Señora, que aparece también, sobre el espléndido rosetón en pequeña imagen y ante ella un ángel orante.

La Catedral Nueva de Plasencia

Comenzó a construirse en el año 1498 y continuada a lo largo del siglo XVI dentro del estilo gótico-renacentista.

Fue construida con aportaciones de arquitectos tales como Juan de Álava, Alonso de Covarrubias, Francisco de Colonia, Rodrigo Gil de Hontañón y Diego de Siloé, entre otros. En sus orígenes, se pretendía que la nueva catedral sustituyese a la antigua. Sin embargo, varios problemas fueron obstáculos para ello y se vieron obligados a paralizar sus obras en 1578. Mientras que la vieja, quedaba a medio derruir.

Resultan objeto de especial interés, dentro del nuevo edificio catedralicio, el coro, que sigue la línea de las sillerías de coro españolas del siglo XV, donde se muestran los sitiales de los Reyes Católicos, y la Cátedra del Obispo, que son obra del tallista Rodrigo Alemán. El retablo mayor, tallado por el imaginero Gregorio Fernández y su escuela vallisoletana, con pinturas de los madrileños Francisco Rizi, Luis Fernández y Mateo Gallardo.

Se trata del mayor templo de Extremadura y el que tiene más cantidad de ornamentación de la comunidad autónoma.

EL RETABLO DE LA CAPILLA MAYOR

Es un retablo barroco y está organizado en tres cuerpos y seis calles. En él se funden arquitectura, escultura y pintura con el fin de atraer a los fieles.

La parte escultórica es obra del maestro vallisoletano Gregorio Fernández. Desarrolla temas iconográficos propios de la Contrarreforma. En el banco del primer cuerpo talla temas de la Pasión, que recuerdan a los pasos procesionales que el autor realizó para la Semana Santa castellana.

En la calle central del segundo cuerpo está representado el momento en que la Virgen, patrona de la catedral, representada como Inmaculada, es elevada al cielo en medio de un coro de ángeles, mientras los apóstoles se agrupan en torno al sepulcro vacío. El grupo se concibe a la manera de un gran cuadro. Rompe el espacio, el marco natural, desbordándose con energía por el zócalo y los laterales. La contraposición de las miradas de los apóstoles, unas dirigidas al sepulcro y otras al cielo, conducen y guían las del espectador en un movimiento zigzagueante. El calvario centra las imágenes del tercer cuerpo. Desde el frontón, que corona el ático, el Padre Eterno domina todo el espacio catedralicio.

En cuanto a las pinturas destacan dos obras de Francisco de Rizzi: La Anunciación y la Adoración de los Pastores. En la primera, las líneas oblicuas descritas por el ángel y por María, los exquisitos contrastes de luz, el rico colorido y la factura suelta lo sitúan entre los más bellos cuadros de la pintura barroca. La Epifanía y la Circuncisión son obra de los pintores Luís Fernández y Mateo Gallardo respectivamente.

SEPULCRO DEL OBISPO PONCE DE LEÓN

En el presbiterio, al lado del Evangelio, se encuentra un sepulcro con la escultura orante del que fuera obispo de esta diócesis en el siglo XVI, Ponce de León; intelectual, amigo del rey Felipe II y, según la inscripción latina realizada en la parte de abajo, protector de pobres y de doncellas huérfanas. Las vestimentas y los símbolos episcopales están muy bien trabajados y esculpidos en el duro mármol, en la línea renacentista de constatar las atribuciones del personaje. En la nueva restauración la pintura de las pilastras han reforzado los marcos del sepulcro.

PORTADA DE LA SACRISTÍA

Frente al obispo Ponce de León está situada la puerta de la sacristía, realizada por Francisco de Colonia y Juan de Álava en estilo plateresco. Destaca la iconografía del dintel de la puerta, en el que dos ángeles, asidos con un brazo al escudo del obispo Álvarez de Toledo, mientras con el otro dan de comer a dos aves, representan el carácter benefactor del obispo. Encima del dintel aparece la Anunciación que, realizada con enorme sutileza, tiene influencias florentinas.

LA SILLERÍA DEL CORO

Es otra de las joyas artísticas de la Catedral. Es de madera de Nogal. Cientos de figuras fueron talladas a finales del siglo XV por el maestro Rodrigo Alemán. Predominan las de temas religiosos, pero en los brazos y en las misericordias están representadas escenas históricas y escenas y personajes de la vida cotidiana que constituyen un buen documento de la época. A veces, aparecen temas alejados de la ortodoxia religiosa, que son difíciles de explicar en un lugar sacro como la Catedral. Las interpretaciones que han dado los estudiosos van desde la tolerancia social de la época, hasta las posibles discrepancias entre el clero regular, que normalmente es criticado en las tallas de la sillería, con el clero secular, que eran quienes controlaban la catedral y sus obras.

El Coro se realizó para la Catedral Vieja y se adaptó, después, al lugar que hoy ocupa en la Nueva.

Juan Bautista Celma, en 1606, concluyó la magnífica rejería. Tiene forma abalaustrada y posee una delicada decoración de influencia plateresca.

EL ÓRGANO

Está enmarcado dentro del grupo de órganos románticos de principios de siglo XX. La caja del órgano es barroca del siglo XVII y contiene figuras esculpidas en la piedra que están llenas de movimiento y de expresividad. Son símbolos de la música. A la izquierda se encuentra la estatua de Jubal, que fue “el padre de los que tocan la cítara y la Flauta” y a la derecha la estatua de Orfeo tañendo la lira.

PORTADA NORTE

Corresponde a la puerta principal de la Catedral Nueva. El diseño general y la ejecución de los cuerpos de abajo pertenecen al maestro Juan de Álava, que también realizó la fachada de los Dominicos en Salamanca. En los cuerpos superiores intervinieron Siloé y Gil de Hontañón. La portada pertenece al Plateresco, periodo artístico del Renacimiento español. Álava se encontró con un espacio gótico de tendencia vertical al que era difícil adosarle unas estructuras ornamentales renacentistas de tendencia horizontales.

El problema lo resuelve el maestro, perfectamente, colocando, entre los dos contrafuertes del edificio que servirían de marcos de la puerta, cuatro cuerpos clásicos con sus correspondientes columnas y entablamentos. Cada cuerpo se compone de tres columnas a cada lado que rematan en el clásico frontón. El ritmo curvo de la puerta asciende a través de pequeñas bóvedas hasta ser coronado por un frontispicio curvo desde donde el Padre eterno preside toda la portada y el espacio de la plaza de la catedral.

La exquisita decoración que adorna la piel del muro y su rico contenido iconográfico convierten a este acceso en una joya del patrimonio artístico español.

En la parte alta de la puerta los canteros dejaron grabada la fecha de su terminación. Si fijan su mirada podrán leer: “1558 se acabó esta portada”.

PORTADA SUR (EL ENLOSADO)

Es uno de los rincones mágicos del entorno de la Catedral y de la Ciudad. Está enmarcado por la Puerta sur llamada popularmente del Enlosado, la Torre de aspecto defensivo del siglo XIV que perteneció a la catedral Vieja al este, la Torre románica de influencia bizantina de la sala capitular al oeste y cierra el espacio el muro con la balaustrada que se sitúa por encima de la muralla. El contraste entre los ritmos plásticos y escultóricos de la Torre del Melón, la estructura clásica de la portada, que rememora un arco de triunfo, y la torre fortaleza forma un espacio monumental, difícil de superar. El Enlosado recuerda al Patio Chico de las catedrales de Salamanca, con la Torre del Gallo y la fachada sur de la Catedral Nueva, sin embargo este rincón es más reducido, más cercano y más entrañable.


ACUEDUCTO DE GADES: restos romanos en España

3 abril, 2020 at 10:53

Pocos saben que escondido bajo la tierra, oculto a escasos metros de profundidad, se halla el acueducto más largo de la Hispania romana y probablemente el quinto de todo el imperio. El Acueducto de Gades fue la conducción de agua potable construida por el Imperio romano para abastecer a Gades (antigua Cádiz).

El acueducto es una compleja infraestructura hidráulica de 82 kilómetros ideada para abastecer a Gades de agua y que nace en los manantiales de Tempul, en la sierra de las Cabras, y recorre Arcos, San José del Valle, la campiña de Jerez y Cádiz.

Una obra con 20 siglos, 2.000 años, de antigüedad, que asombra a arqueólogos e ingenieros por su monumentalidad y su técnica.

No se sabe con certeza a qué fecha pertenece, pero se cree que, por las técnicas utilizadas, sería del siglo I. Para levantar un acueducto de esa magnitud, hacía falta mucho dinero y mucho poder político. Y creemos que es del siglo I porque entonces en Gades estaba la familia Balbo, una de las más importantes de la oligarquía gaditana.

El acueducto de Gades destaca por el ingenio puesto en práctica para construirlo y sortear los accidentes geográficos que se interponen entre Tempul y Gades, que en el siglo I era una isla.

La técnica de construcción del Acueducto de Gades

El acueducto se construyó de forma que se mantuviera una pendiente desde el punto de origen del agua hasta su terminal que garantizara que el agua llegaría por sí misma con presión suficiente para abastecer a Gades.

Nada más salir de Tempul hay cerros, y los ingenieros romanos tuvieron que sortear eso. ¿Cómo lo hicieron? Con la Mina de los Cuquillos. La mina es la perforación de la montaña y la construcción de pasajes subterráneos que “garantizaban que el agua llegara limpia y sin contaminación a Gades. Por eso, la mayor parte del trazado del acueducto es subterráneo, aunque se sabe perfectamente por dónde discurre. Está identificado.

Otra de las técnicas empleadas por los ingenieros romanos de Gades fue la de las galerías subterráneas, que se realizaban allí donde no había elevaciones del terreno importantes, como las de El Mimbral.

Al llegar a Los Arquillos, los artífices del acueducto se encontraron con una depresión del terreno, que solventaron con un sifón. El sifón funciona por la lógica de los vasos comunicantes. Es decir, dos depósitos de agua conectados entre sí por su parte inferior, mantendrán el mismo nivel en ambos lados gracias a la presión y la gravedad. Este se encuentra entre Torrecera y Paterna.

Y para salvar una bajada abrupta del terreno, se usaron pozos de resalto, que daban fuerza al agua para que llegara con presión suficiente hasta su recta final: el puente de Suazo en San Fernando y Puerta Tierra en Cádiz, donde el agua llegaba a siete depósitos desde los que se distribuía a las casas de la Gades romana, una de las más pujantes de la Bética.

AQUA DUCTA

AQUA DUCTA es una iniciativa centrada en actuaciones para la valorización patrimonial, económica y social del acueducto romano de la sierra a Gades, sin olvidar diferentes tareas arqueológicas de prospección, limpieza, levantamientos topográficos y fotogrametría en varios de los tramos del acueducto.

Para ello se llevó a cabo la publicación de AQUA DUCTA – Guía para la ruta cultural del acueducto romano del Tempul a Gades (descargar en pdf aquí). Junto a dicha guía también se daba a conocer un vídeo 3D en el que se explicaba con detalle.


CASTILLO DE LORCA: ruta de castillos medievales

13 marzo, 2020 at 14:15

 

El Castillo de Lorca (Murcia) es una fortaleza de origen árabe, aunque con el paso del tiempo se ha convertido en símbolo de la arquitectura defensiva de frontera de la época medieval.

Esta fortaleza fue construida entre los siglos IX y XV, y está declarada Bien de Interés Cultural y es Monumento Nacional.

El castillo se encuentra situado sobre un cerro, en una posición estratégica, desde el que se contempla todo el Valle del Guadalentín. La forma del castillo es alargada y su planta es poligonal. Uno de los aspectos más representativos de esta construcción son sus torres: la torre del Espolón y la torre Alfonsina.

El Castillo de Lorca es la seña de identidad de la ciudad, símbolo de poder y de la lucha incesante entre el reino nazarí de Granada y la Corona de Castilla. Comprende una serie de estructuras defensivas que, durante la Edad Media, convirtieron a la ciudad y a su fortaleza en un punto inexpugnable del sureste peninsular. Estuvo en uso hasta bien entrado el S. XVI y durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) se volvió a utilizar como lugar de refugio y defensa.

En la actualidad se utiliza como espacio temático donde se realizan visitas guiadas y actividades extraordinarias durante todo el año. Se realizan muchas veces visitas nocturnas en verano y en ocasiones algún concierto ha llenado el Castillo de música.

En este espacio, podrás conocer escenarios tan emblemáticos como las murallas, las caballerizas, los aljibes, las torres o los restos arqueológicos de la Sinagoga Judía del S. XV.

Desde la Plaza del Ayuntamiento de Lorca (o Plaza de España) existe una ruta peatonal señalizada de subida al Castillo a través del Barrio de Santa María. Existe otra alternativa para acceder al Castillo desde la ciudad de Lorca siguiendo la carretera de Los Pilones.

La ciudad de Lorca

Declarada conjunto histórico-artístico en 1964, Lorca es denominada la “ciudad barroca” por el importante legado monumental perteneciente a este estilo que alberga su centro histórico.

Desde el Paleolítico hasta la romanización, en la villa de Lorca han confluido una gran diversidad de culturas y de colonizaciones, de la que son muestra los numerosos yacimientos arqueológicos, la Columna Miliaria de época romana, la Torre del Espolón o la Torre Alfonsina, entre otros.

También son reseñables el Porche de San Antonio, puerta del antiguo recinto amurallado que guardaba la ciudad, del siglo X; las iglesias y conventos de diferentes épocas y estilos; y los palacios y casas señoriales del barroco, como el palacio de Guevara, el de los Condes de San Julián o la casa de los Mula.

Como parte de la arquitectura popular hay que citar las construcciones que se alzan en las calles adoquinadas que flanquean la plaza de España, como la Zapatería y la Cava.

A través de la iniciativa “Lorca, Taller del Tiempo”, pensada para potenciar el patrimonio histórico y artístico de la ciudad, el visitante puede, por ejemplo, apuntarse a rutas turísticas que incluyen la entrada a un tren turístico, a monumentos como la Fortaleza del Sol y el Palacio de Guevara y a museos como el Arqueológico o los de los Bordados del Paso Blanco y el Paso Azul. Estos dos últimos están relacionados con los principales tesoros de las hermandades que organizan la famosa Semana Santa de esta localidad.

La Semana Santa de Lorca es la fiesta más importante de este municipio y está catalogada como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

COLEGIATA SAN PATRICIO

La Colegiata de San Patricio es uno de los monumentos más importantes de la ciudad. Data del siglo XVI-XVIII, con su estilo renacentista y barroco completa la estampa junto al ayuntamiento, la plaza España y los juzgados de la ciudad. Está situada en el centro del casco antiguo.

PLAYAS DE LORCA

Lorca cuenta con una franja de litoral de unos ocho kilómetros, el aspecto virgen e intacto de estas playas le dan un toque especial y encantador. Cabe destacar la de Calnegre, una bonita playa con un paisaje inmejorable y especial para disfrutarla con la familia, amigos, pareja…

LA JUDERIA DE LORCA

En 2003 comenzaron las excavaciones en los alrededores del castillo y se descubrió la judería y la sinagoga. Se trata de un hallazgo muy importante para la religión judía puesto que se trata de una sinagoga muy bien conservada y se distinguen perfectamente todas las partes de este edificio del siglo XV.

La judería cuenta con 12 casas, además de la sinagoga, que nos permiten averiguar y conocer las costumbres y la historia de esta cultura un poco mejor. Se han encontrado vajillas, utensilios, lámparas, monedas… y toda clase de objetos que nos desvelan un poco más cómo era la vida allí en aquellos tiempos.


URUEÑA: pueblos medievales de España

21 febrero, 2020 at 13:16

Urueña es una villa vallisoletana amurallada situada en uno de los bordes noroccidentales de los Montes Torozos, formando parte constituyente de la comarca de Tierra de Campos. Es, sin duda, una de las comarcas más interesantes desde el punto de vista paisajístico y monumental de la provincia de Valladolid.

Asentada sobre un cerro, a una altitud de unos 870 metros sobre el nivel del mar, Urueña se convierte en un mirador natural de excepcionales vistas, alcanzando en días claros, tanto la Cordillera Cantábrica como los Montes de León con el Teleno como máximo exponente. Los atardeceres desde este mirador son una maravilla y en esta localidad, que no llega a 200 habitantes, hay tiempo de sobra para poder contemplarlos.

Foto de MACHBEL (machbel.com)

Esta pequeña villa de aspecto medieval conserva uno de los cascos urbanos mejor conservados de la provincia de Valladolid. En 1975 Urueña recibió la declaración de Conjunto Histórico Artístico.

Su patrimonio monumental es de gran relevancia, del que destacamos la iglesia parroquial de la Asunción y especialmente la Ermita de la Anunciada y el conjunto formado por la muralla y el castillo.

Otros lugares interesantes son el monasterio de San Nicolás, llamado de Villabín, del siglo XI, así como el Museo de Campanas o ir a la Fundación Joaquín Díaz, guardiana del patrimonio musical, con su museo de instrumentos musicales, situada en una casona del siglo XVII. Y si nos desplazamos un poquito hay otros dos de gran importancia y atractivo medieval, como son la iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote (a 8 km.) y el monasterio de la Santa Espina (10 km.).

Por otro lado, como Urueña no es un pueblo al uso es interesante saber que este pueblo tiene más librerías que bares, en concreto, doce y por si todo esto fuera poco, también forma parte de Los Pueblos más Bonitos de España.

El 25 de marzo celebran las fiestas patronales de la Virgen de la Anunciada. Acuden a la ermita que volverán a visitar en la romería el 8 de septiembre. Durante ambas fiestas se realizan las populares romerías, las verbenas, y el baile de danzas regionales.

Origen e Historia de Urueña

La historia de Urueña, como la de tantos lugares del interior de la Península se vincula a tiempos ancestrales, desde el Neolítico pasando por el mundo celtibérico (fue poblada por vacceos) y también se sabe de la ocupación romana de este cerro.

Los periodos de dominación visigoda y árabe son de completa oscuridad hasta el siglo X en que empieza a haber noticias documentales.

En el siglo XI se edifica el castillo y entre el XII y el XIII el actual conjunto amurallado. El personaje clave de la historia de Urueña es la infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII que fue dueña de la villa y se ocupó de la repoblación de su pueblo, de la construcción de la citada muralla y de la reconstrucción de la iglesia de la Anunciada.

Muestra de su importancia en la Edad Media, está en la creación de tres monasterios, cinco ermitas y tres parroquias, si bien en el siglo XIX comenzó su declive, debido en gran parte a un incendio en el año 1876 que asoló la mayor parte de su caserío, construyéndose las nuevas casas en piedra procedente en su mayoría de la muralla.

La muralla y el castillo de Urueña

Urueña es una ciudad amurallada, cuyo castillo se ubica en una de las esquinas, apenas diferenciable de la propia muralla.

La muralla es de mampostería y se encuentra un tanto desmochada y rebajada, aunque presenta tramos muy bien conservados. Tiene torres de planta semicircular y dos puertas, la de la Villa y la del Azogue.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

Esta iglesia fue construida sobre los restos de una iglesia anterior románica dedicada a Nuestra Señora del Azogue.

Es un templo tardogótico del siglo XVI aunque con la consabidas reformas y añadidos de otros siglos.

Por ello, quizás, la parte de su arquitectura más interesante es una desapercibida puertecita que se conserva en el muro norte y que actualmente se encuentra tapiada. Tiene dos arquivoltas apuntadas, y aunque no es fácil datarla, por su simplicidad, podría ser del siglo XIII.

Ermita de la Anunciada en Urueña

La Ermita de la Anunciada es, sin duda, el monumento más importante y valioso de Urueña. Y es que se trata de uno de los edificios más peculiares del románico castellanoleonés por ser uno de los contadísimos edificios perteneciente al primer románico o románico lombardo, no sólo de la provincia de Valladolid, sino de toda Castilla y León.

La ermita de Santa María de la Anunciada fue la iglesia del monasterio de San Pedro y San Pablo de Cubillas, de origen mozárabe. Se encuentra a las afueras de la villa, en medio de campos de cereal por lo que su contemplación es de intensa belleza.

El templo románico lombardo que vemos actualmente debió construirse en la sexta o séptima década del siglo XI (algunos autores piensan que es, incluso, anterior a estas fechas), siendo, por tanto, uno de los más primitivos edificios del románico castellanoleonés.

La única villa del libro española

Urueña no es un pueblo al uso. No solo está incluido en la lista de los Pueblos más Bonitos de España, sino que además este pueblo es la localidad de España con más librerías y eso, en un país que destaca sobre todo por el número de bares, es de admirar.

“Durante quince años fue el pueblo más pequeño de España con librería ”, explica risueño Jesús Alcaraván (en realidad su apellido es Martínez, “pero ya con el tiempo la gente me conoce por el nombre de la librería, Alcaraván ”) . Amante de los pájaros y la lectura, currante desde los catorce años, Jesús dejó atrás Madrid (donde fue librero pero también “infinidad de cosas”) y abrió en 1992 la primera librería de Urueña.

El resto de librerías llegaron en tromba a Urueña a partir de 2007 para llenar sus calles empedradas y convertirla en la única Villa del Libro en España; un logro conseguido gracias al apoyo de la Diputación de Valladolid. Una categoría que ostentan pueblos como Wigtown (Reino Unido), Tuedrestand (Noruega) o Fontenoy-la-Joûte (Francia).pueblo me


Cuevas con encanto: CUEVA DEL TESORO

14 febrero, 2020 at 14:17

La Cueva del Tesoro se encuentra a unos 15 kilómetros de la ciudad de Málaga, entre La Cala del Moral y el Rincón de la Victoria, en la conocida zona de El Cantal. Y es que los «cantales» son pequeños acantilados que se formaron en época jurásica y que se asoman al mar por esta parte de la costa mediterránea.

Esta cueva marina que constituye una joya geológicamente hablando, tiene el honor de ser una de las tres únicas cavidades de origen submarino que existen en el mundo, además de la única visitable en Europa. Las otras dos están en México y Asia.

La Cueva del Tesoro debe su nombre a una leyenda que la rodea sobre la existencia de un tesoro escondido en una de sus grutas durante la época árabe, leyenda recogida en los escritos del siglo XVII de Fray Antonio Agustín de Milla y Suazo. En ella se dice que el tesoro fue escondido por el emperador de los almorávides Tasufín ibn Alí en el siglo XII. Una historia que invita a los visitantes a «jugar» e ir a la búsqueda del tesoro.

La Cueva del Tesoro está catalogada por la Junta de Andalucía como Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2002.

El recorrido por sus profundidades modeladas por el agua y el paso de los siglos, de unos 2,5 kilómetros de longitud, comienza con una exposición sobre este espacio geológico y continúa por sus diferentes salas, como la de Marco Sacro, la del Águila o la del Volcán, que guardan pinturas rupestres, cerámicas del Neolítico, restos fenicios y árabes…

La cueva está abierta todos los días y el precio de su entrada ronda los 5 €. Consulta los horarios antes de ir. También se pueden combinar con la visita a la Casa Fuerte de Bezmiliana.

Un escenario natural tan singular acoge diferentes actividades a lo largo del año, como el Festival Internacional de Música de la Cueva del Tesoro, además ha servido de lugar de rodaje, como el de la serie de Netflix Warrior nun.

El interior de la Cueva del Tesoro

La Cueva del Tesoro (también denominada cuevas del Cantal) es la única gruta marina visitable en Europa y una de las tres de este tipo que hay conocidas en el mundo. Aunque está formada por varias grutas a las que se llama con distintos nombres, se trata de una misma formación subterránea con grutas interconectadas entre sí y unidas con el mar por los acantilados del Cantal. La aparente separación entre ellas se debe, por un lado, a cegamientos naturales provocados por el paso del tiempo y, por otro lado, a la existencia de inaccesibles galerías que no han sido descubiertas todavía.

En este lugar y en tiempos remotos existían materiales silíceos depositados en una zona de sedimentación. A su vez, sobre éstos se fueron sedimentando nuevas capas de cúmulos calizos. Esta combinación geológica comenzó a elevarse a causa de presiones subterráneas y, fruto de las corrientes marinas y el golpear de las olas, se constituyeron diversas oquedades y galerías que emergieron en los Cantales de la zona por la presión de los extremos de la plataforma de sedimentación.

De esta forma el mar constituyó galerías típicas de cuevas submarinas, con columnas y gargantas que son la base de la Cueva del Tesoro. Más tarde, una vez emergida la zona sobre el nivel del mar, filtraciones de agua dulce fueron constituyendo formaciones de estalactitas y estalagmitas, propias de cuevas de origen terrestre y de la erosión por agua dulce. De este modo quedó conformada la actual Cueva del Tesoro, con unos 500 metros de galerías y una zona de lagos.

A la entrada de la Cueva existe una exposición y Salas de Interpretación del entorno geológico y natural del paraje, así como de los restos hallados que han podido conservarse. Y es que la Cueva conservaba en su interior grandes tesoros, unos reales ya descubiertos, y tal vez otros por descubrir. Entre los primeros, algunas pinturas rupestres, que residían en zonas no accesibles al público. También fueron encontradas cerámicas del Neolítico «de las Cuevas», una punta de flecha del Solutrense, puntas de silex, hachuelas, buriles, lascas, cuchillos pulimentados, pulseras, punzones y arpones óseos, restos fenicios y árabes…

La leyenda del Tesoro Escondido

Durante los últimos siglos esta cueva ha centrado la atención de propios y extraños la leyenda del impresionante tesoro escondido en el siglo XII por árabes que llegaron huyendo de las revueltas de su tierra. Es aquí donde difieren las leyendas, pero sólo en la autoría: unas establecen que fueron cinco reyes moros los que arrumbaron a nuestras costas cargados de enormes riquezas, que pusieron a salvo escondiéndolas en la Cueva del Tesoro; otras versiones señalan que fue el emperador de los almorávides Tasufín Ibn Alí el poseedor del tesoro.

Este «El Dorado rinconero» incitó desde el siglo XVII el inicio conocido de partidas de descubridores, que alteraron las condiciones en las que se encontraba la Cueva. No obstante, estas alteraciones se realizaban sobre otras anteriores, que permitían alimentar aún más, si cabe, la creencia de que tales modificaciones tuvieron por objeto la ocultación del gran tesoro. Cuando en el siglo XVIII aparecieron en la Cueva una serie de granates (grupo de silicatos que han sido usados desde la edad de bronce como piedra preciosa), pocas dudas quedaron que las leyendas sobre el tesoro eran ciertas.

La primera persona que dedicó, literalmente, la vida al descubrimiento fue un suizo, Antonio de la Nari, en la primera mitad del siglo XIX. Él abrió galerías y un pozo (conocido como el «Pozo del Suizo») mediante barrenos. Esta técnica exploratoria fue la que le costó la vida en 1847, cuando le alcanzó la que inevitablemente sería la última explosión provocada por él. El recuerdo de Antonio de la Nari perduró en el tiempo hasta el punto en que, durante décadas, a la Cueva se la conoció como la «Cueva del Suizo».

Pero sería D. Manuel Laza Palacio quien realizaría el más profundo estudio de esta Cueva, que era de su propiedad, durante casi cuatro décadas y hasta su fallecimiento en 1988. Durante su trabajo aparecieron en las cercanías 6 monedas almorávides de oro de los tiempos de Yusuf Ibn Tasufín. Este descubrimiento no hizo sino avivar la creencia de que en algún punto, aún por descubrir, se encuentra esperando el inmenso tesoro escondido.