Visitar cementerios puede que no sea el plan turístico más solicitado pero hay algunos realmente fascinantes y que merece la pena visitar.
Los cementerios son el reflejo de la historia de los pueblos. Y en muchos casos encierran monumentos funerarios que son de una gran riqueza artística.
Hoy nos adentramos en el cementerio de Poblenou, situado en el barrio del mismo nombre de la ciudad de Barcelona. Un lugar que rebosa arte por los cuatro costados, sobre todo al ser el camposanto gótico por excelencia en España.
Cuenta con dos áreas diferenciadas, la original y la que se amplió durante la segunda mitad del siglo XIX. De sobrio estilo neoclásico, apunta elementos de inspiración egipcia.
Se trata de un pequeño museo funerario repleto de esculturas y rinconcitos de gran armonía. Es una obra del arquitecto italiano Antonio Ginesi, y fue el resultado de la reconstrucción que tuvo lugar en 1819, tras la destrucción que sufrió el antiguo cementerio del Este en 1775 a manos de las tropas napoleónicas. Es el más antiguo de Barcelona.
El cementerio está rodeado por chimeneas de ladrillo y rascacielos y es conocido por ser uno de los cementerios civiles más antiguos de nuestro país, al datar de principios del siglo XIX. La belleza del lugar reside en todo el arte mortuorio que alberga, comenzando por el ángel con trompeta que destaca en la entrada principal y terminando en el museo de estatuas al aire libre que podemos encontrar en su interior.
Las obras de arte, que siguen varios estilos, están labradas por los escultores y arquitectos más destacados de los siglos XIX y XX. Entre ellos Manuel Fuxà, los hermanos Vallmitjana, Macari Planella o Jaume Barba con su impactante Beso de la Muerte.
El cementerio de Poblenou estaba principalmente enfocado para la gente pobre y al ser relativamente barato en comparación con los demás cementerios de la ciudad la burguesía aprovechó para invertir en grandes mausoleos y panteones para su posteridad.
En la parte del cementerio originaria están enterrados algunos héroes de la Barcelona popular. Algunos murieron ayudando a otros durante alguna de las varias epidemias que sufrió la ciudad, otros fueron fusilados por luchar por la libertad de la ciudad. El más conocido entre ellos es probablemente Francesc Canals Ambrós (“el Santet”) que murió con solo 22 años. Este chico de familia humilde era conocido por su caridad y bondad. Después de su muerte, se convirtió en objeto de adoración del pueblo. Muchos locales aún hoy en día visitan su tumba y le traen algún regalo para expresar la devoción.
Ruta nocturna
Cementiris de Barcelona organiza varias rutas nocturnas a lo largo del año.
La visita se desarrolla de manera guiada de la mano de personajes ambientados de época que explican la historia y la cultura del recinto funerario vinculada a la historia de Barcelona.
La actividad es gratuita y abierta a todos. Se pueden realizar una reserva previa.
Visitar cementerios puede que no sea el plan turístico más solicitado pero hay algunos realmente fascinantes y que merece la pena visitar.
Los cementerios son el reflejo de la historia de los pueblos. Y en muchos casos encierran monumentos funerarios que son de una gran riqueza artística.
En medio de las montañas de la Axarquía malagueña, en el municipio de Sayalonga, los viajeros se paran ante una insólita construcción: El cementerio redondo de Sayalonga.
Es el único cementerio redondo (octogonal) de España y destaca por su arquitectura popular, siendo uno de los monumentos más visitados de la Axarquía con más de 3.000 visitantes al año.
Su trazado tiene forma octogonal, aunque se conoce popularmente como el ‘cementerio redondo’. Muchos han querido ver un paralelismoentre la forma octogonal de la torre de la iglesia de Santa Catalina y el propio cementerio, aunque esta tesis aún no ha podido demostrarse.
Según una creencia popular, se justifica el diseño de este camposanto en la costumbre de no enterrar a los fallecidos dándose la espalda, si bien, en la actualidad se pueden apreciar varios nichos en el centro.
Su origen data, al menos, de 1846, pero su inspiración podría remontarse al siglo XII cuando allí estaban establecidos los caballeros templarios.
Foto Jose Luis Garcia
Justo a la entrada del cementerio se encuentra el Centro de interpretación del cementerio redondo de Sayalonga. Dicho Centro de Interpretación explica a los visitantes qué se pueden encontrar en el mismo y el origen de su construcción. Para visitar el Centro de Interpretación puede pedir la llave en la Oficina de Turismo ya que se encuentra cerrado por motivos de seguridad.
Origen masónico del Cementerio redondo de Sayalonga
El interior del único camposanto redondo de España esconde un verdadero laberinto de símbolos de la masonería, plagado de «columnas», «pirámides truncadas» o «figuras de tres escalones».
El historiador Valentín Fernández fija el año de construcción del cementerio redondo en 1840 y le atribuye a Pedro Gordillo, maestro albañil de la Catedral de Málaga, la posibilidad de que lo diseñara: «Él, probablemente, era masón». «Por ello, ejecutó el cementerio con estructura octogonal, con una clara intencionalidad, ya que el octógono representa para los masones el equilibrio e indica la idea de una obra perfecta y acabada», ha añadido.
Según Fernández, la presencia de la masonería en Sayalonga se confirma en los estatutos de la sociedad La Iniciación, una logia creada en 1920, «y durante gran parte del siglo XIX y principios del XX, hubo masones que dejaron su huella en el cementerio».
En este sentido, en las tumbas existen símbolos propios de esta doctrina como las columnas, que representan la sabiduría, la fuerza y la belleza; el triángulo, que se atribuye a la perfección y la armonía; y las pirámides truncadas, que simbolizan la elevación de los pensamientos humanos.
Además, hay tumbas con los tres escalones, que representan el camino de perfección que debe seguir el masón a lo largo de su vida, y también está presente el sol, un símbolo de marcada importancia para los masones.
Para este investigador, el cementerio, la torre de la iglesia y su suelo ajedrezado, una chimenea de una casa que también es octogonal y la existencia desde el siglo XIX de una escuela de niños y niñas son pruebas de la implantación de la masonería en Sayalonga, un municipio de unos 1.600 habitantes ubicado en el interior de la Axarquía malagueña.
Hasta el famoso programa de televisión «Cuarto Milenio» ha hablado sobre el cementerio redondo de Sayalonga; todo un misterio para descubrir!!. Ver vídeo.
Desde la década de los ochenta del pasado siglo no se utiliza este cementerio, que dispone en su centro de varias filas de nichos de estructura cuadrada y similares a los de otros camposantos, que fueron realizados hacia 1950.
Visitar cementerios puede que no sea el plan turístico más solicitado pero hay algunos realmente fascinantes y que merece la pena visitar.
Los cementerios son el reflejo de la historia de los pueblos. Y en muchos casos encierran monumentos funerarios que son de una gran riqueza artística. El cementerio de Brihuega (Guadalajara, Castilla La Mancha) tiene doble valor porque está encerrado dentro del castillo medieval y porque cuenta con enterramientos muy antiguos.
El cementerio de Brihuega se encuentra situado en el interior de su castillo. Se trata del edificio más antiguo de la población ya que su origen se remonta a época califal y sería construido entre los siglos IX y XI. Fue residencia veraniega de los reyes taifas de Toledo hasta 1085, en especial de Al-Mamún, quien lo donó a su huésped y refugiado don Alfonso, después rey de Castilla, y conquistador de Toledo. Este monarca donó Brihuega y su castillo a los arzobispos de la sede primada, quienes lo poseyeron hasta el siglo XVIII.
Los monarcas musulmanes tenían bien vigilada la llamada tierra de nadie en un lugar estratégico que comunicaba el norte con el sur de España, para que así los cristianos no lo tuvieran fácil a la hora de aproximarse a las tierras de Al-Andalus.
Bajo posesión arzobispal, los prelados amplían la fortaleza, ya que se quedan prendados de la abundante vegetación, caza, buen clima y tranquilidad que posee Brihuega, con lo cual deciden ampliarlo en el ala norte como palacio de descanso. En la parte baja se sitúan las antiguas caballerizas, interesante dependencia con una larga bóveda de cañón construida en sillería. Hoy utilizada como capilla de la Veracruz, que alberga las imágenes que procesionan durante la Semana Santa.
Justo encima tendríamos el piso noble, con grandes ventanales formando arcos y profundo capitel de trazas visigodas, ahí se situaba el salón principal de audiencia, donde el arzobispo recibía a cualquier persona importante que llegara a visitar Brihuega, y rematado al final con una preciosa capilla puramente gótica rodeada de todo un zócalo de pinturas mudéjares geométricas, una de las pocas que se pueden encontrar en España, que la hace sin duda la joya arquitectónica más importante que posee Brihuega.
Históricamente funcionó como palacio por cualquier arzobispo que quisiera venir a pasar aquí largas temporadas, unos más y otros menos, dependiendo del poder político y las distintas disputas que tuvieran. Fue visitado también por reyes en períodos más o menos largos como Alfonso VIII, Fernando III, Alfonso X…
Desgraciadamente con la invasión napoleónica en 1808 los franceses asolan este territorio y lo primero que van a hacer es incendiar el palacio arzobispal, por lo tanto nos va a desparecer toda la decoración interior y el mobiliario que pudiera quedar que sumado a que en 1835 –con la Desamortización de Mendizábal-los bienes de la Iglesia pasan al Estado se comienza a utilizar el castillo como cementerio, nos desaparecerá para siempre el cómo estaría configurado interiormente.
El actual fue habilitado como cementerio en 1834 por culpa de una epidemia de cólera morbo asiático acaecida en el mes de agosto del citado año. Oficialmente pasó a manos municipales con la Desamortización de Mendizábal en 1835 y fue inaugurado como tal en 1838. Así reza en la dovela central del arco de entrada. En la Capilla General del viejo cementerio encontramos una lápida que nos da pistas sobre el inicio del cementerio. Empotrada a la pared hay una destinada a don Antonio Serrada que contribuyó a su construcción y en prueba de gratitud, el ayuntamiento le concede ese espacio tanto para él como para su familia. La fecha de su muerte es la de 27 de diciembre de 1850.
El cementerio fue ampliado (hoy conocido como cementerio de abajo) sobre la huerta llamada del Arriero el 24 de abril de 1881 y fue bendecido por el abad del cabildo de curas don Pedro Trijueque, cura párroco de San Miguel. El cementerio se configurará en dos partes: el de arriba o antiguo, puesto que será el primero y donde las familias más poderosas se irán enterrando en grandes panteones o capillas; y el de abajo, donde se enterrarán las gentes más desfavorecidas que verá más tardía su conversión en lápidas o panteones.
En el cementerio antiguo destacan tres capillas funerarias herederas de los tres espacios que tienen un origen medieval. En su interior están enterradas algunas de las personalidades más destacadas de los siglos XIX y XX.
Foto de Esther Carrillo
Actualmente y después de un largo proceso de estudio existe un Plan Director encaminado a trasladar el cementerio y consolidar las ruinas, todo un proceso urgente, debido al peligro de derrumbe que presentan sus muros, que en teoría debería acabar en el año 2017, (si no quiere perderse, quizá tendrían concluir antes) ejecutando un proyecto museístico rehabilitando los patios y jardines, salvando así el conjunto monumental más importante de Brihuega.
VIDEO DEL CEMENTERIO BRIHUEGA
Municipio de Brihuega
Está situado a 897 m. de altitud, en el corazón de la Alcarria, en el valle del Tajuña. Junto a Pastrana, son los pueblos más importantes de la Alcarria. Es famoso por su miel. En 1973 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional.
La muralla nos da la bienvenida a Brihuega y el castillo, del siglo XII, es de las primeras cosas que nos sorprenden, pues está en la zona baja del pueblo –unos 3.000 habitantes entre el pueblo y sus pedanías–. La explicación es sencilla: el pueblo se movió. Antes estaba a los pies del castillo y su muralla, junto al río. Las crecidas inundaban las casas, hasta que los vecinos se hartaron y se mudaron al Barrio Nuevo –en plena Edad Media– por encima del castillo.
En Brihuega vivió el rey Alfonso VI de Castilla; tuvieron lugar alguna de las batallas más importantes para la llegada al trono español de la dinastía borbónica, en 1710; batallas contra los franceses en la guerra de la independencia, en 1808; y una de las batallas más nombradas de la guerra civil, en la que muchos soldados italianos participaron, en 1937.
PUERTA DE LA CADENA
Se conserva casi intacta y está en el extremo norte del pueblo. Está escoltada por un cubo semicircular y rematada por un murete almenado. Junto a ella se encuentran los establecimientos hoteleros.
Forma parte de la muralla que se construyó en 1192 y que rodeó en su totalidad la población, aunque en 1710 fue parcialmente destruida en la guerra de Sucesión.
PUERTA DE COZAGÓN
Solamente quedan unos restos de lo que fue la puerta más importante. Está junto a la plaza de toros y la iglesia de Santa María, en la parte inferior del pueblo, en el extremo sur del pueblo, y servía de entrada a los caminos que venían desde Toledo.
Construida en estilo gótico, consiste en un par de sólidos machones de planta cuadrada, que se unen en lo alto por un apuntado arco.
ARCO DE LA GUÍA
Construida dentro del recinto amurallado, se encuentra junto a la iglesia de Santa María.
IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA PEÑA
Construida en el recinto del castillo en el s.XIII en plena transición del románico al gótico.
CUEVAS ÁRABES
Foto de Esther Carrillo
En la Plaza Mayor, en el lado opuesto al Ayuntamiento, se encuentra la entrada a las Cuevas. La visita es guiada y se recorren multitud de túneles. Para visitar estas últimas hay que comprar la entrada en la carnicería Hermanos Gutiérrez (sí, suena a broma pero es así).
REAL FÁBRICA DE PAÑOS
Construida por Felipe V y terminada por Carlos III en 1750, tiene una curiosa geometría circular. Hoy en día es poco más que una ruina techada, pero que muestra bien el esplendor de una época ya pasada hace siglos. Además de ser precioso, tiene unos balcones con unas panorámicas del pueblo muy bonitas.
Visitar cementerios puede que no sea el plan turístico más solicitado pero hay algunos realmente fascinantes y que merece la pena visitar.
Luarca, capital del concejo de Valdés, en el Principado de Asturias, tiene uno de los cementerios más antiguos (1813) y quizás más bonitos de la costa del Cantábrico.
Se encuentra situado en la Atalaya, un saliente que se alza sobre el mar Cantábrico, lo que un mirador con unas vistas preciosas. Muchos opinan que está en demasiado buen sitio y que mejor podría ser un parque.
Los acantilados dan al cementerio un aire marinero, incluso hay que señalar que el faro está en uno de los extremos del campo santo. Todo ello muy acorde con la historia y la tradición de Luarca, una de las villas marineras más destacadas de toda la costa norte de la península.
En el conviven majestuosos panteones con modestas sepulturas, personajes ilustres con modestas personas. Entre los personajes ilustres cuyos restos descansan en él está Severo Ochoa, premio Nobel de medicina y fisiología en 1959, natural de esta Villa.
Luarca tiene un importante puerto pesquero y una población de algo más de cinco mil habitantes. Se trata de una localidad por la que pasa del Camino de Santiago costero y cuenta con albergue de peregrinos, situado en Almuña, a unos dos kilómetros de la villa de Luarca.
Muy cerca de este camposanto hay otro más desconocido y casi abandonado, pero que tiene mucho interés. Se trata del cementerio moro de Barcia, situado a escasos kilómetros de Luarca. Es la única necrópolis de este tipo en el norte de España y en ella reposan los restos de los musulmanes que cayeron en la Guerra Civil, alistados en el ejército nacional. De hecho, fue el propio Franco el que mandó construir este cementerio.
Construido en el año 1862, el faro de Luarca se encuentra en la Atalaya. Pertenece al conjunto que forma la capilla de la Atalaya, el cementerio de la villa y también los restos de la muralla defensiva del s. XVI. El faro tiene una vivienda, y la torre se inserta en el lado oeste; con el tiempo se adosaron más edificaciones por el lado este.
Fotografia de Jesus Miguel Balleros
La Atalaya, el lugar donde se encuentra el faro, albergó durante los siglos XVI y XVII un fuerte defensivo para proteger la villa de los ataques franceses e ingleses. Fue al pie de esta atalaya donde se construyeron los primeros barrios de pescadores.
Antes de la existencia del faro, la orientación de las embarcaciones se realizaba con hogueras. En el s. XIV ya se encendía una luz en el campanario de la ermita de la Virgen Blanca para avisar a las embarcaciones, y se mantuvo hasta que se levantó el faro actual.
Visitar cementerios puede que no sea el plan turístico más solicitado pero hay algunos realmente fascinantes y que merece la pena visitar.
Los antepasados de los coruñeses yacen en un lugar privilegiado, San Amaro, un cementerio bicentenario situado junto al paseo marítimo de A Coruña que ofrece una panorámica única de la costa herculina. El Atlántico se sitúa a sus pies y a lo lejos se contempla el Faro de Mera, localidad pesquera famosa por ser lugar de veraneo de muchos gallegos.
Sin duda, el nombre de San Amaro no es pura coincidencia, ya que cómo explica Felipe Senén López Gómez, del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses, «En la tradición popular gallega San Amaro o San Mauro se asocia con el más allá. Cuenta la leyenda que fue santo peregrino a Compostela, que desembarca en un puerto y hace el camino sin llegar a poder entrar en la catedral por la multitud. Retoma entonces para coger el barco y ve nuevamente en aquel puerto de inicio una fila de gente que peregrina a otro templo. Pregunta y le dicen que son devotos de un santo que 300 años atrás había peregrinado a Compostela, sin poder cumplir su meta y que se llamaba San Amaro. Leyenda sobre la intemporalidad, sobre la búsqueda del Paraíso, siguiendo al Sol».
San Amaro fue declarado lugar de interés turístico en 2012 y, desde principios de 2013, forma parte de la Ruta Europea de Cementerios, reconocida por la Organización Mundial del Turismo.
Dentro de esta ruta creada en 2001, con 179 cementerios en 22 países distintos de los que 24 están en España, San Amaro destaca por su carácter atlántico; un cementerio marítimo con fuerte simbología celta y vinculado a países como Escocia o Gales. Quizá por eso los turistas británicos que cada año llegan a la ciudad a bordo de gigantescos cruceros recorren el lugar, donde además de símbolos celtas algunos encuentran tumbas de sus ancestros. La más visitada es la del general James Arbuthont, en la que se cree que descansan los restos de un joven escocés de 19 años al que su padre mandó unirse a las tropas del británico Sir John Moore, quien se enfrentó desde A Coruña a Napoleón.
El cementerio de San Amaro, pese a haberse creado en 1871, fue inaugurado en 1813 después de la prohibición por Ley, en el año anterior, de los entierros en las iglesias y su entorno. Se amplió en 1883 y se construyó un templo funerario en la puerta de entrada de portada dórica.
Emplazado frente al mar, está considerado uno de los más importantes de Galicia, tanto por el número, más de 200, como por la notoriedad de los personajes que cobija, siendo además una de las mejores muestras del Neoclásico, con un innegable valor artístico.
El Camposanto está dividido en tres zonas bien diferenciadas la religiosa, la civil y la británica, ésta última es privada y está cerrada al público. Cabe destacar el panteón modernista de la familia Bolivar (1912) obra del arquitecto Pedro Mariño, lápidas muestra de la represión ideológica del franquismo como alguna que reza “Un Dia de Abril” en referencia al 14 de abril de 1.931 en él que se proclamó la II República Española, dos monumentos colectivos que son el Monumento a los Mártires de la Libertad y la Columna dividida en recuerdo de la huelga general de 1901.
El Monumento a los Mártires de la Libertad, se levanta en el lugar donde descansaron antaño los aviadores alemanes de la II Guerra Mundial, trasladados posteriormente en 1982 al Cementerio de Yuste. Actualmente descansan bajo este monumento los restos de soldados magrebíes, indebidamente señalados como ciudadanos árabes, al servicio de los sublevados de 1936.
El 9 de noviembre de 1944, cinco meses después del desembarco de Normandía y con el régimen de Hitler agonizante, fue inaugurado el mausoleo nazi que llegó a contar con 16 sepulturas, ocho de las cuales correspondían a las víctimas del submarino U-966 hundido por los ingleses en Estaca de Bares. Del secreto nazi actualmente sólo existe una esvástica tras un bloque de nichos.
La Columna dividida en recuerdo de la huelga general de 1901, según reza la sepultura, es un monumento erigido por suscripción popular y por iniciativa de las sociedades obreras, a las víctimas de los sucesos de 30 y 31 de mayo de 1901, a raíz de la que está considerada como la primera gran huelga general de la historia del movimiento obrero gallego, con un paro absoluto en todos los sectores. Significativo también es el elenco político de San Amaro, que alberga un memorial del Partido Comunista de Galicia a dos populares guerrilleros.
La capilla del Cementerio es de estilo neoclásico con planta de cruz griega coronada por cúpula rebajada y flanqueada por dos torres. La puerta es de inspiración clásica imitando la entrada de templo dístilo con dos columnas in antis.
Otro secreto del cementerio es que esconde la zona dedicada a las sepulturas de niños. Se trata del enterramiento, en posición vertical y bañada en cal, de numerosas víctimas de la epidemia de cólera de 1.854. Para respetar su memoria, no se permitió enterrar desde entonces a más de 1,5 metros de profundidad, quedando reservada la zona para los niños.
Entre los ilustres encontramos a Manuel Murguía, Eduardo Pondal o Alfonso Molina. Entre sus muros también se esconden historias curiosas como la de un niño de 11 años llamado Juan Darriba, que murió salvando a una mujer que se estaba ahogando en la playa y desde ese dia los descendientes de la mujer depositan flores en sus tumba cada año, el hecho de que la hermana más joven de Picasso fuese enterrada aquí cuando murió con 4 años de difteria, época en la que la familia del pintor vivió en la ciudad e incluso la historia de la niña santa Mari Carmen Gonzalez Valeiro que estuvo enterrada en el panteón jónico de 1.896 de la imagen hasta 1.979, año en que se trasladó a Madrid.
Visita al cementerio de San Amaro, descubriendo sus tumbas y misterios a lo largo de sus más de doscientos años de historia. La visita guiada es muy interesante, pero las hay también nocturnas en dónde dicen que pasas un poquitín de miedo…
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