MOLINO DE BENAOLIVA: almazaras que merece la pena visitar

9 octubre, 2020 at 11:26

El molino de Benaoliva, localizado Benagalbón (Málaga), es una pequeña almazara familiar que lleva tres generaciones elaborando aceite de oliva mediante el sistema tradicional de piedras y prensas.

Sus orígenes se remontan a la década de los años cuarenta, aunque la maquinaría data de principios del siglo XX y estaba ubicada en una almazara de otro municipio. Es uno de los pocos molinos que quedan funcionando en España con arranque manual, lo que lo convierte en un museo activo del aceite de oliva. En todo su proceso se concentra una gran ilusión y espíritu por mantener la tradición familiar, cuidando todos los detalles de su elaboración, que se mantienen a lo largo del tiempo desde sus inicios. De ello se encarga Nacho Pérez, la tercera generación de la familia que gestiona este molino.

El bajo nivel de producción atiende a una apuesta decidida por la calidad y no por la cantidad. Con esto se garantiza que todo el aceite producido procede de la campaña en curso. Su venta se realiza exclusivamente en el molino.

La marca que se comercializa es Benaoliva y entre variedades molturadas en el molino, figuran las propias de la zona, siendo algunas de ellas: lechín y verdial de la Axarquía. Olivos  cuidados con esmero y exentas  de tratamientos con fertilizantes, fitosanitarios u otros productos químicos. Es decir aceite totalmente ecológico.

La recolección se lleva a cabo de forma tradicional, mediante la técnica del vareo (las aceitunas proceden directamente del árbol o del vuelo). Este coupage de frutos verdiales y lechines nos aporta una base excepcional para obtener un aceite de primera calidad. Una vez en el molino, tras su limpieza y pesaje, se almacenan para su posterior molturación en un espacio de tiempo no superior a 24 horas.

Las visitas y degustaciones son gratuitas, recomendando hacerlas previo aviso en los meses de molienda, de Diciembre a Enero, donde se puede apreciar el funcionamiento íntegro del molino.

MOLINO DE BENAOLIVA: ELABORACIÓN ARTESANAL


LA MOLA: mercadillos de España con historia

2 octubre, 2020 at 10:55

La Mola es un colorido mercadillo con mucho encanto y donde se respira el auténtico ambiente hippy de la isla de Formentera (Ibiza). Un punto de encuentro de artesanos de la isla que nos hace viajar a aquella década de los 70 en la que se respiraba paz y libertad.

El mercado y feria artesanal de la Mola fue inaugurado en 1984, y desde entonces cada miércoles y domingo de los meses de mayo a octubre (a partir de las 16h hasta las 21h), la localidad de El Pilar de la Mola, situada en el extremo sur de la isla (en la que se alza el famoso faro de La Mola) se convierte en un animado centro artístico y cultural en el que los artesanos y creadores de Formentera se reúnen para mostrar sus trabajos.

Perderse entre los puestos del mercadillo es una experiencia inolvidable, en el que se pueden ver y adquirir los trabajos más variopintos elaborados en madera, plata, cuero y otros materiales modelados con sus manos e imaginación.

Artesanos, vecinos y turistas se mezclan sin complejos dentro de un ambiente alegre y colorido que en ocasiones es amenizado por actuaciones musicales en vivo, cuentacuentos o bailes, y en el que también se puede disfrutar de diferentes propuestas gastronómicas gracias a los puestos de comida que allí se instalan.

Todo un espectáculo visual para quien se acerque a vivir este reducto de una forma de vida, quizás ya olvidada y alejada de nuestras costumbres diarias.

Si quieres ir sobre seguro, pregunta sobre el ya legendario joyero Enric Majoral, las cerámicas de Jaume Mateo, o las muñecas de Eva Baisl.

Origen e Historia del mercadillo La Mola

A finales de los años 60, el movimiento hippy se estableció en Formentera y especialmente se afincó en El Pilar de La Mola, donde encontró un entorno ideal para una forma de vida basada en el pacifismo y la libertad.

Algunos de aquellos hippies aprovecharon la llegada del incipiente turismo a la isla para montar sus puestos y vender sus productos artesanos. Aquel espíritu dio paso en 1984 a la creación de un espacio específico y adecuado en el que establecer las paradas de un auténtico mercado artesanal, en el que es condición indispensable, que las piezas que se venden sean elaboradas en Formentera.

La isla de Formentera

Localizada en el sur de Ibiza, Formentera es la más pequeña de las islas habitadas de las Baleares y la mejor conservada del archipiélago.

Las playas con la arena más blanca y las aguas más claras y cristalinas que puedas esperar han marcado esta isla como uno de los destinos más idílicos de las Baleares. Muchos creen que las playas de Formentera están entre las mejores del mundo y cuando llegues allí, opinarás lo mismo. Fuera de los caminos donde va todo el mundo y lejos de las playas principales, puedes descubrir muchas calas desiertas para escabullirte de la multitud.

Resulta fácil moverse por la isla y al llegar a su puerto, La Savina, encontrarás distintos locales de alquiler de coches y motos. También se pueden alquilar opciones ecológicas con bicicletas y vehículos eléctricos. Aquí es muy fácil ir en bici puesto que la isla es llana con pocas pendientes pronunciadas: es una actividad que casa perfectamente con el estilo de vida pausado de Formentera.


MERCADO DE VERÓNICAS: mercados tradicionales con sabor

25 septiembre, 2020 at 13:13

El Mercado de Verónicas está considerado como uno de los mercados de abastos más importantes de la ciudad de Murcia y está situado en la zona denominada Plano de San Francisco, frente al cauce del río Segura y próximo al Palacio del Almudí y al Paseo del Malecón.

Se trata de una Plaza de Abastos cuyo edificio data de los primeros años del siglo XX, aunque desde el siglo XV existía ya en Murcia la costumbre de celebrar el mercado en la zona del Arenal, actual Plano de San Francisco. Esta práctica desembocó en la permanente existencia en ese lugar de un mercado, que fue dotado en 1910 de un edificio de estilo Modernista diseñado por el arquitecto Pedro Cerdán.

En 1975 sufrió una reforma interior, llevada a cabo por el arquitecto Daniel Carbonell Ruiz, que permitió una mejor organización interna del espacio. Desde entonces se han realizado numerosas actuaciones con el fin de adaptar este mercado a las nuevas necesidades de la demanda comercial.

Origen e Historia del Mercado de Verónicas

La zona del Arenal, actualmente conocida como Plano de San Francisco, había sido tradicionalmente el lugar en el que se celebraban reuniones periódicas para efectuar las transacciones comerciales, especialmente de trigo. Esta costumbre se remonta hasta el siglo XV, cuando entre el Palacio del Almudí y el Mercado de Verónicas se abría un antiguo paso conocido como la Puerta de la Aduana. En este lugar se cobraban las tasas fiscales o impuestos aplicados sobre todas las mercancías que entraban o salían de la ciudad. Convirtiéndose esta zona en el lugar más propicio para realizar los intercambios comerciales.

En 1850 el arquitecto Juan José Belmonte diseñó el proyecto en estilo Ecléctico para el nuevo mercado. Este edificio sufrió una reforma en 1864 llevada a cabo por Jerónimo Ros.

A principios del siglo XX se demolió el inmueble y se construyó un nuevo mercado. Entre 1912 y 1916, el arquitecto Pedro Cerdán diseñó y edificó la actual Plaza de Abastos.

La importancia de este mercado y la necesidad de adaptarlo a las nuevas exigencias comerciales propiciaron que se encargara, en 1975 al arquitecto Daniel Carbonell una nueva organización interna del espacio. Fue entonces cuando se construyó una entreplanta a modo de planta superior que permitió la existencia de un mayor número de dependencias y de puestos de venta.

En los años 2001 y 2004 también se llevaron a cabo una serie de reformas en el edificio, con el fin de preservar la estructura general de esta Plaza de Abastos.

En la actualidad, el Mercado de Verónicas es la Plaza de Abastos más popular de toda la ciudad.

Arquitectura del Mercado de Verónicas

El Mercado de Verónicas fue también conocido como Mercado del Oeste o Mercado de la Verdura.

El inmueble estaba organizado como una gran nave abierta al exterior por medio de dos grandes puertas de acceso.

En la fachada se podían observar grandes arcadas laterales que alternaban con pilares de ladrillo en tonos rojizos. Este nuevo edificio es de estilo Modernista sobrio y el diseño de su fachada ha perdurado hasta la actualidad. Por el contrario, su interior ha sido objeto de diferentes reformas con el fin de poder adaptar el espacio a las nuevas necesidades propias de su función comercial.

En 1975, el arquitecto Daniel Carbonell Ruiz llevó a cabo la construcción de una entreplanta en el interior de la nave del mercado. De esta manera, en la Planta Baja se situaron un total de 116 puestos o casetas para venta. Estos puestos están dedicados a la venta de pescados y verduras. En la Planta Superior encontramos un total de 120 puestos.


EL CHOTIS MADRILEÑO: cultura y tradiciones

4 septiembre, 2020 at 13:20

El Chotis madrileño es una música y baile muy particular, que se realiza al son de un organillo y en pareja, cara a cara. El chotis alcanzó gran popularidad y ha llegado a ser el baile más castizo del pueblo de Madrid, convirtiéndose en un símbolo Madrileño.

Durante el baile del Chotis madrileño la mujer gira alrededor del hombre, que gira sobre su propio eje. Se dice que el hombre no necesita más espacio que el de una baldosa para bailarlo.

Generalmente se baila en las verbenas como las de fiestas de San Isidro, fiestas típicas de Madrid.

Las mujeres suelen bailarlo ataviadas con un mantón de Manila y los hombres suelen lucir una parpusa (un tipo de boina) en su cabeza. Sin duda alguna el chotis más popular es el llamado «Madrid, Madrid, Madrid» del genial compositor mexicano Agustín Lara.

Origen e Historia del Chotis madrileño

El chotis o schotis es una música y baile con origen en Bohemia. Su nombre deriva del término alemán Schottisch (escocés), que era una danza social centroeuropea basada en un baile escocés del que se desconoce su nombre.

Esta danza, era un baile popular de campesinos escoceses, que pasó a Francia llamándose allí «exossaise», y de Francia pasó a Alemania con el nombre de schottisch, también conocida cono Polka alemana.

El chotis se puso de moda en toda Europa durante el siglo XIX.

El chotis llegó a Madrid en 1850 y se bailó por primera vez la noche del 3 de noviembre, en una fiesta organizada por la reina Isabel II en el Palacio Real de Madrid. En dicho evento, los músicos tocaron una polca alemana, que por aquel entonces estaba de moda en gran parte de Centroeuropa.

Según el periodista José Ayala, el chotis, y su organillo acompañante, fue introducido en Madrid por un inmigrante siciliano apellidado Apruzesse, que durante una estancia en Viena aprendió el secreto de las pianolas y fue el primero en traerlas a Madrid, instalando su taller en la Calle de San Francisco. Allí en Madrid se las llamó «organillos», y la música de ritmos austríacos que traían llamada Schotis encandilo a los chulapos madrileños. En una calle de Madrid, en la Cava Baja, aún hay un bar que recuerda esta historia y cuyo nombre es «Schotis».

La relación del chotis con el organillo es muy estrecha, ya que desde su comienzo, la interpretación del chotis con organillos ha formado parte de la tradición madrileña en las verbenas populares. El organillo se pudía transportar cómodamente por las calles y plazas de la ciudad: así se podían improvisar los bailes donde fuera necesario.

El baile del Chotis madrileño

La forma de bailar un Chotis no es complicada. Las parejas que lo ejecutan, ataviadas con los trajes típicos de chulapos madrileños, lo bailan así: el hombre sujeta con una mano a la mujer y con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, gira en redondo sobre las punteras de sus zapatos, mientras la mujer baila a su alrededor. Cuando la música lo indica, la pareja da tres pasos hacías atrás y tres hacia adelante y se reinician los giros. En un Chotis bien bailado, el hombre gira solamente en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente.

Se puede aprender a bailar el Chotis en las Vistillas, junto al Palacio Real y en la Pradera de San Isidro, durante las fiestas del santo patrón de Madrid.


MONASTERIO DE SAN JUAN: monasterios y conventos con encanto

29 mayo, 2020 at 10:37

El Monasterio de San Juan es un magnífico conjunto monástico-asistencial del siglo XVI estrechamente vinculado a la ciudad de Burgos, que se encuentra en la localidad de San Juan de Ortega (Burgos), dentro del paso del Camino de Santiago Francés.

Los acontecimientos históricos han hecho que hoy sólo se conserve el claustro, la sala capitular y las ruinas de la iglesia.

Queda muy poco de la magnífica iglesia del siglo XV, salvo sus muros exteriores. La iglesia monástica tenía tres naves, crucero y una capilla mayor de gran profundidad que permitía alojar en ella una gran sillería coral. La cubierta debió estar formada por bóvedas góticas con nervios rectos, formando una rica tracería de forma estrellada. Su autoría se atribuye a Juan de Colonia, el más importante artista del momento en Burgos.

La única zona del monasterio que se conserva, en su mayor parte, es el claustro, cuya construcción ha de fecharse a finales del siglo XVI. La obra fue ejecutada por Domingo de Azas. Muy interesante es el claustro inferior, en el que se conservan todas las bóvedas estrelladas y unos amplios ventanales. Hay que destacar la decoración de las claves de las bóvedas con bustos que representan a santos, papas, reyes, etc., relacionados con el monasterio.

La sala capitular o capilla de Montserrat es un recinto de planta cuadrada que se cubre con nueve bóvedas de nervios góticos formando estrellas de nervios rectos que descargan sobre cuatro columnas. Desempeñó la función de sala capitular hasta que se convirtió en capilla funeraria.

En el interior de la sala capitular hay un museo dedicado al prestigioso artista burgalés Marcelino Santa María (1866-1952) que tanto destacó en la representación de los paisajes castellanos.

Lejos de relegarlo al olvido, el Ayuntamiento ha encontrado en este edificio el enclave  idóneo para realizar una intensa y continuada actividad cultural: exposiciones, conferencias, congresos, actividades musicales y recepciones se suceden a lo largo del año.

Origen e Historia del Monasterio de San Juan

Los orígenes del Monasterio de San Juan se remontan al siglo XI, cuando el monje Lesmes, nacido en Loudun, cerca de Poitiers (Francia), se instaló aquí con el beneplácito de los reyes castellanos Alfonso VI y doña Constanza de Borgoña, al frente de una comunidad de doce monjes compañeros suyos llegados de Casa-Dei. Aquí se asentó con la idea de poner en marcha un pequeño complejo asistencial para albergar a los peregrinos del Camino de Santiago. Murió en 1097, siendo aclamado y honrado como santo. En 1511 fue proclamado patrono de la ciudad.

El Monasterio de San Juan se mantuvo bajo la disciplina benedictina Casa-Dei, que le nutrió de la mayor parte de los monjes hasta 1436. Ese año se integró en la Congregación de San Benito de Valladolid, comenzando una nueva etapa espiritual y cultural que no concluyó hasta la desamortización de Mendizabal en 1836, iniciándose un periodo de abandono que acabó con la ruina de buena parte del edificio.

Nada queda del antiguo edificio románico de la época del santo fundador. La primitiva fábrica monacal vivió un momento de enorme transformación a mediados del siglo XV, a raíz del incendio que se produjo en 1436, que destruyó totalmente la iglesia.