ESPERA; ruta de los pueblos blancos de Andalucía

4 febrero, 2014 at 9:43

PUEBLO DE ESPERA

Pensar en Andalucía es llenarse de los colores de las buganvillas y gitanillas, del blanco de sus paredes encaladas, del azul profundo de sus mares bajo el sol. Así, la conocida como Ruta de los Pueblos Blancos nos lleva a recoger un sinfín de imágenes populares salidas del corazón mismo de Andalucía.

Esta ruta es una de las más conocidas y cada año, miles de viajeros se dispersan por los caminos andaluces haciendo su recorrido. Es una red de caminos que nos llevan a unos 20 municipios de las provincias de Cádiz y Málaga. Pueblos y ciudades que comparten esas casas con fachadas de blanca cal tan características en gran parte de la comunidad andaluza.

Hoy vamos a mostrarte el pueblo ESPERA (Cádiz), pueblo con auténtica esencia andaluza.

Casas blancas, calles estrechas y cuestas empinadas hasta lo más alto del pueblo donde encontramos el Castillo “Fatetar”, construido por Abderramán III, y donde se encuentra la ermita de Santiago, con la imagen del Cristo de la Antigua, cuya Fiestas en su honor en el mes de septiembre hace que la imagen baje al pueblo.

Destacan además monumentos como la Iglesia Santa María de Gracia de estilo renacentista (s. XV), el Molino de los Diezmos (s. XVIII) que actualmente funciona como molino de aceite y algunas Casas solariegas.

En el término de Espera, encontramos las ruinas íberas de “Esperilla” y la Ciudad Romana de “Carissa Aurelia”. A 4 Km. podemos visitar el Museo Arqueológico y el Complejo endorreico de la “Zorrilla”, maravilloso entorno natural con un alto valor ecológico desde donde podemos observar multitud de aves.

No nos debemos ir de Espera sin probar el aceite del “molino” y los molletes, productos típicos espereños.

Historia

Espera ha estado habitada desde la más remota antigüedad, prueba de ello son los restos arqueológicos que se han encontrado en su término, como pueden ser varias colecciones de útiles de piedras talladas pertenecientes al Paleolítico. Numerosos han sido también los hallazgos pertenecientes a las culturas Turdetanas, Íberas y Cartaginesas; pero es en la época de la Conquista Romana cuando aparecen las dos ciudades de Carissa Aurelia y Esperilla, ambas localizadas en los alrededores de la actual villa. Tras los Romanos llegan los Visigodos, que levantaron una fortaleza sobre los restos de una fortificación romana, donde hoy se alza el Castillo.

La Conquista Musulmana significó la destrucción total de Carissa y el establecimiento de los nuevos habitantes alrededor de un nuevo recinto de defensa, que sigue tomando como base el Castillo de Fatetar, mandado a construir por Abderramán III. Con Fernando III pasa a manos cristianas y sirve como fortaleza fronteriza hasta la caída del Reino de Granada. Cuando éste cayó la función militar del Castillo desaparece y es entonces cuando los espereños comienzan a construir sus casas en los lugares más llanos, a lo largo de las laderas, existiendo dos villas: «La Villa Vieja» arriba, dentro de los muros del castillo y «La Nueva» en el actual emplazamiento del pueblo.

Carissa Aurelia

CARISSA AURELIA

Carissa Aurelia es un yacimiento arqueológico situado entre los gaditanos términos municipales de Espera y Bornos, España, de época íbera y romana, con importantes restos de necrópolis.

Se pueden observar numerosos columbarios excavados en la roca y otros construidos con piedras, así como laudas sepulcrales con inscripciones, entre las que destaca una de época paleocristiana de los siglos IV-V. También se observan restos de muros constructivos de edificaciones coetáneas.

La ciudad de Carissa fue primero municipio romano y posteriormente «Cives Romani», con derecho incluso a acuñar moneda propia, durante el mandato de Vespasiano.

Está declarado como bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica.

El Castillo “Fatetar”

CASTILLO DE FATETAR

Está situado  en la cima del Monte Fatetar, en la zona más alta de la localidad de Espera y disfrutando de unas impresionantes vistas tanto del pueblo como de sus alrededores.

Aunque no se conocen muy bien sus orígenes, varias culturas han pasado por este lugar, como son los romanos, visigodos, árabes, musulmanes y cristianos.

Tiene  forma romboidal. A día de hoy aún se puede observar su Torre del Homenaje y restos de sus murallas. Junto al castillo se encuentra la ermita del castillo, denominada la Ermita de Santiago. Los orígenes del castillo de Fatetar no están muy claros, pues nunca se ha realizado un estudio detallado del mismo. Se han encontrado unas pequeñas láminas de sílex probablemente del Neolítico, pero al no haberse realizado ninguna excavación, no se puede asegurar nada relativo a esa época

Al parecer se asentó sobre los restos de una antigua fortaleza romana sobre la que los visigodos levantaron otra. Dicen que el castillo fue en origen un observatorio astronómico o tal vez un templo. Durante la ocupación musulmana, Abderraman III construyó el castillo árabe en el año 914, dejando como alcaide a Yamil Uqba al Balawi al mando de un nutrido número de caballeros. Los historiadores musulmanes hablan de una vía de comunicación que pasaba por Espera. Tampoco se conoce con seguridad cuándo pasó a manos cristianas. Pudo ser conquistado por Fernando III el Santo en el año 1251, pero lo más seguro es que lo hiciera Alfonso X el Sabio en 1255 al conquistar Jerez.

Fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1949. En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

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Cuevas con encanto: MINA DE JAYONA

9 diciembre, 2013 at 18:41

CUEVA MINA DE LA JAYONA

La Mina de Jayona es una antigua mina de hierro en el término municipal de Fuente del Arco (Badajoz), ocupa una superficie de 80 hectáreas, y se sitúa a una altitud de 708-769 metros respectivamente.

La posibilidad de adentrarse en una mina abandonada de principios de siglo XX no se encuentra todos los días: historia, aventura, naturaleza…

Declarada Monumento Natural en el año 1997, es posible que la primera utilización de la Mina fuera en época romana, pero la explotación propiamente dicha comienza en 1900 y se prolonga hasta 1921, cuando se abandona la actividad.

En el año 1900, según la Estadística Minera de España de ese año, recoge que las minas “Ya te lo decía” y “El Monstruo”, sitas en la Jayona, producen 3.960 Tm de hierro, que son conducidos en caballerías menores (borricos) hasta la estación de Fuente del Arco, y desde aquí, por el ferrocarril de vía estrecha hasta Peñarroya, donde se emplean como fundentes los hornos de plomo.

Debido a las diferentes condiciones de humedad y temperatura existentes en el interior de la mina se ha desarrollado una vegetación característica de zonas húmedas, constituida por helechos, plantas trepadoras, higueras, musgos… en claro contraste con la vegetación típicamente mediterránea del exterior.

El efecto final de lo que se encuentra el visitante cuando entra en la Mina es un espacio mágico, lleno de contrastes de luz, de vegetación y de magia.

Como consecuencia de la actividad minera han quedado testigos de pequeñas construcciones y once niveles en los que se suceden andenes, galerías, plataformas, salas, etc, que hoy día constituyen un completo geoecológico de primera magnitud. De estos once niveles en la actualidad, sólo se pueden visitar los niveles nº 2, 3 y 4.

Fuente del Arco es la última localidad extremeña y allí se hace imprescindible visitar la hermosa Ermita de estilo mudéjar de la Virgen del Ara, declarada Bien de Interés Cultural, que fue construida en 1494, posiblemente sobre una edificación anterior puesto que presenta un capitel romano adosado al muro del patio, lo que apunta a la existencia de una villa romana.

Ermita de la Virgen del Ara

La Ermita de Nuestra Señora del Ara es a menudo llamada la «Capilla Sixtina» de Extremadura. Contiene un variado repertorio de frescos en muros y bóvedas que representan escenas bíblicas.

El santuario lo mandó edificar, casi a sus expensas, el prior santiaguista Don García Ramírez. La construcción data de finales del siglo XIV principios del XV, y en un principio no existía nada más que la iglesia sin espadaña ni camarín, y unas construcciones anexas de las que aun hoy quedan restos.

Concluida la iglesia en 1494, existían dos casas de morada junto a la ermita, la ocupada por el santero y la que acogía a los que venían a velar, más una bodega.

En 1549 ya existía la Sacristía, aunque reformada posteriormente para la construcción y acceso al Camarín. Los arcos tapados que se observan indican que formaron una galería abierta, como se refleja en la documentación de 1549.

Todo el paraje que lo circunda resulta ser de gran riqueza arqueológica, aflorando sobre todo restos romanos, lo que nos lleva ha sospechar de la posible existencia de algún centro religioso y cultural pre-cristiano.

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EL AJOBLANCO: platos típicos con tradición

27 septiembre, 2013 at 10:48

AJO BLANCO

El ajoblanco (escrito también a veces como ajo blanco) es una sopa fría muy popular de la cocina andaluza  y extremeña. Se compone de pan, almendras molidas (en tiempos de escasez, como en la posguerra, se ha venido usando en ciertas zonas harina de habas secas), ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón.

Esta receta podía haber tenido su origen en la gastronomía romana. Sus ingredientes son muy comunes a los que abastecían a la sociedad en la Antigüedad. Lo que explicaría también por qué se ha popularizado en estas zonas de la Península Ibérica, ya que los romanos construyeron sus posiciones más importantes en Extremadura y Andalucía.

Existen referencias de este alimento en los antiguos romances del siglo XII, en los estudios sobre Al-Ándalus y por supuesto en El Quijote.

Receta muy sencilla de elaborar y además muy nutritiva en verano, ya que se usaba en épocas de mucho calor, cuando el hombre y la mujer trabajaban en el campo mano a mano, con pocas ayudas tecnológicas y lo único que tenían eran sus manos y algunas aperos de labranza.

Esta comida siempre se ha considerado un plato humilde sirviendo de abastecimiento a las familias durante la Guerra Civil y posterior Pos-Guerra Española. Algo que no quita que sea un plato rico y muy nutritivo.

En ciertas zonas de la vega granadina es costumbre tomarlo como acompañamiento de una buena «papa asá» (patata asada). Al tomarlo de esta forma se hace más líquido para poderlo beber directamente de un vaso.

En Málaga se sirve con uvas de moscatel y a veces trozos de manzana o de melón. Hoy en día el ajoblanco también se sirve con otras combinaciones dentro de lo que se denomina cocina creativa.

El día del ajoblanco, Almáchar (Málaga)

En los años sesenta, llegar por carretera desde la capital malagueña hasta Almáchar era una auténtica odisea, con más de sesenta kilómetros de recorrido, a través de Vélez-Málaga. Por este motivo, en 1968, al corresponsal de TVE y vecino del municipio axárquico, Manuel España Lobo, se le ocurrió organizar una fiesta, dando a degustar el plato más típico del pueblo, el ajoblanco, a la que invitó a las principales autoridades de aquella época, para convencerlas así de la necesidad de conectar por carretera Almáchar con el vecino Moclinejo.

De ahí surgió el Día del Ajoblanco, la más veterana de las fiestas gastronómicas de la comarca más oriental de la provincia y hoy en día se sigue celebrando todos los primeros de Septiembre. Esta festividad es un gran reclamo turístico para este pequeño municipio del interior de la Axarquía, cuyos apenas 1.900 vecinos viven fundamentalmente del cultivo de las vides de uva moscatel. Como cada primer sábado del mes de septiembre, las escarpadas y estrechas calles de Almáchar se convierten en un hervidero de gente, con más de diez mil personas que, a lo largo de toda la jornada  pueden disfrutar de la degustación gratuita de dos mil litros de la típica sopa fría elaborada a base de almendras.

Esta festividad está declarada como de interés turístico nacional de Andalucía y de singularidad turística provincial.

RECETA CASERA DEL AJOBLANCO

Los ingredientes para 1 litro:

100 gr. de almendra sin tostar

2 dientes de ajo

1 litro de agua fresca

150 gr. de miga de pan

100 ml. de aceite de oliva virgen extra (AOVE)

30 ml. de vinagre de vino blanco

Una pizca de sal

Preparación:

Primero debemos poner a remojo el pan si es que lo tenemos duro. Ponemos un par de rebanadas de pan de payés en agua fría para que la miga se ablande. Cuando esté maleable, la apartamos de la costra y la reservamos.

Mientras, habremos puesto a hervir una olla con agua. Cuando hierva, ponemos las almendras en un colador y les damos un par de escaldadas con un cucharón, es decir, les tiramos por encima dos o tres cucharones de agua hirviendo. Dejamos enfriar unos minutos y las pelamos.

La forma tradicional de elaboración del ajoblanco manda majar en un mortero los ajos y las almendras con un poco de sal. Luego añadir el pan remojado y hacer una pasta a la que le vamos añadiendo el aceite para que ligue. Se le añade entonces el vinagre y finalmente el agua bien fresca.

Otra opción, igualmente eficaz a mi modo de ver, es poner en un vaso de batidora las almendras bien peladas y batirlas con los dos dientes de ajo y un poco de agua fría que tengamos en la nevera. Batimos bien, le añadimos la miga de pan, el aceite y el vinagre y seguimos batiendo. Finalmente acabamos de poner el agua necesaria, rectificamos de sal y dejamos enfriar en la nevera.

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