PEÑÍSCOLA: pueblos marineros con encanto
Peñíscola es un municipio de la Comunidad Valenciana, situado en la costa norte de la provincia de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo (Baix Maestrat). Posee título de Ciudad desde 1707.
Se extiende en una superficie de 79 Km2, 17 de los cuales discurren paralelos al litoral. El Peñón Jurásico sobre el que se levanta la ciudad antigua, de 64 m de altura, es la línea divisoria entre las dos zonas litorales que conforman su territorio: de un lado, la Costa Sur, escarpada y rocosa, del otro, la Costa Norte, baja y arenosa.
Formando parte de la red los pueblos más bonitos de España, Peñíscola es uno de los principales centros turísticos de la provincia de Castellón.
Peñíscola, también conocida como Ciudad en el Mar, está coronada en lo más alto del peñón por el Castillo del Papa Luna, una fortaleza templaria datada del año 1307 que se convierte en una torre vigía inexpugnable, rodeado de un conjunto de murallas que protegen la ciudad antigua.
En la impresionante atalaya de Peñiscola se unen un rico patrimonio artístico junto a un bien conservado casco antiguo en el que la omnimpresente esencia mediterránea se respira en cada una de sus calles.
Historia
Peñíscola es un nombre en la Historia, presente en ella desde las más remotas civilizaciones.
Plaza fuerte desde la dominación romana, por sus extraordinarias condiciones naturales: estratégico emplazamiento promontorio rocoso ceñido por el mar, excepto por una lengua arenosa y providencial abundancia de manantiales, ha sido codiciado lugar para cualquiera de los pueblos llegados a nuestra Península.
Son abundantes los vestigios arqueológicos hallados en las cercanías del tómbolo, en los yacimientos de Poaig y Els Barrancs que confirman el poblamiento de estas tierras por algún pueblo ibérico (ilercavones), así como la relación entre estos y los mercaderes fenicios que llegaron por mar (s.VII-VI a.de C.).
Peñíscola, colonia griega y romana, será importante puerto a través del que entrarán productos manufacturados (cerámica, telas, armas, etc.) que los colonizadores intercambiarán por el preciado vino y aceite de oliva de los íberos que pueblan las sierras del litoral. Serán asimismo los romanos, quienes al traducir el nombre griego de la ciudad al latín (al decir de prestigiosos filólogos, en la forma vulgar pene+iscola, «casi isla ») darán origen al topónimo actual de Peñíscola.
El castillo templario de Peñíscola
El castillo templario-pontificio de Peñíscola, Monumento Histórico-Artístico Nacional desde el 4 de junio de 1931, con más de 700 años de existencia, es una puerta por la que acceder a la vivencia de la historia de esta magnífica ciudad.
Esta imponente fortaleza amurallada se empezó a construir en 1294 y fue acabada 12 años después, en 1307. Los únicos que podían realizarla en este tiempo eran los enigmáticos caballeros templarios, que la construyeron a imagen y semejanza de las que antes habían construido en Tierra Santa. El monumento conserva en la actualidad todas las particularidades de una obra templaria.
El castillo se encuentra en perfecto estado de conservación, aunque le falte una cuarta parte, que se destruyó en 1814, en el transcurso de la Guerra de la Independencia. Condenada a un duro e implacable sitio por parte de las tropas del general Eli, que intentaban recuperar la ciudad ocupada por los franceses, quedaron marcas de los proyectiles en todas las murallas.
El castillo templario-pontificio de Peñíscola comparte con el Vaticano y el Palacio de los Papas de Aviñón el privilegio de haber sido sede pontificia; una de las tres que ha habido a lo largo de la historia. El castillo de Peñíscola es el único en toda España que ha podido participar en un momento de la historia de Europa como fue el Cisma de Occidente, dramático proceso que se vivió en el mundo cristiano, ya que fue en este castillo donde se recluyó Benedicto XIII.
Fue esta la época más importante de los más de 700 años que tiene la fortaleza, ya que sirvió de refugio al Papa Luna. Para poder entender la personalidad de tan insigne figura, fundamental en la historia de Europa, es necesario recorrer sus austeras salas, sus sobrios patios y sus adustas torres, todo el conjunto rodeado por el omnipresente Mediterráneo del cual Benedicto fue Papa: el Papa del Mar.
Hoy, el castillo templario-pontificio de Peñíscola es un foco de atracción turística y cultural, con más de 330.000 visitantes al año. El castillo se ha convertido en un prestigioso centro cultural que alberga numerosos acontecimientos, entre los cuales destacan el Festival de Música Antigua y Barroca (primera quincena de agosto), Conciertos de Música (septiembre) y el Festival de Teatro Clásico (julio y agosto).
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