LA GUITARRA ESPAÑOLA: artesanía con historia

8 septiembre, 2014 at 20:32

LA GUITARRA ESPAÑOLA

La guitarra es un instrumento musical de cuerda pulsada, compuesto de una caja de madera, un mástil sobre el que va adosado el diapasón o trastero, generalmente con un agujero acústico en el centro de la tapa y seis cuerdas. Sobre el diapasón van incrustados los trastes, que permiten los diferentes tonos. Su nombre específico es guitarra clásica o guitarra española.

Es el instrumento más utilizado en géneros como blues, rock y flamenco, y bastante frecuente en cantautores. También es utilizada en géneros tales como rancheras y gruperas, además del folclore de varios países.

Cuando el instrumento es más pequeño que una guitarra se denomina requinto y cuando es más grande guitarrón. Este último es de uso frecuente por los mariachis.

Guitarron mariachis

Entre los instrumentos que surgieron en Europa en el periodo medieval se  encuentra el instrumento conocido ya en varios países como guitarra,  aunque no con la forma que nosotros conocemos en la actualidad. El modelo  de guitarra actual, la guitarra clásica o española, nació según la mayoría de  los investigadores en los reinos hispánicos hacia el siglo XIV. Ahora  bien, las divergencias se encuentran a la hora de señalar por qué camino llegó la guitarra a la Península Ibérica, cuál fue su antecedente más directo como instrumento y sobre todo, a qué pueblos o culturas hay que atribuir su creación.

En la obra de Maurice J. Summerfield (tercera edición 1992, Ashley Mark  Publishing Company), se ofrece una interesante hipótesis sobre el origen de  la guitarra española. Summerfield opina que debe descender de los  instrumentos romanos tanbur o cithara, llevados a España por los romanos  aproximadamente en el año 400 d.C. Esta teoría se opone frontalmente a la  convencional, que dice que el antecesor directo de la guitarra es el ud,  instrumento llevado a España por los moros después de la invasión de España  durante el siglo VIII.

la cithara

Cualquiera de estas dos teorías podría ser aceptada como válida, pero a fin de cuentas, lo que nos va a dar la clave del surgimiento de la guitarra es el contexto histórico y cultural en el que se produce. Es decir, si tenemos en cuenta que a lo largo de la mayor parte del periodo medieval en el que se formó la guitarra reinos cristianos y musulmanes se disputaron el territorio de la península Ibérica, y que esa larga y obligada convivencia provocó una constante mezcolanza de población y culturas, parece lógico pensar que la guitarra, más que un instrumento musical de raíces únicamente europeas o árabes, debe ser considerado como un instrumento que nació en la Edad Media como consecuencia del contacto, intercambio y mutua influencia de las culturas hispano-cristiana e hispano-musulmana, sin olvidar la influencia de la música de la población de origen judío.

A finales del siglo XV apareció la vihuela, nacida al añadir dos cuerdas y  aumentar el tamaño a la anterior guitarra. Aunque la guitarra en aquel entonces ya existía, la vihuela y el laúd siempre ensombrecieron a esta.

la vihuela

Solo a partir del siglo XVIII y a principios del XIX, las guitarras comenzaron a usar  seis cuerdas y se añadieron las costillas a la tapa armónica, reforzando la estructura y permitiendo adelgazar la tapa, obteniendo así mejores sonidos. Se comenzó a utilizar un mástil reforzado y elevado (diapasón) usando ébano o  palisandro y se sustituyó el antiguo clavijero de madera por el clavijero de tornillo. Estas guitarras son reconocidas indudablemente como las primeras guitarras clásicas.

Hacia el año 1850, la guitarra se preparó para el mayor desarrollo de su historia.  Antonio Torres Jurado refinó los soportes de la tapa armónica creando el actual  abanico. Aumentó la caja de resonancia y el ancho del mástil. Gracias a estas  mejoras, el volumen del sonido y la respuesta de los bajos fueron sorprendentemente mejorados. Ahora la guitarra estaba preparada, no solo para la interpretación solista, sino también para la interpretación en un grupo instrumental. Si quieres conocer mejor a este ilustre personaje y su aportación a la guitarra española puedes visitar el Museo de la Guitarra Española ‘Antonio de Torres’.

museo antonio torres jurado

La guitarra flamenca

la guitarra flamenca

En cuanto a la guitarra flamenca, su toque, su aire, es libre y vagabundo y, sin embargo, la realidad es que está aprisionado en una inexorable vestidura rítmica, en un compás que varía según los estilos, pasando del rasgueado a las falsetas. Por todo ello, la guitarra ha cumplido en la historia del arte flamenco un capítulo de singular importancia, algo fundamental y clave, una labor digna de encomio al dar salida y entrada de la copla, al cante y cerrar los últimos tercios. Máxime si tenemos en cuenta que los tocaores flamencos –salvo rarísimas excepciones– no leen música, sino que saben música por intuición, a través de una extraña y luminosa disposición de su sensibilidad. De ahí que la improvisación del tocaor flamenco sea continua. Una improvisación que, por otra parte, es la causa de la riqueza expresiva de la guitarra flamenca, incomparable en el ámbito universal de la música, para asombro de propios y extraños, y parte importante de que el flamenco haya sido nombrado Patrimonio de la Humanidad.

La nómina de guitarristas flamencos es sumamente extensa a partir del granadino El Murciano (1795-1848), quien asombró con su arte al compositor ruso Glinka. Le siguieron, entre otros, payos y gitanos: el Maestro Patiño, el Maestro Pérez, Paco El Barbero, Paco de Lucena, Miguel Borrull, Amalio Cuenca, el Maestro Bautista, Salvador Ballesteros, Ramón Montoya, Carlos Montoya, Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Esteban de Sanlúcar, Sabicas, Currito de la Jeroma, Manuel Cano, Mario Escudero, Juan Serrano, Manuel Morao, Juan y Pepe Habichuela, Andrés Batista, Serranito, Paco Cepero, Manolo Sanlúcar, Parrilla de Jerez, Paco de Lucía, Enrique de Melchor, Gerardo Núñez, Moraíto, Rafael Riqueni y Vicente Amigo. Guitarristas, la mayoría de ellos, que han alternado sus actuaciones de acompañamiento del cante y del baile con giras de conciertos.

Paco-de-Lucía

La guitarra española ha sido glosada por poetas y escritores. Recordemos que José María Pemán la llamó «desnudo sonoro». Y Tomás Borrás escribió: «Guitarra del pecho roto,/ estás hecha al sentimiento./ La prima grita la herida,/ el bordón dice el misterio./ Tu canción es preludio/ preludiar eterno./ melancolía de la muerte./ anhelo, angustioso anhelo/ y dolor indefinido,/ y locura de noche y deseo,/ palabras sin sentido en las falsetas./ y sollozar de rasgueo». La dimensión musical y asombrosamente variada de la guitarra es admirada por todo el orbe. Es, por lo tanto, auténticamente lógico que signifique, indiscutiblemente, un orgullo español desde el ayer al hoy.

La fabricación de la guitarra

¿Cómo se construye una guitarra española? ¿Qué hace tan especial el hecho de construir una guitarra? ¿Por qué hay una profesión especializada en su creación? ¿Dónde residen las dificultades? Todas estas preguntas conducen a una antigua profesión: la luthiería.

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