SIURANA: pueblos medievales de España
Ciurana de Tarragona (oficialmente en catalán Siurana o Siurana de Prades), es una pequeña localidad de Tarragona (Cataluña), situada encima de un peñasco calizo entre la Sierra del Montsant al oeste y las montañas de Prades al este, en el valle que forma el río Siurana.
El pequeño pueblo de Siurana es excepcional, es una hermosa muestra de auténtico pueblo medieval. Las casas aparecen encima de un acantilado de paredes calcáreas dominando un extenso paisaje de valles y montañas.
Declarado Paraje Pintoresco por evidentes razones, su castillo musulmán controlaba un extenso territorio del priorato y varias comarcas catalanas más. Aún se conservan restos de la fortificación original a la entrada de la población.
Las casas del casco urbano son de piedra y madera y el suelo de las calles está formado por losas de caliza con varios siglos de antigüedad. Silenciosas y retorcidas callejas empedradas, jalonadas de casonas medievales, rincones perfumados de geranios… Siurana es un pueblo de cuento donde el tiempo parece haberse detenido.
Los restos del castillo árabe construido en el siglo IX coronan el pueblo y su núcleo de casas, con la plaça Vella (plaza Vieja) como epicentro. Hasta el kilómetro cero de Siurana se llega entre silenciosas y retorcidas callejas empedradas, jalonadas de casonas medievales, rincones perfumados de geranios y un pequeño arco que comunica dos caserones a ambos lado de la calle principal.
El edificio más relevante de Siurana es su iglesia románica de Santa María de Siurana. De estilo románico y construida entre los siglos XII y XIII tras la llegada de las tropas del rey Ramón Berenguer IV, su estado de conservación es excelente. Aunque no está abierta al público, la superficie acristalada instalada en la puerta permite ver su interior.
Si vienes con tiempo hay numerosas rutas para hacer por la montaña. De hecho, si te gusta la montaña, decirte que Siurana es uno de los destinos de escalada más importantes del país y del mundo.
El acceso al pueblo se realiza a través de una carretera en ascenso llena de curvas pronunciadas, y gracias, porque la carretera es nueva de finales del siglo XX, antes era un pueblo medio aislado. Hoy en día, este pueblo está habitado por apenas 40 personas o menos.
Origen e Historia
Siurana fue el último reino de taifa en caer tras la reconquista cristiana de toda Cataluña, en 1153 y tiene algunos vestigios árabes como los restos del castillo del walí Almira Alemoni, del siglo IX. Esta fortificación cerraba el paso al núcleo urbano de la población.
La conquista cristiana en el siglo XII fue épica, dado lo inexpugnable de la villa, y dio lugar a una preciosa y triste leyenda que, dicen, tuvo lugar en el Salto de la Reina Mora.
Castillo de Siurana
Antes el castillo debía ocupar toda la cumbre, hoy apenas quedan unos restos de lo que fue aquella inexpugnable fortaleza de la que se decía que estaba a «medio camino del cielo».
El castillo árabe era un establecimiento militar o “hisn” construido hacia el siglo IX como centro de control. Perteneciente a un amplio territorio bajo dominio musulmán y situado estratégicamente, esta fortificación cerraba el paso al núcleo urbano. Actualmente, se observan los efectos de una primera fase de rehabilitación gracias a la cual se identifican perfectamente sus límites perimetrales y las torres de defensa, entre otras partes.
La conquista de este castillo por parte de Ramón Berenguer IV fue planificada antes que las de Tortosa y Lleida, pero no se pudo completar hasta 1153. Una vez conquistado, pasó a manos de Bertran de Castellet y posteriormente a las de Albert de Castellvell. Sirvió como dote para las reinas catalanas, para garantizar pactos y empréstitos y también como cárcel de personajes de cierta categoría.
Salto de la Reina Mora
No hay que esforzarse mucho para localizar el mirador más espectacular. Todos los caminos conducen al risco conocido como el Salto de la Reina Mora.
Se puede descender hasta él por el camino de la Trona, que nace junto a las ruinas del castillo, y que pasa en un primer tramo por un antiguo camino de herradura.
Según la leyenda, fue justo desde este acantilado desde donde saltó con su caballo blanco la hija del walí, la hermosa reina mora Abdelazia, que prefirió así acabar con su vida antes de verse sometida al ejército cristiano que sitiaba la fortaleza en 1153. Desde este vertiginoso enclave se observa la marca de lo que parece la herradura del caballo a causa de su impresionante salto al vacío y, retando al abismo, las impresionantes vistas que regala esta atalaya de las cimas de las montañas de Prades y del pantano de Siurana.
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