SAN LORENZO DE EL ESCORIAL: maravillas de España
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se encuentra en la localidad de San Lorenzo de El Escorial, en la Sierra de Guadarrama, comunidad de Madrid.
Es una de las más singulares arquitecturas renacentistas de España y de Europa, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Construido entre 1563 y 1584, es un complejo que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y un monasterio.
El palacio fue residencia de la Familia Real Española, la basílica es lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio –fundado por monjes de la Orden de San Jerónimo– está ocupado actualmente por frailes de la Orden de San Agustín.
Fue considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor simbólico. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al clasicismo desornamentado. Obra ingente, de gran monumentalidad, es también un receptáculo de las demás artes.
Sus pinturas, esculturas, cantorales, pergaminos, ornamentos litúrgicos y demás objetos suntuarios, sacros y áulicos hacen que El Escorial sea también un museo. Su compleja iconografía e iconología ha merecido las más variadas interpretaciones de historiadores, admiradores y críticos. El Escorial es la cristalización de las ideas y de la voluntad de su impulsor, el rey Felipe II, un príncipe renacentista.
Historia
Conocido también como Monasterio de San Lorenzo El Real, o, sencillamente, El Escorial, fue ideado en la segunda mitad del siglo XVI por el rey Felipe II y su arquitecto Juan Bautista de Toledo, aunque posteriormente intervinieron también otros.
El rey concibió un gran complejo multifuncional, monacal y palaciego que, plasmado por Juan Bautista de Toledo según el paradigma de la Traza Universal, dio origen al estilo herreriano.
Felipe II construyó el Real Monasterio de El Escorial (1556-1598) con dos finalidades muy concretas: conmemorar la victoria en la batalla de San Quintín frente a los franceses (acaecida el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo) y crear un monumento funerario a la altura de la dinastía de los Habsburgo. No en vano, el Real Monasterio de El Escorial es, sobre todo, el sueño de juventud de un Monarca aficionado a la arquitectura y a la teología en todos sus aspectos.
El lugar escogido para la construcción del monasterio fue una zona situada en la Sierra de Guadarrama que llevaba el nombre de Escorial, nombre que parece venir de las escorias (restos de fundición) que allí existían debido a las numerosas herrerías allí instaladas.
Las explanadas que recorren los lados norte y oeste del monasterio reciben el nombre de Lonjas. Pues bien, bajo la lonja norte discurre un pasadizo o túnel subterráneo, aspecto muy desconocido llamado La Mina, y que servía para el transporte de personas y materiales en los fríos días de invierno desde las cercanas casas de los oficios situadas frente a la fachada norte y el zaguán del palacio, lo que permitía trabajar en días fríos al resguardo de las inclemencias del tiempo. Este paso subterráneo sería construido en tiempos del rey Carlos III (1759-1788) por fray Antonio de San José Pontones según un proyecto del conde de Montalvo.
Arquitectura
Aunque, como ya señalábamos, cada parte del edificio se concibe con una función determinada y un significado concreto, hemos de entender el proyecto de El Escorial desde una perspectiva de conjunto, en la que la correspondencia de las partes se establece no sólo desde un punto de vista formal y arquitectónico, sino que se fundamenta, a nivel ideológico, sobre la correspondencia que se establece entre lo sagrado y lo profano, una de las claves que mejor explican el carácter complejo de la corte de Felipe II.
De acuerdo con la opinión del padre Sigüenza, testigo excepcional de la construcción del monasterio y cronista de la orden de San Jerónimo, la Basílica y la Biblioteca constituyen las dos piezas fundamentales de la organización del conjunto: «Estas dos piezas anudan todo el edificio y ellas mismas lo dividen. Hacen, poniéndose por medio, que los unos no estorben a los otros y que, cuando fuere menester, como moradores de una casa, se comuniquen y concurran en uno».
El material utilizado en la construcción fue el granito, material muy abundante en la zona. Sobre las fachadas este y sur encontramos las zonas ajardinadas. Así en la fachada sur podemos encontrar el estanque del monasterio o alberca, en el conocido como Jardín de los Frailes y la Galería de los Convalecientes, por ser este lugar donde se encontraba la enfermería.
La base del monasterio es un rectángulo formado por 207 metros x 161 metros (35.000 m2). En cada uno de sus ángulos se alza una torre de 55 metros de altura cubierta por un chapitel puntiagudo de pizarra. Sobre la torre una bola de metal de 1,40 metros de diámetro, veleta y cruz. La planta adopta la forma de una parrilla, objeto del martirio de San Lorenzo en cuya memoria esta erigido el monasterio. Las cubiertas se cubren a doble aguas con ventanas y chimeneas.
En el centro del monasterio se alza la iglesia o Basílica, alrededor de la cual giran la dependencias más importantes del conjunto. Delante de la iglesia se alza el conocido como Patio de los Reyes, gran espacio descubierto que junto con la iglesia articula, a derecha y a izquierda, todos los elementos básicos del monasterio.
Entre los elementos principales que encontramos en el monasterio están: el Palacio de los Austrias, el Palacio de los Borbones, el Colegio de Alfonso XII, la Biblioteca, las Salas Capitulares, las Pinacotecas y los Panteones Reales. Complementan el conjunto las conocidas como la Casita del Príncipe y del Infante y la Universidad de María Cristina.
La fachada occidental (Oeste) es la principal de todo el monasterio. Así en su fachada se abren tres entradas a distancias simétricas. Una portada a la izquierda permite el paso al Colegio de Alfonso XII, la otra a la derecha permite el acceso a la zona conventual y la tercera y principal en el centro es la que permite el acceso a la zona noble del convento compuesta por el Patio de los Reyes y la Basílica que hacen de eje vertebrador del monasterio.
En 1671 un incendio destruyó parte del monasterio y Carlos II (1665-1700) ordenó reconstruir el edificio dándole en aquellas partes que habían sido dañadas un cierto aspecto barroquizante propio de la época, situación que sin embargo no desentona con la magna obra que es El Escorial.
La Basílica formada por un cuadrado perfecto de 50 metros de lado, es el nexo de unión de todo el conjunto monacal. De planta centralizada, sus cuatro pilares dóricos de 8 metros de lado cada uno, colocados en el centro forman tres naves en cualquiera de sus cuatro direcciones. En el centro una gran cúpula de 17 metros de diámetro, con tambor apoya sobre pechinas. Las naves se cubren con bóvedas de cañón y dispone de coro alto a los pies. Toda la obra está realizada en sillería de granito mientras que el pavimento es de mármol blanco y gris.
La sacristía es una sala rectangular de 30 x 8 metros. Se cubre con una bóveda decorada con grutescos salidos de la mano de Nicolás Granello y Fabricio Castello. Destaca una soberbia cajonería de maderas nobles (ácana, caoba, ébano, cedro, terebinto, boj y nogal) que forma de base a una gran mesa corrida que recorre todo lo largo de la sala. Destacan sus catorce ventanas que le permiten una luminosidad sorprendente.
El Retablo del Altar se cubre con un lienzo bocaporte, obra maestra de Claudio Coello (1642-1693), que lleva por título Carlos II adorando la Sagrada Forma. El pintor está retratado en el ángulo inferior izquierdo de perfil, siendo el personaje que lleva patillas.
El Panteón de Reyes, Panteón Real o Cripta, es una habitación de traza poligonal de ocho lados, en uno de cuyos lados figura un pequeño altar y en el de enfrente la entrada, quedan por tanto seis lados libres donde se albergan los sarcófagos distribuidos en diversas alturas con los restos de los reyes y reinas de España. En total cuatro sarcófagos por lado que multiplicados por seis lados, dan un resultado de 24 sarcófagos de mármol de reyes y reinas.
Otra de las salas más conocidas es la Sala de las Batallas o Sala de los Alabarderos. Se trata de una gran sala alargada de 55 metros de largo, cubierta con bóveda de cañón. En las paredes de la misma encontramos diversas escenas de batallas, así encontramos escenas de la Batalla de San Quintín, de Higueruelas, la batalla de Pavía. la batalla naval de Lepanto y la Expedición a las Islas Terciarias o de las Azores, todas ellas ganadas por los españoles.
La Real Biblioteca de El Escorial se encuentra en una sala superior situada exactamente sobre la entrada principal de la fachada de poniente. En la entrada hay una inscripción que amenaza con pena de excomunión a todo aquel que saque algún libro u objeto depositado en la sala. Destaca en el centro una esfera armilar de madera fechada en 1536 y realizada en Florencia por Antonio Santucci.
En sus estanterías encontramos libros en latín, hebreo, árabe, provenzal y otras lenguas exóticas, fechadas entre los siglos XIV y XV. Miniaturas del siglo XIII y encuadernaciones del siglo XVI en oro y policromía, así como incunables de un valor incalculable.
Como dato anecdótico podemos citar que durante diez años fue director la Real Biblioteca del Monasterio el sabio humanista Arias Montano Benito (Fregenal de la Sierra [Badajoz] 1527 – Sevilla 1598). Este humanista ha sido objeto de polémica ya que existe controversia sobre si este humanista pertenecía a una sociedad secreta o semi-clandestina de carácter heterodoxa o herética y que desde su puesto de bibliotecario tenía acceso a libros prohibidos.
Planos y la simbología oculta del Monasterio de El Escorial
Felipe II ordenó construir una estructura típicamente renacentista, según los criterios racionalistas de la época, pero basado en el mítico Templo de Salomón. Varios arquitectos contemporáneos han coincidido en dictaminar que el Templo de Salomón –tal y como ha sido representado tradicionalmente»– y el Real Monasterio de El Escorial guardan muchas similitudes.
Así, el hispanista René Taylor llegó a afirmar que el edificio tiene una geometría oculta sustentada por el cuadrado, el círculo y el triángulo. En los textos bíblicos, no obstante, se asegura que los planos del Templo de Salomón están diseñados directamente por Dios. La idea de sellar una puerta del Diablo con un templo diseñado por Dios pudo sonar tentadora en la grandilocuente mente de Felipe II, quien plagó el templo de referencias al Rey Salomón y al Rey David, empezando por las dos enormes estatuas dedicadas a estos personajes bíblicos en la fachada principal de la basílica.
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