
Calatañazor es una localidad y también un municipio de la provincia de Soria, Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Perteneciente a la comarca de las Tierras del Burgo, está situado a orillas del río Milanos, al suroeste de la capital, de la que dista 32 km. Tiene alrededor de 70 habitantes.
Es una pequeñísima villa con sólo unas docenas de habitantes pero con toneladas de encanto. Puertas de cuarterón con antiguos herrajes, tejados coronados por chimeneas cónicas cubiertas a teja partida, pavimento de canto rodado… En este marco Orson Welles rodó «Campanadas a medianoche» (basada en varias obras de Shakespeare y ambientada en los siglos XIV -XV) y según cuentan lo único que tuvo que hacer fue quitar los cables de la luz. No es de extrañar, subes la cuesta de la carretera de acceso, doblas la esquina y… ¡de pronto parece que el tiempo se ha detenido! Las primeras casas de Calatañazor parecen transportarte a través de un túnel de tiempo y en unos pocos metros has retrocedido varios siglos.

El pueblo cuenta además con abundantes restos de un señorial castillo, con dos iglesias —una de ellas románica— y con una tercera muy arruinada pero que todavía deja entrever su románica hechura. Tantos méritos le valieron a la villa de Calatañazor la declaración de Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1962.
Desde el castillo de Calatañazor, al final de la calle principal, empedrada, con soportales, puede contemplarse el «Valle de la Sangre». Hace algo más de mil años aquí se escribió una de las páginas más gloriosas de la historia de España que hizo que Calatañazor aparezca en ella con letras de oro (la batalla del mismo nombre).

El poeta Gerardo Diego, sin duda impresionado por la serena estampa e historia de Calatañazor le dedicó un bello poema, cuyas estrofas, grabadas en bronce, decoran un monumento dedicado al Almanzor, erigido en el centro del pueblo.

La historia del pueblo de Calatañazor
(texto publicado por Eduardo Losada)
Esta se inicia en el «Cerro de los Castejones», situado entre el pueblo y la carretera nacional N-122, al otro lado del profundo barranco que forma el río Milanos. En este lugar llevó a cabo en 1924 importantes excavaciones arqueológicas el insigne arqueólogo español Blas de Taracena, que descubrió los restos de un poblado celtibérico de los siglos III-II antes de Cristo y que continuó habitado hasta la caída del imperio romano. Algunos han identificado estas ruinas con la ciudad de Voluce, pequeña ciudad y parada intermedia entre Numancia y Uxama (dos importantes ciudades celtíbero-romanas) en la calzada romana que unía El valle del Ebro con el interior (llegaba hasta Asturica Augusta, la actual Astorga).

Pero será un poco más tarde cuando el nombre de Calatañazor se haga inmortal. Nos encontramos en pleno siglo X y el río Duero constituye una línea de castillos y fortalezas apoyadas por numerosas atalayas. Calatañazor forma parte de este intrincada red, de las que Medinaceli es el principal bastión y puesto de mando. Desde el norte los cristianos se han ido acercando y pretenden seguir empujando a sus adversarios hacia el sur. Esto convierte a la provincia de Soria en un constante escenario de enfrentamientos; batallas y escaramuzas se suceden.
Es en este contexto en el que un nuevo y poderoso reino está naciendo. En 931 Fernán González ha reunido en torno a el varios condados menores, fundando el condado de Castilla. El principio es difícil y el conde apenas tiene poder hasta el año 951, tras la muerte del rey León Ramiro II. Cuarenta años más tarde, cuando él muera, Castilla habrá pasado de ser una región dividida y sometida a otro reino, a ser un condado unificado con espíritu emprendedor y militar que abarca desde el Duero hasta el Cantábrico.
En el año 970 muere Fernán González y Calatañazor pronto entrará en la historia.
Estamos en torno al año 970 y el califa Al Hakan II está maravillado por la extraordinaria habilidad de uno de sus servidores con las mujeres. El muchacho. que pronto será llamado Almanzor, sabe de la influencia que tienen estas, y hombre bien parecido, se dedica a colmar de regalos y atenciones a las mujeres del harén del califa, lo que le hace gozar de sus favores. El califa se pregunta maravillado como es posible que ellas solo aprecien los regalos que les da Almanzor.
Almanzor es ambicioso y cuando el califa muere, 6 años más tarde, ve que ha llegado su oportunidad, se convierte en co-tutor del nuevo califa Hisham II junto a un tal Al Mushafi. Este estorba a Almanzor que empieza a atraerse la amistad del poderoso general Galib, gobernador de Medinaceli, Al Mushafi se da cuenta de las intenciones que se esconden detrás y pide la mano de la hija de Galib pero Almanzor se entromete y consigue ser él, el que se case con la Hija del general y logra anular a Al-Mushafi, que desaparece de la escena. Además logra salvar al pequeño califa de una conjura y lo rodea de atenciones. En 981 culminan sus maquinaciones anunciando que el califa desea dedicarse a la religión y delega en él toda su autoridad. Pero su suegro, Galib, se opone. Se enfrentarán en una dura batalla en la que Almanzor saldrá victorioso y matará a Galib.
A partir de entonces se convierte en el azote de los reinos cristianos: devasta Barcelona en el 985, León en 988. Antes incluso, en el 977 ya había atacado Galicia, donde arrasa la basílica de Santiago (allí solo respetó el sepulcro del Apóstol y al monje que lo custodiaba).
Solo con nombrarlo, los cristianos tiemblan. Sus reyes prefieren rendirse y pagar tributos antes que combatir con este guerrero que parece invencible. Además estamos acercándonos al año 1000 y muchos de ellos piensan que Almanzor es el mismísimo instrumento del Apocalipsis que viene a destruir el mundo. Algunos reyes cristianos, incluso entregan a sus princesas para que formen parte de su harén y así calmar su cólera. Sin embargo, de todos ellos, hay uno que no está dispuesto a permitir que Almanzor se pasee por sus tierras como «Pedro por su casa». Este no es otro que el conde de Castilla Garci Fernández, un hombre valiente, algo nada extraño si tenemos en cuenta que es el hijo de Fernán González y por sus venas corre sangre valiente. Se opone con todas sus fuerzas a Almanzor, pero no cuenta con que a veces… ¡el peor enemigo está en casa! Hemos dicho antes que Almanzor es un increíble seductor, y de nuevo va a hacer gala de esta habilidad. Visto que el conde es un duro enemigo, Almanzor va a enviar un mensaje con dulces palabras de amor a la mujer de Garci Fernández, preguntándole si no prefiere ser reina a ser condesa. Completamente seducida, la condesa solo piensa desde entonces en lograrlo y el único que se lo impide es su marido.
Unas navidades, la condesa licencia a los caballeros del conde y este se queda solo en su castillo. Avisado, Almanzor se presenta allí con un grupo de guerreros (parece ser que este hecho ocurrió en la zona cercana a Alcozar, en la parte oriental de la actual provincia de Soria). Al verlos, el conde, con su proverbial valentía no se esconce dentro de su castillo y sale a combatir. pero la lucha es desigual (además la condesa ha dejado su caballo sin alimento y este pronto desfallece). El conde resulta herido y es hecho prisionero y llevado a Córdoba, donde muere. Almanzor devastara después Castilla.
La condesa no termina ahí sus maquiavélicas maniobras y una vez se ha desembarazado de su marido, decide acabar con su hijo, el nuevo conde de Castilla Sancho García. Dice la leyenda que una morita avisó a Sancho y que este hizo beber de la copa envenenada a su madre y fue esta la que murió. De esta forma por fin se acaba con la condesa, que tanto daño hizo a Castilla. El intento de envenenamiento supone además que Sancho García, que también había participado de la traición a su padre, se dé cuenta de la barbaridad que ha cometido y profundamente arrepentido, busque con ansia la oportunidad de redimirse y sobretodo de vengarse. Esta oportunidad le llegará cinco años más tarde (estamos en el año 1002), y será en el llano al pie del pueblo de Calatañazor. Almanzor ha dirigido una expedición contra la Rioja y regresa de ella cansado y enfermo camino de Medinaceli. En el Valle de la Sangre le espera una gran coalición cristiana liderada por Sancho García, al que acompañan Vermudo II de León y García Sánchez de Navarra. Calatañazor está a punto de entrar en la historia…
Ambos ejércitos se enfrentan en una dura batalla pero Almanzor -enfermo- no es ese guerrero invencible que no conoce la derrota, y sus tropas, desmoralizadas por la situación de su caudillo no logran contener a los cristianos y son derrotadas, muriendo miles de musulmanes (según las crónicas cristianas). Es la primera vez que Almanzor es derrotado, y bien sea por su enfermedad, bien sea por la amargura de la derrota, o por ambas, el caso es que Almanzor morirá antes de llegar a Medinaceli y será enterrado allí con todos los honores.

Esta victoria será considerada por los cristianos como una de las más importantes de la Reconquista y el nombre de Calatañazor escrito con letras de oro en la historia de España. Sin embargo ya entonces, los musulmanes hablaban de una simple escaramuza sin mayor importancia y algunos historiadores posteriores, incluso negarán que hubiera batalla de Calatañazor, pero en los años 70 del pasado siglo se estaban realizando unas obras en una mezquita de Fez y se encontró una importante y desconocida biblioteca, entre cuyas obras figuraba una que confirmaba que la batalla de Calatañazor existió, y que en ella fue derrotado Almanzor. Por tanto, podemos repetir ese dicho que se dice en el pueblo:
En Calatañazor
Perdió Almanzor
El tambor.
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