CASTILLO DE BURGALIMAR: ruta de castillos medievales

27 noviembre, 2020 at 11:59

El Castillo de Burgalimar (Bury al-Hamma, “Castillo de los Baños”) es una fortaleza omeya del siglo X, construida sobre un pequeño cerro que domina la localidad de Baños de la Encina (Jaén). El castillo está considerado como el más antiguo en pie de España y el segundo de Europa.

Esta fortaleza califal fue mandada levantar por el califa cordobés Al-Hakam II, hijo y sucesor de Abderramán III, y finalizada en el año 968 d.C.

Hoy podemos ver en el Castillo de Burgalimar, el conjunto fortificado que mejor se conserva del Califato de Córdoba. Un excelente ejemplo de fortaleza de su época. A su vez, es uno de los castillos árabes que mejor se conservan en España. Por sus valores históricos y artísticos está declarado Monumento Nacional desde 1931, y Bien de Interés Cultural.

Desde 1969 tiene el privilegio de ondear en su torre del homenaje la bandera azul coronada de estrellas del Consejo de Europa, privilegio otorgado con motivo de la celebración del milenio de la construcción del castillo, y del que sólo dos castillos europeos tienen este privilegio, el de Baños de la Encina y el de Florencia en Nápoles.

Las visitas se reparten en distintos horarios, por lo que esto no es un problema, y cuentan con alternativa guiada. Cerca quedan Bailén, Montoro, Linares, Baeza, Úbeda o Andújar. Precisamente la sierra que comparte nombre con la última localidad o Despeñaperros son parques naturales cercanos notables.

Origen e Historia del Castillo de Burgalimar

Baños de la Encina tuvo asentamientos humanos desde la Edad del Cobre, como se desprende de los yacimientos arqueológicos que hay en el interior del recinto amurallado.

En el castillo se ha encontrado un epitafio sepulcral que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional y una lápida fundacional, en la que puede leerse:

“Mandó edificar esta fortaleza el siervo De Dios Alhacam Almostánsir bilá Emir Almuminín, cuya vida Dios guarde.

Medió su cliente y gobernador militar suyo Maysur Benalhacam.

Acabóse, mediante el poder de Dios y de su ayuda.

Y esto fué en el mes de Ramadán del año trescientos cincuenta y siete.”

La fecha que aparece en la inscripción se corresponde con el año 357 después de la Hégira del calendario musulmán, por lo tanto se trata del año 968 del calendario cristiano.

La fortaleza se levantó como pieza estratégica para defender y proteger el camino de Cordoba al puerto de Muradal, hoy Almuradiel o a Despeñaperros. Los almohades reforzaron las defensas levantando un doble cerco de murallas para resistir el acoso cristiano que este castillo árabe, como otros del valle del Guadalquivir, sufrió en los siglos XI y XII.

El castillo fue conquistado por Alfonso VII en 1147, aunque, tras su muerte, volvió a manos de los musulmanes. De nuevo, en 1189, sería tomada la fortaleza de Baños de la Encina, aunque también de forma efímera, por las tropas de Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León.

En el año 1212, después de la batalla de las Navas de Tolosa, es conquistado de nuevo por los reyes Alfonso VIII, Pedro I de Aragón y Sancho el Fuerte de Navarra, sin embargo la conquista definitiva fue realizada por Fernando III en 1225, incorporándola a la ciudad de Baeza.

El castillo de Baños de la Encina es también conocido con el nombre de «la fortaleza de los siete reyes», pues por ella pasaron en diferentes épocas, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso IX, Pedro II, Sancho VII, Fernando III y Fernando el Católico.

En la segunda mitad del siglo XV, la villa y su castillo tuvieron gran importancia durante los enfrentamientos entre los partidarios de Enrique IV y los del Marqués de Villena y don Pedro Girón, primer señor de Utrera y Osuna, que pretendió casarse con la que sería más tarde reina de Castilla, doña Isabel la Católica.

Durante la guerra de la independencia el castillo sufrió las consecuencias de su ocupación  y desde entonces hasta 1828, el patio del castillo serviría de cementerio parroquial.

Características del Castillo de Burgalimar

El castillo ocupa la cumbre de un monte con una forma elíptica y está construido en tabiyya o tapial rojizo, material típicamente árabe realizado a base de una mezcla de arcilla, arena, cal y piedras muy menudas, un procedimiento de construcción mucho más rápido y barato que las cuidadas obras de mampostería o sillares, lo que evidencia su originaria función eminentemente militar, destinado al acuartelamiento de las tropas beréberes alistadas para las campañas anuales contra los cristianos, cuyo lugar de concentración final, ya en la frontera, era la fortaleza de Gormaz (Soria).

Dispone de catorce torreones rectangulares y uno pentagonal, que adopta esta forma por la necesidad de adecuarse al quiebro que realiza la muralla en esta zona. Las torres apenas sobresalen de la silueta de la muralla.

 

Sobre una de las torres originales se introdujo la principal modificación cristiana, la Torre de Homenaje, también conocida como Almena Gorda, de la que carecen los castillos musulmanes fue construida en el siglo XV. La torre, de estilo gótico, está construida en mampostería irregular y tiene forma semicilíndrica al exterior, está estructurada en dos cuerpos cubiertos por bóveda de cañón apuntada y esquinas exteriores redondeadas para eludir los efectos de la artillería. La torre no mira hacia la campiña sino hacia el interior de la población para su control e intimidación, lo que indica su transformación con el discurrir de los años en un edificio señorial.

Al gran patio de armas se accede por una puerta que mira al este y que se abre entre dos grandes torres que la defienden. Está cubierta por un gran arco de herradura y protegida por un gran matacán que la reforma realizada durante la restauración ha ocultado.

En su patio interior se contempla un aljibe dividido en dos naves separadas por pilares y cubierto por una bóveda de medio cañón. Igualmente, se observa la otra modificación de la época cristiana: la construcción de un alcazarejo mediante la creación de una muralla interior compuesta por un poderoso torreón circular, del que hoy sólo se conserva la base, y dos lienzos que unían ésta con los muros laterales, de los que hoy sólo queda parte de uno de ellos.

El castillo de Baños de la Encina dispone de dos accesos, uno en cada frente. En el noroccidental se abre un postigo de poca altura, sólo para el paso de personas, del que había que descolgar alguna escalera de mano para salir y entrar. La puerta principal está en el frente opuesto, hacia el sureste, es recta, flanqueada por las dos torres más apretadas del castillo, con las que forma unidad. Se abría hacia el exterior con un gran arco de medio punto, actualmente de herradura, a modo de hornacina, de dovelas con despiece radial.


MOJÁCAR: los pueblos con más duende de Andalucía

24 enero, 2020 at 13:49

Mojácar es uno de los pueblos más bonitos de Andalucía. Situada sobre la cima de una montaña, al final de la sierra de Cabrera (Almería), esta localidad de pasado árabe y casas blancas típicamente andaluzas, ofrece vistas continuas al mar Mediterráneo.

Desde enero de 2013, Mojácar forma parte de la red Los pueblos más bonitos de España.

Se divide en dos zonas: Mojácar Pueblo y Mojácar Playa. La primera se corresponde con la ciudad antigua y puede presumir de tener todos los atractivos de los pueblos andaluces: casas blancas encaladas, laberintos de callejuelas estrechas y empinadas, macetas repletas de flores de colores vivos y un entorno natural que desprende olor a tomillo y romero.

Mojácar Pueblo se encuentra sobre una colina en las estribaciones de la Sierra Cabrera a unos 200 metros sobre el nivel del mar, sirviendo en los orígenes para defender a los ciudadanos contra los ataques provenientes del mar. Una vez dentro, las callejuelas son estrechas y están flanqueadas por balcones decorados con geranios de colores que contrastan con el blanco impoluto de las paredes encaladas.

Estamos quizás ante el pueblo más auténtico de la provincia de Almería y no es de extrañar que en los años sesenta un grupo de intelectuales y artistas, hechizados con la luz, la tranquilidad o la aparente detención en un remoto tiempo, hicieron de él su refugio y, en algunos casos, su última morada, ya que intelectuales como Frederick Mooney (Fritz), Win Wells, Henry Higgins, Paul Beckett. William Napier, etc., están enterrados en el cementerio de Mojácar.

Por otro lado, a siete kilómetros, Mojácar Playa es la zona costera más turística. Aquí encontrará todas las comodidades y ofertas de ocio que esté buscando como playas, chiringuitos, restaurantes y una amplia variedad de hoteles. Las playas de Mojácar son algunas de las más atractivas de Almería. De los 17 km de playas vírgenes y turísticas, a 7 km se les ha concedido la Bandera Azul, por lo que indudablemente merecen una visita, sobre todo si sabes que forman parte del magnífico Parque Natural Cabo de Gata.

Historia y Orígenes de Mojácar

Mojácar, cuyo nombre deriva de «Monxacar» que significa Monte Sagrado, posee una historia de mil años. Ha pasado por diferentes épocas y culturas, desde la Prehistoria hasta incluso el reinado árabe, y ha acogido a fenicios, celtas, griegos, y romanos.

En cuanto a la Reconquista Católica, Mojácar es protagonista de un episodio peculiar pero significativo. En 1488, cuando todas las ciudades de la región se habían rendido frente a la conquista de los Reyes Católicos, Alavez, el gobernante árabe de Mojácar, se negó a entregar la ciudad. Él decía que era tan español como los Reyes Católicos, y que nunca quiso participar en una guerra contra los cristianos. Además añadió que quería que los habitantes de Mojácar fueran tratados como hermanos y no como enemigos, permitiéndoles así cultivar las tierras y gobernar la ciudad. El rey Fernando y la reina Isabel estuvieron de acuerdo y aceptaron el compromiso de lealtad de Alavez y la ciudad siguió prosperando.

A principios del siglo XIX se descubrió que había plata en Mojácar y la ciudad vivió un período de bienestar económico que, desgraciadamente, no duró mucho tiempo. De hecho, a principios del siglo XX, las minas se cerraron y la ciudad sufrió guerras, sequías y enfermedades. Esta situación empeoró por la Guerra Civil y la posterior recesión, lo que derivó a una drástica caída de la población.

Más adelante, en los años sesenta, el alcalde de Mojácar ofreció tierras a aquellos que se comprometieran a restaurar la ciudad en ruinas. Para tener una idea de la situación del pueblo, sólo necesitas saber que, hasta entonces, Mojácar incluso carecía de agua corriente. Esta propuesta fue muy atractiva para artistas, intelectuales y periodistas de todas partes del mundo, que se habían enamorado de la ubicación de Mojácar y de su larga y rica historia.

Junto a la renovación de las casas y las calles de Mojácar Pueblo, se empezaron a construir nuevas zonas residenciales en la costa, dando lugar a la impresionante Mojácar Playa.

Hoy en día, Mojácar todavía conserva la atmósfera árabe, que se mezcla con la arquitectura moderna y contemporánea, proporcionando a la ciudad un ambiente único. Si quieres disfrutar de un salto en el tiempo y descubrir cómo vivían los habitantes de Mojácar en los primeros años del siglo XX, deberías de hacer una parada en el Museo Casa de la Canana.

El Indalo

En la Cueva de los Letreros, cerca de Vélez-Blanco, se encontró un hombre estilizado con un arco sobre su cabeza. Su nombre, Indalo, proviene de la palabra ibérica «Indal», que significa “dios protector y poderoso”.

Esta imagen se encuentra prácticamente en cualquier parte de Mojácar, pintado en las paredes o a la venta como recuerdo. Se creía que protegía a los habitantes de Mojácar de los malos espíritus (en este caso el Indalo representaría a un hombre con un arcoíris sobre su cabeza), así como un ídolo religioso (un cazador con un arco).

Cualquiera que sea la interpretación, el Indalo se ha convertido en un símbolo mundialmente conocido de Mojácar. La provincia de Almería lo ha establecido como su emblema.

¿Qué puedes ver en Mojácar?

En Mojácar hay lugares que no puedes perderte, dónde descubrirás numerosos secretos de la historia milenaria del pueblo.

  • La Fuente Mora. Esta fuente morisca fue donde el último gobernante árabe se entregó pacíficamente a los Reyes Católicos. Tómate tu tiempo para leer la placa conmemorativa situada encima de los doce chorros de agua. Junto a ella también se encuentra el moderno Centro de Arte Contemporáneo del Municipio, inaugurado en 2010.

  • Puerta de la Ciudad. La puerta original de la ciudad fue construida en el siglo XVI y está decorada con el emblema de la misma, un águila de dos cabezas.
  • El Ayuntamiento de Mojácar y la preciosa plaza colindante está llena de azulejos con el símbolo del Indalo por todas partes. En el centro, se encuentra un ficus benjamina centenario, traído por un emigrante de América.
  • La Plaza del Parterre cuenta con innumerables flores y fue utilizado como cementerio árabe.
  • Iglesia de Santa María. Situada cerca de la Plaza del Parterre, esta recuerda a una fortaleza por su estructura. En la plaza de enfrente tendrás la posibilidad de admirar la «Estatua de la Mojaquera», una escultura de mármol en honor a las mujeres de Mojácar, vestidas con las túnicas típicas, representando su papel como portadoras de agua.

  • Plaza Nueva y el Mirador. La plaza principal de Mojácar está siempre llena de turistas que toman copas en sus acogedores bares o que disfrutan de una impresionante puesta de sol desde el Mirador. Desde allí, podrás deleitarte con las vistas de las sierras de Cabrera, Bédar y Almagrera, así como de los pueblos cercanos y del río Aguas.
  • La Ermita de Nuestra Señora de los Dolores fue construida en el siglo XVI sobre una mezquita morisca. La ermita es hoy en día una propiedad privada que alberga una tienda de souvenir.
  • Barrio del Arrabal. Este fue un barrio judío del siglo XVII que se caracteriza por tener calles estrechas y colores vivos.

  • El Torrejón es un edificio renovado que acogía la casa de peaje, gracias a su proximidad a la puerta de la ciudad.

TABARCA: pueblos marineros con encanto

4 abril, 2019 at 7:09
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Tabarca es la única isla habitada de toda la Comunidad Valenciana, que se encuentra a unos 22 kilómetros de la ciudad de Alicante y a unos 8 km del puerto de Santa Pola.

Tabarca -L’Illa, como la llaman todavía sus escasos habitantes-, es, más que una isla, un pequeño archipiélago de 45 hectáreas, compuesto además por los islotes La Cantera, La Galera y la Nao. Posee una longitud aproximada de 1.800 metros y una anchura máxima de unos 400 metros.

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Sus costas albergaron en el pasado un refugio de piratas berberiscos. En el siglo XVIII, Carlos III ordenó fortificarla y levantar en ella un pueblo en el que alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos en la ciudad tunecina de Tabarka. Las murallas que rodean su núcleo urbano han sido declaradas Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.

Tabarca es la primera Reserva Marina de España, fue la primera de España en obtener esta calificación en 1986. Gracias a ello, conserva unos ricos fondos marinos que en las zonas donde es tradicional el buceo a pulmón te da una idea del paraíso que esconden sus fondos.

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Tabarca se compone de unas cien casas bajas que conservan el aire de las viviendas de pescadores y que se levantan dentro de lo que fue la fortaleza, a la que se accede por la puerta de San Miguel.

¿Qué ver en tabarca?

La isla tiene un faro, un torreón construido como torre vigía y una Casa del Gobernador, edificio del siglo XVIII, convertido hoy en un hotel con encanto. Toda la isla tiene vistas al mar y cuenta con numerosas calas, algunas de ellas zonas de acceso complicado. Y destacan sus aguas color esmeralda.

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La isla de Tabarca se suele ver en un sólo día, aunque hay mucha gente que pasa varios días alojados en los hoteles y casas rurales del pequeño pueblo. Podemos decir que es un lugar para desconectar, pero en verano generalmente solo es posible al anochecer, ya que durante el día recibe miles de visitantes que aglutinan las playas y restaurantes. Entonces, el sol del atardecer da reflejos dorados a sus piedras y todo se llena de silencios y tranquilidad.

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Lo recomendable es llegar a la isla a primera hora de la mañana, entre las 10 las 11. Una vez lleguemos al puerto tomamos un camino de tierra hacia la izquierda que se divide en varias bifurcaciones, pero lo ideal es marchar directamente hacia un edificio de aspecto militar, la torre de San José. Este edificio que fue utilizado como prisión en el siglo XIX y donde choca mucho su puerta de acceso, elevada a casi 2 metros del suelo y accesible por una moderna escalera.

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Al sur de la Torre de San José se sitúa una de las playas de la isla, con aguas muy transparentes y de fina grava. Un lugar espléndido para la práctica del snorkelling, más aun cuando tenemos justo en frente la isla de la Galera.

Continuando el camino desde la playa, se puede observar el faro de mediados del siglo XIX. Choca mucho verlo en ese lugar, tan apartado de la costa, pero al ser la isla tan plana no fue necesario colocarlo allí.

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Desde el faro ya podemos divisar el fin de la isla, con un cementerio en el extremo este situado en la punta falcón. En ese punto comenzaremos la vuelta bordeando el norte de la isla hasta regresar al puerto de Tabarca.

Delante del puerto está el museo de Tabarca. Justo al lado tenemos la que podemos decir que es la playa principal de la isla. A su lado también tenemos la entrada al pueblo a través de la puerta de Levante.

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Atravesando la puerta principal de Tabarca o puerta de Levante, entramos a la vía principal donde se suceden varios restaurantes y tiendas de recuerdos. Es la zona más concurrida de la isla y momento perfecto para ir eligiendo en que restaurante comer, y así poder degustar el tradicional caldero, el plato típico de la isla.

Si en lugar de seguir por la vía principal hubiéramos girado a la derecha, llegaríamos a otra de las puertas de Tabarca, la puerta de Tierra. Esta se encuentra junto a la costa y tiene unas buenas vistas del puerto.

En cualquier caso, Tabarca es ideal para perderse por sus callejuelas y descubrir sus rincones sin tirar de un mapa. Como la iglesia de San Pedro y San Pablo, adyacente a una de las calles que dan a la plaza principal.

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Las fiestas patronales se celebran a final de junio, y las fiestas de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, también se festejan en la isla con música hasta altas horas de la madrugada y con una curiosa procesión marinera.

¿Cómo llegar a la isla de Tabarca?

A la isla de Tabarca se suele llegar desde Santa Pola en Alicante, situada a poco menos de 8 kilómetros. Desde allí parten numerosos barcos de varias compañías que tardan menos de 20 minutos hasta llegar a sus costas. No obstante, cabe mencionar que no todas las compañías parten todo el año. Generalmente la temporada si inicia en semana santa y el punto más álgido es en los meses más calurosos. El resto del año zarpan menos barcos y conviene llamar por teléfono para comprobar si salen o hay cancelaciones por el mal tiempo o por falta de viajeros.

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Los tickets se compran en el mismo puerto de Santa Pola o por internet. Opciones hay para todos los gustos, pero si reservamos por internet podemos encontrar tickets desde los 10€ dado que comprarlos en el mismo puerto suele salir más caro. Los tickets no suelen tener una hora asignada. Hay dos tipos de embarcaciones: unas más baratas que son tipo lancha (no muy recomendable para personas que se marean con facilidad) y otras, tipo catamarán bastante más estables y de dos plantas.

No hay árboles en la isla, por lo que el sol pega a sus 4 costados. Es recomendable llevar protección solar y agua. En primavera y otoño, una chaqueta es bienvenida ya que puede correr un viento bastante fresco.

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ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA: ermitas que merece la pena visitar

3 marzo, 2019 at 21:27
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La ermita de San Antonio de la Florida (conocida también como Real Ermita de San Antonio de la Florida), se encuentra situada en la plaza del mismo nombre en el distrito de Moncloa-Aravaca (Madrid), y se considera como la única superviviente de las tres ermitas dedicadas a san Antonio de Padua que hubo a las afueras de Madrid (esta de la Florida, Alemanes y Retiro).

A pesar de ser uno de los mejores ejemplos del neoclásico madrileño, la ermita de San Antonio de la Florida sorprende por el grandioso conjunto pictórico que Goya pintó a finales del siglo XVIII. En esta obra maestra del arte español, el artista aragonés siempre tuvo presente que estaba decorando uno de los templos más populares de Madrid, famoso por su romería del 13 de junio.

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Debido a la especial preocupación que ha existido siempre por garantizar su conservación, en 1905 fue declarada Monumento Nacional, y en 1928 se construyó a su lado un templo idéntico para trasladar el culto y reservar el original como museo de Goya.

A pocos metros de la ermita se encuentra el Cementerio de San Antonio de la Florida, donde están enterradas 43 víctimas de los fusilamientos del 3 de mayo de 1808.

El horario para visitar la ermita de San Antonio de la Florida es de martes a domingo de 9:30 a 20h. En verano entre semana se suele cerrar durante una hora hacia mediodía, entre las 13:45 y las 14:45, y se cierra a las 19:15. La entrada es gratuita y está prohibido hacer fotografías en su interior. Es posible realizar visitas guiadas de lunes a viernes en horario de mañana.

Historia de la ermita de San Antonio de la Florida

La ermita de San Antonio de la Florida fue mandada construir durante el reinado de Carlos IV. El proyecto corrió a cargo del arquitecto Francisco de Fontana, que finalizó las obras en 1798.

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El aspecto exterior no es especialmente llamativo. Su estilo neoclásico dio como resultado un edificio elegante sin grandes alardes. Si acaso ese frontispicio triangular de la fachada, desprovisto de adornos. Es precisamente su interior lo que sorprende a los visitantes.

Su planta es de cruz griega con brazos muy cortos y ábside semicircular en la cabecera, el cual origina un espacio central dominado por una gran cúpula iluminada mediante linterna. Circunscriben la ermita estancias adosadas al exterior formando un rectángulo. Resaltan los pies que marcan la fachada principal construida según el canon barroco.

Goya en San Antonio de la Florida

El mismo año que concluyó la construcción de la ermita, Francisco de Goya se puso a pintar las paredes por encima de la cornisa. Una de las obras representadas es la Adoración de la Trinidad.

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Pero quizá más admirado es el Milagro de San Antonio, pintado en la cúpula dentro de una barandilla ficticia. Sobre un paisaje de fondo, el Santo resucita a un hombre asesinado para que testifique a favor de su padre, acusado del crimen.

Pero Goya también está presente en la ermita de otro modo. En 1919 se trasladó su cadáver al templo y hoy podemos ver la tumba con su nombre a los pies del presbiterio. Del cadáver falta la calavera, perdida supuestamente en su primer enterramiento en Burdeos.

Enfrente de la ermita, en medio de la glorieta de San Antonio de la Florida, podemos ver la estatua de Goya, uno de los varios homenajes al artista que hay en Madrid. En esta ocasión el pintor, moldeado en bronce, está sentado en una silla estilo imperio con una paleta y unos pinceles en su mano izquierda.

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DEIÁ: pueblos marineros con encanto

1 agosto, 2018 at 7:30

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Deiá​​ es un pequeño pueblo situado en la costa oeste de Mallorca, en la comarca de la Sierra de Tramontana.

Es uno de los pueblos más bonitos de la isla y de España, y ha sido durante muchos años un imán para famosos artistas, escritores y creativos en general – siendo el más conocido el famoso escritor Robert Graves.

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El poeta yace en el cementerio de Deià, en el punto más alto del pueblo, junto a la antigua iglesia, un lugar privilegiado con excelentes vistas al valle y al Mediterráneo. Merece la pena subir por las empinadas calles de Deià para llegar a lo más alto y deleitarse con la panorámica, siempre con el respeto que merece el lugar.

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Al ser una de las zonas con mayor población de la Sierra de Tramontana, Deià tiene un paisaje que forma parte del Patrimonio de la Humanidad protegido por UNESCO, por lo que su naturaleza, cultura y tradiciones están presentes a diario.

Gran parte del atractivo de Deià tiene directa relación con su ambiente relajado y sus alrededores tranquilos, convirtiendo una estancia en el pueblo en una opción ideal para relajarse en medio de un escenario natural único. Los visitantes suelen optar por ir a comer o cenar, ver sus atardeceres y dar algún paseo o hacer una excursión e ir a la pequeña cala de Deià.

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Las excursiones más populares y recomendables para todos los públicos son las que van del pueblo de Deià hasta la Cala, la que une la Cala con Llucalcari, la que conecta Deià con Sóller, y el Camí des Racó, que empieza en Es Llavador del pueblo y sube por una antigua escalera de piedra siguiendo el curso de uno de los abundantes torrentes de la zona.

Recomendamos visitar el popular Café Sa Fonda, un sencillo bar que suele tener música en vivo improvisada. Un lugar predilecto de los lugareños y bohemios.

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En los alrededores hay otros dos pueblos singulares que tampoco debemos perdernos, Valldemossa y Sóller.

Origen, Historia y Cultura de Deiá

El valle en el que se encuentra Deià ha sido habitado desde la época prehistórica, cuando los primeros colonos vivían en cuevas, cazaban su comida y bebían agua de los arroyos. En el siglo VIII, se estableció el dominio árabe y junto con él comenzó a funcionar un sofisticado sistema de riego y desagüe, que se utiliza hasta el día de hoy, dándole al pueblo su nombre, ya que Deiá viene de ‘ad daia’ que significa aldea.

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Después de las Cruzadas, tres monasterios romanos católicos fueron construidos en los alrededores de Deià, específicamente a principios del siglo XIII: Ca l’Abat, Son Rul-lan, y Miramar. Los símbolos de estos se pueden apreciar hasta el día de hoy en el escudo de Deià y Miramar es uno de los lugares en los cuales el famoso filósofo Ramón Lull fundó un colegio de misionarios, destinado a convertir a los musulmanes del norte de África al catolicismo.

En 1867 un miembro de la nobleza austríaca, Archiduque Lluis Salvador, llegó a Mallorca con la intención de crear una enciclopedia de las Islas Baleares. Al encontrar tal tranquilidad y belleza en la zona de Deià y Valldemossa, compró varias propiedades y fincas en el área y estableció la prohibición de tala de árboles y de caza en un intento por la conservación de la tierra.

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Mientras vivía en Miramar, el Archiduque Salvador creó numerosos senderos y puntos de observación, aportando en gran medida al excursionismo y senderismo como deporte en la isla. La huella de ambos, del Archidique y de Ramón Llull se puede apreciar claramente en los restos de la capilla del filósofo en Miramar y en el palacete de Son Marroig, que fue renovado por el Archiduque.

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El poeta y novelista inglés Robert Graves llegó a Deià en los años 30, buscando un respire después de la estremecedora etapa vivida durante la Primera Guerra Mundial y luego de haber encontrado el amor de la mano de la poetisa Laura Riding. Esta pareja de formidables literatos se fueron a Inglaterra después del inicio de la Guerra Civil Española; Robert regresó después de la Segunda Guerra Mundial y mantuvo su casa familiar en Mallorca durante todos estos años, donde finalmente murió en 1985. Entre los amigos famosos que visitaron esta casa se encuentran Sir Alec Guinness, Peter Ustinov y la actriz de Hollywood Ava Gardner. La casa de Robert Graves, Can Alluny, ahora es un interesante museo.

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El cultivo del olivo fue un factor determinante para el próspero desarrollo de Deià durante los períodos de la ocupación islámica y romana, además del cultivo de cítricos, la pesca y la agricultura. Ahora, el pueblo y sus habitantes han añadido arte, artesanía y un estilo relajado de agroturismo a la economía agrícola, con gran éxito.

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