EL BOTIJO: artesanía con historia

26 noviembre, 2023 at 18:00

La invención del botijo es algo imposible de determinar con precisión. Este recipiente, al igual que otros objetos de arcilla, cuenta con miles de años de historia. Su origen se remonta a la Mesopotamia de hace unos 5500 años, cuando se empezaron a desarrollar las primeras técnicas de cocción del barro. Con el transcurso del tiempo, su fabricación fue extendiéndose por otros territorios y civilizaciones hasta llegar a nuestros días.

El Botijo es un nombre muy arraigado a lo andaluz y que etimológicamente procede del latín “butticula” y que la RAE define como “vasija de barro poroso que se usa para refrescar el agua, de vientre abultado, con asa en la parte superior, a uno de los lados boca para llenarlo de agua, y al opuesto un pitorro para beber”.

En España el botijo más antiguo encontrado es el que se conserva en el Museo Arqueológico de Murcia. El hallazgo, hace unas seis décadas, se produjo en la necrópolis de Puntarrón Chico, en Beniaján, Murcia. Se atribuye a un destacado poblado de la cultura argárica y se estima que puede tener más de 3.500 años. Su diseño es diferente al que hoy día conocemos, ya que su forma es cilíndrica incorporando un pequeño orificio y asa en la parte superior. Su tamaño es de 11 x 9,5 cm.

En nuestro país contamos con maestros alfareros de primer nivel que llevan generaciones fabricando multitud de piezas cerámicas, entre ellas, los botijos, un producto que se ha convertido en uno de nuestros iconos culturales. En La Rambla, Córdoba, se siguen trabajando fabricando los porrones o botijos más famosos de Andalucía.

El Botijo en Andalucía

El botijo, el milenario utensilio para beber agua fresca, es todo un símbolo de Andalucía.

Andalucía es tierra de luz y sol. Para combatir el calor que la protagoniza, especialmente en verano, el botijo ha acompañado tanto al campesino en sus labores de labranza como a la costurera en las largas tardes del estío andaluz.

Por cierto, el patio andaluz, elemento de refrigeración interior procedente de culturas mesopotámicas, utiliza, para su función climática, el mecanismo del botijo.

Qué es el Botijo y cómo funciona

El botijo es un recipiente de barro cocido, hecho artesanalmente, que se utiliza para beber y mantener fresca el agua. El tipo de arcilla empleada para su elaboración es la clave principal de su capacidad refrigerante, una arcilla caracterizada por una mayor porosidad.

El Botijo es pionero en lo referente a sistemas de refrigeración y probablemente el primer caso de I+D+i de la historia. A día de hoy, no existe en el mercado un producto que lo iguale en prestaciones, fiabilidad, sencillez y precio.

Un botijo a una temperatura ambiente de unos 30 grados podría enfriar el agua que contiene hasta unos 10 grados en apenas una hora. Cuanto más calor y más sequedad, curiosamente mejor será el efecto de enfriamiento y más grados bajará. Por esa razón, quienes pasaban sus días al sol lo han reverenciado durante siglos.

Mecanismo del botijo para enfriar el agua (el efecto botijo y su sistema de sudoración):

Para enfriar el agua el botijo emplea un sistema de refrigeración por evaporación. Gracias a la (1) porosidad de la arcilla, diminutas gotas de agua se van filtrando al exterior del botijo, acción conocida como (2) sudoración, empapando su cuerpo. Estas gotas, en contacto con un ambiente más cálido y seco, empiezan a (4) evaporarse al convertir en energía el (3) calor que hay dentro del botijo. Como resultado la temperatura interna disminuye y el agua se mantiene fría.

El grado de enfriamiento dependerá de factores como la cantidad de agua contenida en el botijo y de las condiciones ambientales. Este proceso térmico, cumple una función muy similar a la que realiza el sudor en nuestro organismo para reducir la temperatura corporal.

Consejos para un buen uso del botijo:

  • Antes de ponerlo en uso debe ser “curado” para evitar el sabor a barro y ello se consigue agregándole un poco de anís y mantenerlo, al menos, durante un día. Debemos colocar el botijo en un lugar seco y aireado y con unos ¾ de su capacidad.
  • El plato que se le coloca debajo es para evitar que se moje el suelo o la mesa en la que se deposita, debido a la filtración.; por lo que es aconsejable que se encuentre colgado.
  • Es importante no chupar el piporro (por motivos higiénicos), hay que beber “al chorro”.

Proceso de fabricación del Botijo

  1. Preparación del barro: antiguamente esta fase requería un proceso muy laborioso que abarcaba la búsqueda, recogida, transporte, tamizado y secado del barro. En la actualidad todo este proceso es realizado industrialmente.
  2. Amasado: permite eliminar el aire que la arcilla pueda contener, dejando la pella lista para trabajarla.
  3. Torneado: se comienza dando forma al cuerpo del botijo dejándolo airear una vez torneado. El resto de piezas (boca, asa y pitorro) se realizan a parte y también se dejan airear para que el barro tenga suficiente consistencia.
  4. Pegado de piezas: se procede a unir la boca, asa y pitón al cuerpo del botijo, repasando el conjunto para lograr un acabado fino.
  5. Secado: una vez terminada la pieza se deja secar el tiempo suficiente para que la pieza no se fracture en la fase de cocción debido a las altas temperaturas del horno.
  6. Cocción: la última fase de fabricación es cocerlo en un horno por debajo de los 1000 grados de temperatura, para evitar que los microporos de la arcilla se sellen. Esto es fundamental para que el botijo pueda realizar su función térmica de enfriamiento del agua. Solo si el uso final del botijo es como decoración se procedería a una segunda cocción tras la fase de esmaltado.

Regala el Botijo como producto auténtico de la cultura y tradición de Andalucía

El botijo ha sido considerado hasta hace pocas décadas casi como un miembro más de la familia. Pocos productos siguen despertando tanta simpatía, ternura, nostalgia e incluso admiración, tras miles de años de existencia.

Si buscas ideas para regalar a tu pareja, tus padres, tu amigo o amiga especial, para cualquier día o fecha señalada, sorpréndeles con un producto típico de la cultura y tradición de Andalucía. Y si quieres triunfar de verdad, elige alguno uno de nuestros BOTIJOS CUBITERAS realizados en la auténtica cerámica de Fajalauza, originaria de Andalucía.


CERÁMICA FAJALAUZA: artesanía con historia

21 diciembre, 2021 at 12:54

La Fajalauza es un tipo de cerámica popular originalmente elaborada en el Albaicín granadino que se caracteriza por su decoración en azul o verde de diversos motivos vegetales.

La tradición alfarera de la cerámica Fajalauza se remonta al año 1517 (s. XVI),​ aunque no se conocería con ese nombre hasta la primera mitad del siglo XIX.

Estas piezas de cerámica pintadas a mano se continúan utilizando para la construcción y decoración de interiores (vajillas) y de exteriores (patios de azulejos).

Origen e Historia de la cerámica Fajalauza

Como ya hemos comentado anteriormente, los primeros indicios de esta cerámica provienen de principios del siglo XVI. Aunque quizás ya existiera en los años finales del siglo XV. Sin embargo, no llevaba este nombre de Fajalauza por aquel entonces, sino el nombre de la familia alfarera que lo creaba.

Era una artesanía ligada exclusivamente al apellido Morales, llegados a Granada tras la conquista cristiana, aunque no sabemos de dónde procedían. En Granada nació un estilo de cacharrería muy particular, que tiene resabios de estilos preexistentes durante la Edad Media en Cataluña, Teruel, Úbeda, Triana, Talavera, etc. Aquellos primeros cristianos de la familia Morales establecieron su taller por debajo de la Puerta de Fajalauza, pegados a la mismísima muralla del Alabaicín y por encima de lo que sería, a partir de 1636, el Convento de San Antonio.

No obstante, a pesar de los influjos que tuvo esta cerámica, la ahora conocida como Fajalauza se creaba ya entonces de forma única. Su origen es cristiano, pero su modus operandi es árabe. Esto se debe a que se utilizaban hornos moriscos en la elaboración de esta y a que la forma de trabajarla está contemplada bajo la influencia mudéjar.

En el comienzo de la elaboración de esta cerámica Fajalauza, se singularizaba por su estilo sencillo donde se utilizaban los tonos blancos alternándose éstos con los azules o los verdes.

El diseño de esta cerámica cambio con el paso del tiempo hacia una donde abundaban gran cantidad de motivos además de los vegetales: la representativa fruta de la granada, los pájaros o las flores. En el mismo ítem de cerámica se plasmaban varias de estas figuras que se hacían compañía en colores ya más vivos, que se añadieron a los que antes había.

El proceso de elaboración de la Fajalauza

A principios del siglo XX la técnica que se usaba para realizar esta cerámica tan característica en Granada era la de utilizar un torno excavado en el suelo y un horno árabe heredados de la época nazarí. Desgraciadamente, este horno ya está en desuso al introducir la nueva la nueva maquinaria con la llegada de la electricidad. Hoy en día, a pesar de la nueva maquinaria e innovaciones se sigue realizando un proceso de fabricación totalmente artesanal.

Con el fin de preservar esta forma de fabricar artesanalmente la cerámica de Fajalauza, surge la Fundación Fajalauza-Cecilio Morales cuyo fin no es otro que mantener esta cerámica auténtica con el estilo de fajalauza mediante su promoción y la realización de diferentes actividades como la de crear una escuela de cerámica fajalauza.


EL TRAJE DE LUCES: artesanía con historia

22 enero, 2021 at 11:31

El traje de luces es uno de los elementos más importantes dentro del mundo taurino ya que es la indumentaria que utiliza el matador de toros. Su nombre responde a los reflejos que producen las lentejuelas que lo cubren.

Está fabricado en seda y cubierto con un bordado realizado habitualmente con hilo de canutillo de oro, plata o azabache y ocasionalmente con otros materiales como cristal.​ El hilo de color oro se utiliza para los Diestros (matadores de toros) y el de plata para los subalternos (acompañantes del matador de toros).

Se trata de una vestimenta tradicional que procede del traje de los majos de finales del siglo XVIII y que acabó convirtiéndose en una ropa exclusiva para ejercer el ritual taurino. Con posterioridad le fueron añadidos diversos adornos, como la montera, los bordados y los alamares.

Vestirse de torero es un ritual para el matador, que es asistido en todo momento por su mozo de espadas, que le ayuda a vestirse con especial parsimonia y orden. El peso de un traje de luces profesional es de unos 4 o 5 Kg y tiene un precio medio razonable de 3.000 euros. Se tarda unos 40 días en su confección y no se suele utilizar más de 4 veces.

Los nombre de las combinaciones de colores del traje del matador suelen ser muy significativas en el mundo del toreo: gualda y oro, canela y azabache, azul pavo y oro, tabaco y oro, Vino de burdeos y luto, azul purísima, azul rey y plata, tabaco puro y plata, verde oliva, nazareno, canario y azabache, sangre de toro y oro, primera comunión y plata, luto y azabache, catafalco y oro…etc.

Además del traje oficial, existen otros dos estilos de trajes: los trajes para las Corridas Goyescas y los trajes para las Corridas Picassianas.

Origen e Historia del Traje de Luces

Antes del s. XVII, el toreo no era considerado como una profesión y los lidiadores vestían con su ropa habitual, la que le correspondiera según su situación social: la de caballeros o pajes. El toreo a caballo (el de a pie todavía no era relevante) era entonces considerado más un deporte que un espectáculo; donde los caballeros eran ayudados desde la arena por los pajes.

Los primeros trajes de toreros de a pie datan del siglo XVII, cuando los toreros profesionales navarros y andaluces junto con sus cuadrillas acudían a las fiestas con indumentarias específicas para la actuación, circunstancia que identificada al grupo como bandas de toreros. Por primera vez en la historia de la tauromaquia, un torero se enfrentaba a los toros con estoque y muleta, vistiendo calzón, coleto de ante negro, mangas acolchadas con terciopelo negro y cinturón bien ceñido.

El Coleto era la denominación para esa vestidura de sus inicios, que estaba hecha de piel por lo común de ante, sin mangas, abierta por delante. Por su flexibilidad y dureza, el ante era el material preferido en aquella época para confeccionar los trajes de toreros. Sus cualidades permitían la libertad de movimiento con una cierta protección frente a los posibles rasguños ocasionados por los pitones.

En Andalucía, en la Cartilla de Torear de la biblioteca de Osuna, se menciona que los toreadores utilizaban ante como material apropiado de su vestido para torear.

“ …. De ante ha de ser el vestido

Para el cuerpo resguardar,

Que no le pueda calar

Aunque él se viera oprimido.

…….”

En tal época, como ya lo hemos expuesto, el toreo a pie competía con el de a caballo, de ahí que entonces se inventara la muleta y se introdujera la suerte de matar al toro cara a cara a pie.

En 1730, la Maestranza de Sevilla se encarga de vestir a los toreadores contratados con vestidos de color grana con galón blanco; acabó siendo el uniforme oficial de la Maestranza. Este encarnado y blanco se mantuvo durante más de 60 años como uniforme oficial. Fuera de Sevilla, como en Madrid, Granada y Aranjuez, los toreros tenían cierta libertad en los colores y adornos de sus trajes, siempre que fueran sobrios.

Con el Maestro Costillares apareció la revolución del diseño en el Traje de Torero. Goya también retrató al Maestro Costillares. En todos sus cuadros, Goya dibuja al torero con un tocado en la cabeza y el pelo recogido en una redecilla negra. La coleta y la forma de recoger el pelo podía justificarse como una manera de protección en caso de golpe por caída al suelo.

Más adelante se cambió el ante por la seda; adoptándose el traje de majo, que ha llegado hasta nuestros días.

Entre 1830 y 1835, “Paquiro” se presenta sin la típica redecilla y aparece con la montera. Las primeras monteras eran de gran tamaño y más altas que las actuales; realizadas en astrakán y adornadas con borlas en los laterales.

“Paquiro” también introduce en el traje las “luces”, a través de las lentejuelas, que es una gran novedad en la época.

Las piezas de un Traje de Luces

El traje de torero se compone de variadas y numerosas piezas confeccionadas y estudiadas para cumplir tanto con la elegancia como con la “protección” del matador: montera, corbatín, chaquetilla, chaleco, faja, calzón, taleguilla, medias, camisa, zapatillas y el capote de paseo (en los picadores el sombrero se le llama castoreño).

Un torero tiene que salir a la plaza elegante y cómodo a la vez, sin que nada le sobre ni le falte, justo. Referente a los motivos de los bordados los hay de formas vegetales, geométricas, florales, de líneas, ramas, círculos y la mezcla de ambos o varios elementos.

La taleguilla, chaquetilla y chaleco suelen ser del mismo color, diversos y a gusto del torero, adornados con bordados, alamares y lentejuelas de oro en los matadores y de plata o azabache en los subalternos. Los colores más comunes suelen ser el grana, nazareno, purísima, rosa palo, blanco, tabaco. También se usan colores más claros para mimetizar con el albero o bien colores menos delicados para los peones de brega.

La Montera más que sombrero, es un tocado, un pelo artificial, una especie de peluca que se acopla a la cabeza del diestro. El uso de la montera está cargado de normas, protocolos y supersticiones.

El traje goyesco viene de los primeros tiempos del toreo moderno y los toreros visten a la manera del siglo XVII, época de Goya, el traje es parecido al de ahora pero descargado de brillos, con pocos adornos y sin lentejuelas, más holgado y en la cabeza rematando con un bicornio.

El traje picassiano se utiliza para la celebración de una corrida en Málaga, en honor a Picasso, denominada Picassiana. Los toreros se lucen con trajes inspirados en su estilo y visión del color y la forma.

Los picadores en lugar de zapatillas llevan botas, en la pierna derecha una armadura de hierro llamada mona que sube hasta la entrepierna y en la izquierda una más pequeña llamada gregoriana, su chaquetilla es también bordada en oro.

Los rejoneadores españoles utilizan traje campero, en cambio los portugueses visten a la Federica (al estilo de Federico de Prusia), lujosa indumentaria rematada con un adornado tricornio a la cabeza.


PIEL DE UBRIQUE: artesanía con historia

22 mayo, 2020 at 12:55

La piel constituye en el caso de Ubrique una verdadera cultura, importantísima, que comienza en la noche de los tiempos y llega a nuestros días. En la actualidad, la zona de Ubrique-Sierra de Cádiz constituye el sistema local de empresas más representativo del Sector de la Marroquinería en España, ubicado en el segmento medio –alto y lujo.

La artesanía en piel ha acompañado al hombre desde sus propios inicios como una manufactura de primera necesidad. Con esta materia fabricaron sus primeros vestidos, zapatos, envases, mantas, casas y hasta pequeñas embarcaciones.

A partir del siglo III a. C., y muy especialmente de la época del imperio romano, los mercados del cuero proliferan en todo el mundo romanizado. Quizá sea el sur de Francia y la práctica totalidad de la Península Ibérica la zona más abundante en este tipo de industrias.

Un vestigio de esta etapa lo podemos ver aún hoy día en los restos de la tenería (lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero), junto al río que atraviesa la localidad de Ubrique. Allí se curtía la piel empleando el agua y la cal como elementos fundamentales.

Bien entrado el siglo XIX, con la Revolución Industrial también llegaron nuevas técnicas de tratar la piel y el cuero, que hacían que el proceso fuese mucho más rápido y barato. Sin embargo, la piel en Ubrique continuó haciéndose de la manera más artesanal, aunque eso supusiera un mayor coste e inversión.

Ese especial cuidado en el trabajo de las pieles y la pasión que le ponen los artesanos en cada obra, ha hecho que Ubrique se haya convertido en el templo del cuero para gran parte de las empresas que comercializan productos de lujo a nivel internacional.

De esta manera, Ubrique cuenta con el Museo de la Piel, un museo que nos descubre la historia de un arte, el de la marroquinería, que ha convertido a esta población de la comarca de la Sierra de Cádiz en un lugar único en el mundo.

Origen e Historia de la Piel de Ubrique

La elaboración de cuero tiene una época de esplendor en el sur de España, en los reinos árabes del Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se hace famosa por su producción de cueros de alta calidad, repujados, policromados y, en algunos casos, metalizados con aplicaciones de finas hojas de oro y plata. De esta época proviene el término guadamecil, que designa el cuero pintado o labrado artísticamente.

También fueron los árabes quienes introdujeron el alumbre y la sal como curtientes para dar así a la piel más consistencia y duración. Ubrique también adoptaría durante esta época nuevas técnicas.

Con la expulsión de judíos y moriscos (s. XV y XVI), reputados artesanos tienen que abandonar España para ir al exilio, estableciéndose en ciudades del norte de Marruecos. La artesanía del cuero, como otros muchos tipos de manufacturas, decaen por este motivo en la península.

El arte de elaborar el cuero para la consecución de productos manufacturados es denominado marroquinería, palabra que proviene del marroquí, un tipo de cuero lustroso y delgado.

La piel de Ubrique se exportaba a los principales mercados europeos de la época: Francia, Países Bajos y Alemania. La demanda de equipamiento militar para la guerra y de artículos sofisticados de lujo hizo que gentes de Ubrique y otros valles serranos demostraran  su capacidad. Según datos recogidos por la Corona de Castilla, durante la revuelta de los portugueses en 1640, Ubrique y su comarca abasteció de correas y talabartes para las armas, cinchas y pretales para las cabalgaduras, a las tropas relacionadas con la seguridad de los puertos indianos y atlánticos.

A mediados del S.XVIII, comienzan a abrirse   talleres de piel en Ubrique. Comienzan a fabricarse de manera casi industrial las “petacas“ (pequeños estuches de piel para llevar el  tabaco) en Ubrique. Apareciendo las primeras “ petaquerías“,  establecimientos donde se confeccionan dichos artículos. Es a partir de entonces cuando la fama de Ubrique comienza a crecer.

La Piel de Ubrique: Indicación Geográfica Protegida (IGP)

La U.E.  pone en marcha un Proyecto de Reglamento para el Registro de Indicaciones Geográficas de Productos no Agrícolas. Este registro abarca a Europa y Terceros Países. Al amparo de este proyecto la piel  de Ubrique muestra una gran  relevancia.

El sector marroquinero de Ubrique se codea con otros sectores y marcas de prestigio. Entre ellas, el cristal de Murano, el acero de Solingen o los relojes suizos. ¡Ahí es nada!

Los empresarios ubriqueño del sector trabajan en el proyecto de creación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Algo similar a las Denominaciones de Origen del vino. Con la consideración de IGP, la piel de Ubrique tendrá una gran importancia a nivel europeo. En la actualidad la Piel de Ubrique ya figura en una relación provisional de productos, junto a otras 16 referencias. El Reglamento actualmente se encuentra en fase de redacción.

Escuela de marroquinería en Ubrique

Tal es la importancia de este sector, que el empresariado de Ubrique ha creado una escuela. Las pretensiones de la escuela son claras: salvaguardar y enseñar la marroquinería ubriqueña. Esta escuela fue creada por el circulo empresarial con el apoyo del Ayuntamiento en  el año 2014. La escuela está gestionada por la asociación, recientemente creada «La piel de Ubrique».

El Pueblo de Ubrique

En la entrada del Parque Natural de Grazalema y del Parque Natural Los Alcornocales abren las puertas a este maravilloso pueblo, que se encuentra dentro de la Ruta de los Pueblos Blancos de Andalucía.

La disposición de Ubrique, sus construcciones y la relación de los habitantes con su entorno a través de la cultura que le es propia, le ha valido al lugar para que fuese declarado como Bien de Interés Cultural y su casco antiguo como Conjunto Histórico. Si quieres leer más sobre este pueblo, pincha aquí.


LAS MENORQUINAS: artesanía con historia

5 febrero, 2019 at 8:29
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Las menorquinas son un clásico del calzado español, y da igual cómo las llames, nunca pasan de moda: avarcas, abarcas, menorquinas, mallorquinas, ibicencas…

Las menorquinas, inicialmente, se fabricaban a mano y únicamente con piel e hilo encerado. Aunque los materiales y el estilo han ido cambiando con los siglos, lo que sí se conserva todavía es su carácter artesanal.

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En España existen numerosas variantes de este tipo de calzado de cuero. Se puede decir que la albarca de cuero es una de las más antiguas formas de calzado en la península: avarca menorquina, la albarca vasca, la albarca castellana o la más primitiva y tosca de todas, la calzaera.

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Origen e historia de las Menorquinas

Como suele suceder en estos casos, no se sabe a ciencia cierta cuándo comenzaron a utilizarse las menorquinas pero sí que hay algunos indicios. En primer lugar, parece que en Menorca sí que está el origen de este calzado.

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Todo parece indicar que los primeros en utilizar este tipo de calzado, fueron los honderos de las islas Baleares (lanzadores de piedras), que se encontraban al servicio del general cartaginés Aníbal, en su lucha contra los romanos en torno al 200 a.C.

Más tarde, y debido a la fortaleza y flexibilidad de las mismas, fueron utilizadas por los campesinos y labriegos de la zona, que vieron en este tipo de calzado una forma ideal de proteger sus pies durante las largas jornadas de duras labores en el campo.

Desde entonces, su primitivo aspecto y la utilización inicial de las abarcas menorquinas, ha ido variando y evolucionando.

La evolución de las Menorquinas

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En un principio estaban totalmente realizadas en piel y cosidas a mano con hilo encerado. Sin embargo, estrenando el siglo XX, con el comienzo del uso generalizado del automóvil entre las altas capas de la sociedad, llegó a la vida de las tradicionales avarcas, un nuevo componente.

¿Que qué tiene que ver el automóvil con una abarca menorquina? Resulta que, a alguien se le ocurrió reforzar la suela de las menorquinas, con el caucho de las ruedas viejas de los automóviles. Sencillo, pero perfecto, ¿verdad?.

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Ahora las abarcas durarían más, el pie estaría más protegido de la humedad y de lo abrupto del terreno, introduciéndose además el factor antideslizante y de flexibilidad de este material. ¡Sencillamente genial!

Y de ser un calzado práctico y cómodo para trabajar, entre los años 70 y 80 se convirtió en tendencia de la moda menorquina para después extenderse por el resto de islas baleares y poco a poco por el resto de nuestro país, de ahí que también se llamen zapatos mallorquinas o sandalias ibicencas.  

La enorme demanda de este tipo de calzado, también hizo que fuese necesario poner al servicio de su fabricación los nuevos avances tecnológicos. Sin embargo, el factor artesanal sigue ocupando un lugar importante dentro de la cadena de producción del mismo.

Las menorquinas han ido evolucionando a lo largo de la historia para atender a las necesidades que las circunstancias van marcando, pero sin perder la esencia y el sabor a tradición que las caracteriza.

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En la actualidad, las abarcas menorquinas, además de ser un calzado cómodo, flexible, transpirable y natural, también son fiel reflejo de las tendencias que marca la moda, en cuanto a colores y diseños. No lo dudéis!, la abarca menorquina es siempre una buena opción para estar frescos, cómodos y a la moda este verano.

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