GRAZALEMA: ruta de los pueblos blancos de Andalucía
Pensar en Andalucía es llenarse de los colores de las buganvillas y gitanillas, del blanco de sus paredes encaladas, del azul profundo de sus mares bajo el sol. Así, la conocida como Ruta de los Pueblos Blancos nos lleva a recoger un sinfín de imágenes populares salidas del corazón mismo de Andalucía.
Esta ruta es una de las más conocidas y cada año, miles de viajeros se dispersan por los caminos andaluces haciendo su recorrido. Es una red de caminos que nos llevan a unos 20 municipios de las provincias de Cádiz y Málaga. Pueblos y ciudades que comparten esas casas con fachadas de blanca cal tan características en gran parte de la comunidad andaluza.
Nuestra siguiente parada es Grazalema, precioso pueblo del noreste de la provincia de Cádiz, enclavado entre las hermosas montañas de la Sierra de Grazalema y con una población cercana a los 2.500 habitantes entre el pueblo y los alrededores. Se encuentra en una zona para las amantes de la naturaleza y los aficionados a deportes al aire libre. Grazalema es una de las visitas imprescindibles dentro de la ruta de los Pueblos Blancos de Andalucía.
Origen e historia
Los verdaderos orígenes de Grazalema todavía son en gran parte desconocidos, envueltos en la noche de los tiempos. Pero la villa romana de Lacidulia, situada cerca del actual pueblo, ha sido tradicionalmente considerado el antepasado de Grazalema.
Lo que es cierto es que durante el siglo VIII la zona estaba poblada por los bereberes, población originaria del norte de África que dieron el nombre de “Raisa lami suli” a la zona urbana. Más tarde fue llamado Bensalama o “hijo de Zulema” y posteriormente varió a “Grand Zulema” que durante la época de la Reconquista en 1485 era conocido como “Zagrazalema”.
Ya en el siglo XVII Grazalema se hizo famoso por su industria textil, por la fabricación de mantas y tejidos de lana. El valle que se encuentra a los pies del pueblo, conocido como La Ribera, era una zona importante con molinos de agua donde se procesaba la lana para la industria textil. Otros molinos del mismo valle presionaban las aceitunas para extraer el preciado aceite (almacenas) o molían el trigo para obtener harina. Por desgracia, muchos, si bien no todos, de aquellos molinos están ahora en ruinas, abandonados o transformados en casas de veraneo, y han perdido su maquinaria.
Hoy en día todavía se pueden comprar productos de lana de primerísima calidad fabricados al modo tradicional e incluso visitar el Museo de la Fábrica Artesanal de Mantas de Grazalema y poder ver productos fabricados con pura lana del lugar.
El pueblo y sus calles
Si nos adentramos en el casco urbano, se puede observar la estructura típica de un pueblo árabe que se ha mantenido a lo largo de los siglos: calles estrechas y empedradas, fachadas de cal blancas, tejados a dos aguas y hermosas plazoletas soleadas, junto a calles impolutas hacen de este hermoso pueblo un referente de la arquitectura popular andaluza, por su cuidado urbanismo.
Cabe destacar las casas nobles que son huella de la época de máximo esplendor por el que atravesó la villa en el sigloXVIII.
Durante este siglo y mediados del XIX Grazalema fue conocida en la provincia como «Cádiz el Chico», debido a la importancia económica y social que tenía la población, llegando a alcanzar los 9.000 habitantes, el mayor número de pobladores de toda su historia en torno a la industria de las mantas de Grazalema.
Fiestas de Grazalema
Grazalema ofrece a lo largo del año numerosas fiestas populares, arraigadas desde hace siglos. Destacan con nombres propios las Fiestas del Carmen que se celebran a mediados de julio, la Feria en agosto y la recreación histórica en torno a la figura del bandolero José María «El Tempranillo» en el tercer fin de semana de octubre.
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