El Mercado Central de Cádiz, obra de Torcuato Bejumeda, se inauguró en 1838 y ha llegado hasta nuestros días gracias a las diferentes reformas que le han lavado la cara manteniendo la estructura original.
Antes del actual mercado de abastos, esta ubicación estaba ocupada por el huerto del antiguo convento de los Franciscanos Descalzos (siglo XVII), hoy Plaza de la Libertad, expropiada en la década de 1830.
Su visita es una placentera obligación para todo gastrónomo que se precie de serlo. También para todo aquel que quiera conocer una parte importante de la vida cotidiana en el núcleo histórico de Cádiz. El mercado abre de lunes a sábado de 09.00 h a 15.00 h. Horario Rincón Gastronómico: lunes de 9.00 a 16.00, de martes a viernes de 09 a 15.30 y de 19.00 a 00.00 y sábados de 09.00 a 16.00 y de 20.00 a 01.00
Características del Mercado Central de Cádiz
Este mercado de planta cuadrada a modo de plaza neoclásica y soportales con columnas dóricas fue obra del arquitecto Torcuato Benjumeda.
La remodelación más reciente concluyó en 2009, y en ella el arquitecto Carlos de Riaño optó por eliminar los anexos externos al mercado y una de las dos naves centrales, dejando una sola para los puestos de pescado y reubicando los de otros alimentos en el claustro. El mercado, tras la reforma, que ha conservado el diseño original del complejo, cuenta con 57 puestos de frutas y verduras, 54 de pescados, crustáceos y moluscos, 44 de carnes, 7 de congelados, 4 de pan y bollería, 1 de aceitunas, 1 de bolsas y papel, 1 de artículos de pesca y una cafetería en el primer piso.
Como reclamo añadido para el mercado, todos los días de la semana se organiza el Rincón Gastronómico, un lugar donde es posible degustar los productos típicos de la Gaditana, cocina nacional e internacional. Primero aparecieron un par de puestos de comida para llevar y degustar allí mismo, luego se abrieron una freiduría, puestos de productos de Cádiz, de cervezas artesanas, comida valenciana, japonesa… Y el Rincón ocupa hoy una parte significativa del espacio de la plaza, donde clientes del mercado o visitantes se quedan a tomar unas tapas.
Los puestos que estaban en los anexos al mercado se separaron para quedarse en casetas o tenderetes en los alrededores. Los más populares son los de los churros, como el de ‘La Guapa’, que se quedó con este nombre porque su fundadora, una mujer alta y bien plantá ganó un concurso de mantones de manila. Más de 60 kilos de masa trabajada a mano se venden cada día en este puesto.
La Caleta, playa de la ciudad de Cádiz ubicada en el centro histórico, cobra importancia cuando el sol comienza a deslizarse por debajo del horizonte. Nadie se puede cansar de admirar un espectáculo de este calibre, que se produce en cualquier época del año.
La Caleta tiene algo mágico. Aquí se respira la esencia gaditana más pura, pues que esté enclavada en el barrio de La Viña tiene mucho que ver. La Caleta es amor a primera vista; contemplar aquí un atardecer es un recuerdo que se queda grabado para toda la vida.
La Caleta es una pequeña playa de 400 metros de largo. Debido a que tiene una barrera natural de piedras, las olas chocan con ellas y por lo tanto, la marea siempre está muy tranquila.
La playa del casco antiguo de Cádiz no entiende de estaciones, y sus arenas siempre albergan a gaditanos y extranjeros. Refugiada entre dos castillos, el de San Sebastián y el de Santa Catalina, las barcas balanceadas por la mar, producen destellos que la hacen brillar. Disfrutar de un entorno familiar, descansar a la sombra de un antiguo balneario, pasear por un camino de rocas y disfrutar de la esencia de Cádiz, son algunas de las actividades que se puede hacer en la playa de La Caleta.
El balneario (1926), llamado el balneario de Nuestra Señora de la Palma y el Real, es un antiguo balneario declarado Bien de Interés Cultural donde los gaditanos se cambiaban antes de bajar a la playa. Un elegante edificio blanco, terminando en las alturas con unos bulbos blancos que recuerda al estilo árabe. Sin duda, es un gran símbolo de la Caleta. Este balneario es hoy en día el Centro de Arqueología Acuática.
El paseo que da acceso alcastillo de San Sebastián, divide la playa en dos tramos, quedando al sur una pequeña lengua de arena que también es aprovechada para tomar el sol y disfrutar del baño en piscinas naturales de piedra.
Origen e historia de la Caleta
La mayor concentración de yacimientos arqueológicos submarinos del litoral de Cádiz se encuentra en los alrededores de la playa de La Caleta, entre el Castillo de San Sebastián y el de Santa Catalina, en lo que fue la entrada natural desde mar abierto a la Bahía de Cádiz.
Este trayecto se realizaba a través del antiguo canal Bahía-Caleta (hoy en parte desaparecido), que discurría entre la actual playa y el Puerto de Cádiz. El canal servía de frontera natural entre las islas de Erytheia, dónde se encontraba el núcleo urbano de la colonia fenicia, y Kotinoussa.
Los restos expuestos en el Museo de Cádiz hallados en La Caleta, procedentes tanto de hallazgos casuales como de prospecciones arqueológicas, demuestran la utilización de todo el entorno de la actual Playa de La Caleta desde los primeros tiempos de funcionamiento de la colonia.
Así mismo, en los textos clásicos se hace referencia a la existencia en esta zona de la ciudad de dos templos de gran importancia: El primero de ellos dedicado a la Diosa Astarté en la Punta del Nao (hoy en día un arrecife sumergido frente al Castillo de Santa Catalina) y el segundo dedicado a Baal Hammon o Kronos, en el islote que ocupa actualmente el Castillo de San Sebastián.
La existencia de ambos templos se encuentra respaldada por el descubrimiento de algunas piezas de enorme importancia, como el Gran Thymiaterion (quemaperfumes fechado en los siglos VII-VI a.C), objetos votivos, estatuillas de terracota y el capitel protoeólico de volutas, entre otros objetos de gran valor histórico que pueden contemplarse todos ellos en la Sala Fenicia del Museo de Cádiz.
Toda la zona se constituía además como punto destacado de intercambio comercial de extraordinaria vitalidad e importancia debido a su fondeadero. Un puerto natural entre las islas de Erytheia y Kotinoussa dónde las naves fenicias arribaban trayendo hasta Gadir todo tipo de mercancías procedentes de la cuenca mediterránea, y desde dónde partían con las materias primas y productos elaborados de la colonia, en especial sus apreciadas salazones.
CASTILLO DE SAN SEBASTIÁN (s.XVIII)
El castillo de San Sebastián, declarado Bien de Interés Cultural, fue construido sobre una pequeña isla donde según la tradición estuvo el templo de Kronos, posteriormente una torre-atalaya musulmana y una ermita veneciana del siglo XV, que tras el saqueo inglés de finales del siglo XVI fueron reconstruidos dando lugar al castillo a partir de 1706.
De planta irregular con nueve lados, y dotada de parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos, protegía el frente norte de la ciudad desde su posición, controlando la entrada de la Caleta y el paso de buques por el canalizo Sur de la Bahía de Cádiz. Cabe señalar que a lo largo de su historia ha sufrido numerosas modificaciones y restauraciones, siendo utilizado como fortaleza, presidio y cuartel militar.
Destaca en la fortificación el Faro construido en 1908 sobre la base de la antigua torre-atalaya musulmana, que mide 41 m sobre el nivel del mar, siendo el segundo faro eléctrico de España.
CASTILLO DE SANTA CATALINA (s.XVI)
Utilizado como centro turístico multiusos (visitas, conciertos y exposiciones), fue declarado Bien de interés cultural.
El castillo fue ordenado construir por el rey Felipe II en 1598, tras el asalto inglés a la ciudad. Obra de ingeniería militar y planta pentagonal, presenta un frente amurallado marino de tres puntas, y un frente amurallado terrestre con dos semi-baluartes, puerta de acceso y foso con puente estable y levadizo.
A lo largo de su historia ha sufrido numerosas modificaciones y restauraciones, siendo utilizado como fortaleza, presidio y cuartel militar. Destaca en la fortificación la capilla y sacristía construida en 1693, en el reinado de Carlos II.
El
Carnaval de Cádiz es uno de los
carnavales más famosos de España y, sin duda la fiesta más emblemática de
cuantas se celebran al cabo del año en la ciudad de Cádiz (Andalucía).
La
fiesta del carnaval se hace realidad en Cádiz a través de su gente, que sale a
la calle a vivirlo con buen humor y a disfrutar de las agrupaciones carnavalescas que sacan sus repertorios de marcado carácter satírico y gaditano.
Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional(conjuntamente con el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife y el Carnaval de Águilas en Murcia) el signo de identidad del carnaval gaditano radica en la ironía y la mordacidad de las chirigotas.
En
la actualidad el Carnaval de Cádiz se desarrolla «oficialmente»
durante diez días, que son los
comprendidos entre el jueves anterior al Miércoles
de Ceniza, y el domingo de la semana siguiente, el llamado Domingo de Piñata.
Pero incluso antes de
estas fechas, y aún
en el mes de enero, recién acabadas las fiestas de Navidad, comienza la fiesta
en la calle con los tradicionales eventos gastronómicos de la Erizada, la Ostionada y la Pestiñada, donde junto a las
degustaciones de Erizos, Ostiones y Pestiños pueden oírse en primicia a
distintas agrupaciones que estrenan su repertorio en puntos tan singulares de
la ciudad como son el Barrio de la Viña,
el del Mentidero y la plaza de San Francisco.
Hay
agrupacionesde todo tipo: coros, comparsas, chirigotas y cuartetos,
principalmente. Están las «oficiales»,
que actúan en el Gran Teatro Falla,
donde previamente se desarrolla el Concursode Agrupaciones de Carnaval y están
las llamadas «ilegales»,
ajenas al concurso del Falla, y que reúne a grupos de amigos que componen sus letrillas para divertir al
personal en plazas y calles. Unas y otras son el mayor aliciente de este
carnaval, lleno de grandes dosis de desenfado, ingenio y humor.
Existen
también otros eventos importantes en
la programación del Carnaval de Cádiz, entre los que destacan: el Pregón del Carnaval -primer viernes de
carnaval-, desde la plaza de san Antonio, y siempre a cargo de algún artista o
personaje importante de la ciudad o muy vinculado a ella; los Carruseles de Coros que se celebran
durante los dos domingos de carnaval alrededor del Mercado de Abastos; y las
dos grandes y multitudinarias Cabalgatas
que se celebran también durante los dos domingos, por la tarde, siendo la
infantil la del segundo domingo.
Tras
las actuaciones y los desfiles, tanto de las agrupaciones “oficiales” como de
las “ilegales”, la celebración de los carnavales de Cádiz se cierra el “Domingo de la Piñata”. Ese día se
procede a la quema de “La Bruja Piti”
en la playa de la Caleta. No obstante, la fiesta aún se extenderá durante
algunos días más. Y es que los carnavales de Cádiz son parte del legado andaluz
y gran espejo en el que se han mirado otras fiestas importantes de España y del
resto del mundo.
Origen e historia del
carnaval de Cádiz
Resulta
complicado hablar de la cultura andaluza
sin nombrar a los carnavales de Cádiz. Seis
siglos de historia de una fiesta que ha evolucionado con el tiempo.
Aunque
algunos estudiosos remontan su origen en fiestas paganas de Grecia y Roma, los
especialistas parecen coincidir en que este Carnaval es un hijo del cristianismo, y en concreto de la Cuaresma, pues sin su
concepto e implantación en la sociedad el carnaval no existiría en la forma en
que se dio desde fechas oscuras de la Edad Media.
Como
tal, no existen documentos que puedan denotar el origen de los carnavales de
Cádiz, aunque todo apunta a que fue durante los siglos XVI y XVII cuando la colonia italiana que se encontraba
afincada en la ciudad dejó en esta tierra su influencia, dando lugar al germen
de la fiesta que no conocemos hoy en día.
Los
rasgos identificativos de los carnavales
de Venecia y Génova comenzaron a plasmarse en la ciudad gaditana, dejando
una huella que podemos ver en el uso de los antifaces, las caretas, los
confetis y las serpentinas. Así mismo, personajes típicos del carnaval italiano
como Arlequín, Colombina y Pierrot también quisieron recalar en Cádiz. El
disfraz pasa a ser un elemento fundamental, capaz de romper con los órdenes
sociales y las represiones, así como de aportar un espíritu de libertad.
Pero,
¿solo es italiana su influencia? Los carnavales de Cádiz comenzaron a
experimentar un gran giro a partir del desarrollo
del comercio con las Américas (cuando el puerto de Cádiz era uno de los más
importantes del Imperio español), el cual trajo consigo la llegada de nuevos estilos folclóricos (tangos y colombianas) que
eran entonados por comparsas de negros que vivían en la ciudad. Durante el siglo XVI, algunos documentos prueban,
que ya en esta época, las mujeres gaditanas arrancaban las flores de sus
macetas y se las lanzaban unos a otros a modo de broma.
Ya
en el siglo XVII, existieron intentos
por acabar con esta fiesta, prohibiéndose por la Corona en 1716 los bailes
de máscaras, aunque el pueblo se negaba a renunciar a su celebración. Durante
dos siglos, los carnavales de Cádiz tuvieron que ir a caballo entre la libertad
y la censura, aunque no sería hasta la muerte
de Fernando VII cuando los gremios gaditanos comenzasen a reunirse más
frecuentemente para preparar sus cantos, bailes y parodias. No podemos olvidar
que Cádiz sería el último reducto que soportó las embestidas de Napoleón, el cual tampoco pudo acabar con sus
carnavales.
No
sería hasta 1830 cuando llegarían las
primeras agrupaciones carnavalescas, como la “Cuadrilla de gallegos”, que
actuaban en las casas de los adinerados de la época cambio de una limosna. El
gobernador de Cádiz por aquella época, Cayetano Valdés, autorizaría la
organización de seis bailes públicos de disfraces.
A
finales del siglo XIX, el alcalde de Cádiz Juan Valverde, reformaría los
carnavales de Cádiz, municipalizando esta gran fiesta y estableciendo una normativa que se mantiene hasta nuestros días.
No
se entendería la historia de los carnavales de Cádiz sin la incorporación de la
figura de Antonio Rodríguez Martínez
(“El Tío de la Tiza”) a finales del siglo XIX y principios del siglo XX,
cuando sus coros como “Los Claveles” o
“Los Anticuarios” marcaron un antes y un después.
Desde
sus orígenes, las comparsas mantienen su estilo en cada una de sus coplas,
desarrollando el clásico chascarrillo, la crítica política y la sátira social.
En 1937, el por entonces Jefe del Estado, Francisco
Franco, abolió la celebración de esta fiesta en gran parte de España,
aunque no fue posible eliminar de las tiendas de vinos y los colmados gaditanos
la esencia de los carnavales de Cádiz. Así fue como en 1948 el gobernador civil
Rodríguez de Valcárcel autorizó al coro
“La Piñata Gaditana” a que saliese a la calle, marcando un antes y un
después en la proliferación de coros y chirigotas en una época en la que la
palabra carnaval estaba mal vista por el poder.
Los carnavales de Cádiz pasaron a celebrarse en mayo y a recibir el
nombre de “Fiestas típicas gaditanas”,
manteniéndose la esencia del carnaval gaditano de febrero exclusivamente en la
localidad de Trebujena.
La democracia traería consigo la libertad, y por
consiguiente la recuperación desde
el 15 de febrero de1977 del tradicional carnaval de Cádiz. Doce años antes ya
fue declarado Fiesta de Interés Turístico. A finales de los años 80, los
carnavales de Cádiz lograron universalizarse más aún si cabe. En 2002, la
Fundación Gaditana del Carnaval fue reemplazada por el Patronato del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC).
Poco a poco, el concurso ha ido ganando tanto en repercusión como en número de
participantes, conllevando a que en 2008 se incluyesen nuevas fases previas.
Concurso de
Agrupaciones de Carnaval
En
este concurso participan las llamadas agrupaciones
«oficiales», que actúan en el Gran Teatro Falla, de las que unas llegan de la provincia de Cádiz
y otras, cada vez más, de otras provincias españolas.
Este
concurso se celebra durante un mes, y tras diferentes fases clasificatorias,
finaliza el viernes anterior al Miércoles de Ceniza. La Fiesta del Carnaval comienza con la final del Concurso en el Teatro
Falla.
Las
agrupaciones carnavalescas que
participan en el Concurso Oficial comienzan a prepararse ya a partir de Septiembre,
tiempo que podríamos llamar de “pre-carnaval”.
Este periodo preparatorio lleva a muchas personas a tres lugares emblemáticos,
como ya hemos dicho anteriormente: el Barrio de la Viña, el Barrio del
Mentidero y la Plaza de San Francisco donde al mismo tiempo que se saborean
erizos, ostiones y pestiños, se puede escuchar en primicia algunas agrupaciones que participarán en el Concurso.
El
alto nivel alcanzado por algunas de estas agrupaciones hace que estén activas prácticamente durante todo el año,
con contratos para actuar en distintas fechas por distintas poblaciones de la
provincia, e incluso por varias de las más importantes ciudades españolas como
son Madrid, Barcelona o Sevilla.
La Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Cádiz es la sede episcopal de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Se empezó a construir en 1722 y no se terminó hasta el 28 de noviembre de 1838.
Recibe el nombre de la «Santa Cruz sobre el Mar» o «Santa Cruz sobre las Aguas», aunque los gaditanos la denominan catedral Nueva en contraposición a la catedral Vieja, edificada en el siglo XVI sobre la antigua catedral gótica mandada construir por Alfonso X El Sabio, y que hoy cumple las funciones de iglesia parroquial.
Bien de Interés Cultural (BIC), la Catedral de Santa Cruz de Cádiz está declarada como Monumento, según lo publicado en la Gaceta de Madrid con fecha de 4 de junio de 1931.
Está situada en el centro histórico de Cádiz, casi al borde del mar, y es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Tiene horario de visitas tanto para el interior del templo como para la Torre del Reloj. La misma entrada a la catedral sirve para acceder al museo Catedralicio, situado en la plaza Fray Félix, junto a la catedral Vieja.
Origen e Historia
El siglo de oro vivido por Cádiz en el XVIII, con el monopolio del comercio americano, exigía un marco adecuado para las celebraciones litúrgicas que ya no podía ofrecer, pese a su venerable antigüedad, la Catedral Vieja de Santa Cruz. Así fue como, con la ayuda económica de los cargadores a Indias, se inició la construcción de una grandiosa arquitectura, eligiendo al arquitecto Vicente Acero como maestro mayor de las obras en 1721.
Debido a la envergadura de la empresa y al ritmo de los trabajos, siempre obligado y a veces detenido por los ingresos del comercio, la construcción se vio sometida a distintos proyectos que modificaron los planes originales, de hecho el templo no fue consagrado hasta el año 1.838. Sobre todas estas modificaciones, cabe destacar los gustos neoclasicistas que según avanzaba el tiempo iban imponiéndose, si bien el espíritu de Vicente Acero domina todo el proyecto. Estos cambios de estilo quedan patentes en las zonas más altas de la Catedral: cúpula, torres y remate de la fachada principal.
Arquitectura
Siendo un edificio de estilo barroco y neoclásico, la genialidad del autor supo darle un aire de originalidad a la obra al conjugar la tradición arquitectónica española con las formas barrocas procedentes de Italia. Coinciden así una planta de origen gótico con potente girola, con el rico movimientos de líneas típicas de los arquitectos italianos de la época.
El templo tiene planta de cruz latina con tres naves y girola en la cabecera, inspirada en la de la Catedral de Granada y de Guadix, ambas de Diego de Siloé. Las naves se separan mediante pilares de planta elíptica con columnas corintias de fuste estriado en los extremos.
La fachada principal, enmarcada por dos grande torres que aumentan su amplitud, se divide en tres calles. La calle central alberga la portada principal de mármol blanco.
Las torres, de planta octogonal, constan de tres cuerpos, el primero de ellos de estilo barroco y los otros dos realizados en estilo neoclásico. La Torre del Reloj es, sin lugar a duda, uno de los elementos exteriores más característicos del templo gaditano. Desde sus torres puede apreciarse una vista completa de toda la urbe y maravillosas vistas al Océano Atlántico.
La cúpula, situada sobre el crucero, destaca por el color amarillo que le proporcionan los azulejos vidriados, levantándose sobre su base las esculturas de los cuatro evangelistas.
El interior se abren un total de 16 capillas, entre las que destacan la de San Sebastián, que conserva un lienzo que representa a su titular, fechado en 1621 y obra del genovés Andrea Ansaldi; la de San Servando y San Germán, que cuenta con tallas barrocas de los titulares obra de Luisa Roldán, la Roldana, fechadas en 1687; la capilla de Santa Teresa que expone la custodia procesional del Corpus Christi, realizada en plata entre 1649 y 1664 sobre diseño de Alejandro Saavedra y la Capilla Mayor, que presenta un templete neoclásico de planta circular realizado en mármoles de colores y bronce dorado, siguiendo el diseño de 1790 de Manuel Machuca.
Mención especial merece la cripta, diseñada por Vicente Acero y concluida en 1726. Se organiza en torno a un espacio circular cubierto por bóveda plana al que se abren dependencias. Preside el conjunto un espacio rectangular con nichos para enterramientos, en cuyo testero hay un altar de mármoles genoveses del siglo XVII, con la imagen en mármol blanco de la Virgen del Rosario, imagen de estilo barroco de gran calidad atribuida al escultor italiano Alessandro Algardi. En la cripta se encuentran enterrados, además de los obispos de la diócesis, los ilustres gaditanos Manuel de Falla y José Mª Pemán.
El Mercado Central de Abastos de Jerez (Cádiz), también conocido como Plaza de Abastos o popularmente la Plaza se encuentra en pleno centro de la ciudad, y es uno de los mercados de abastos más antiguos de la provincia de Cádiz.
El mercado se encuentra en el edificio levantado sobre el antiguo convento de San Francisco, adquirido al Estado tras la desamortización de Mendizábal. La primera piedra se colocó el 29 de junio de 1873 y se terminó de construir en 1885. Esta edificación de nuestra Plaza de Abastos fue considerada como la mejor de España, superando, según algunos incluso a la de Barcelona, tan famosa de gran distinción y categoría.
El edificio es de estilo neoclásico, y fue construido por el arquitecto D. José Esteve. Las fachadas están construidas en piedras y adornadas con cerámica vidriada en la que se han dibujado las grecas que tuvieron en su original construcción.
Las entradas y puertas principales conservan las rejas de hierro primitivas y la calle Parada y Barreto, donde se abre la entrada principal, está tratada con un bonito paseo, con numerosos naranjos.
El mercado cuenta con un total de 115 puestos, repartidos entre frutas y hortalizas, pescados, carnes, recovas, aceitunas, ultramarinos, panadería, congelados, especias y bar.
Arquitectónicamente es una de las plazas más bonitas de la provincia, especialmente la nave del pescado, un auténtico deleite.
En su exterior podréis encontrar varios puestos más, como puestos de flores, de camarones o caracoles. En la calle lateral que comunica con la Iglesia de San Francisco se colocan a su vez varios puestos de textil.
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