La cultura megalítica, es decir, las civilizaciones cuyos restos conservados consisten en “grandes piedras” (dolmen) dispuestas de manera estudiada son una forma magnífica para poder ver cómo vivían nuestros antepasados de la Prehistoria hace más de 6.000 años.
Desde el Neolítico y hasta la Edad del Bronce, periodos de la Edad de Piedra, la cultura megalítica se desarrolló en todo el mundo, aunque el término localiza la etapa entre el Mediterráneo y la zona Atlántica de Europa.
Lo primero que suele aparecerse en la mente del viajero al ver estos enormes monumentos prehistóricos es, ¿pero cómo pudieron construirse sin los avances técnicos modernos? La cuestión en sí misma ya otorga cierto acercamiento a una cultura tan alejada de la nuestra, porque nos ofrece una nueva dimensión de los seres humanos: pensaban, planeaban, estructuraban, se comunicaban, todo ello para conseguir erigir estos monumentos.
Ahora bien, ¿por qué razón se construían, con el esfuerzo y la dedicación que debía conllevar? Tampoco está claro que fueran grupos estables en un territorio, por lo que todavía da más misterio a la cuestión. Varias teorías se han propuesto para intentar responder a esta y otras preguntas de los hombres de la Prehistoria.
Algunos estudiosos coinciden en la función sepulcral del monumento, una costumbre que revela la conciencia religiosa del grupo y la creencia en el más allá, además del recuerdo sentimental de la persona que los deja, no muy diferente de las formas actuales. Por otro lado, otros investigadores apuntan a una función de tipo amenazante, en la que estas construcciones pondrían de manifiesto la pertenencia del territorio a un determinado grupo, reforzando la identidad (otro factor inesperado) frente a los demás.
Sea como sea, en España han quedado muchos de estos testimonios de arquitectura prehistórica y muchos de ellos se encuentran en un estado de conservación muy buena.
En esta ocasión, te queremos hablar del Dolmen del Mellizo (Extremadura), situado en Valencia de Alcántara, municipio de Cáceres. Este es uno de los dólmenes más conocidos de la región extremeña. Existió otro dolmen cercando del mismo tipo que con el tiempo se fue perdiendo, de ahí el nombre de mellizo. La ruta está señalizada y todavía se pueden visitar, recorriendo unos 500 metros, otros monumentos megalíticos de este enclave de Aceña de la Borrega.
El dolmen Mellizo es uno de los dólmenes más antiguamente conocido de Valencia de Alcántara. Recibe distintos nombres: Aceña Borrega, Anta de la Marquesa, Data III o Mellizo.
Como curiosidad, cabría destacar que es uno de los pocos dólmenes de Extremadura que conserva no sólo la cubierta de la cámara sepulcral, sino la puerta que salvaba la diferencia de altura entre cámara y corredor. Aunque ya había sido expoliado, se excavó en 1985 por Primitiva Bueno Ramírez y pudieron recuperarse algunos restos del ajuar funerario: puntas de flecha, fragmentos de cerámica, etc.
La relación de este dolmen con el paisaje natural del entorno, de enormes berrocales y bolos graníticos, hacen de este enclave unos de los más singulares y hermosos del conjunto dolménico de Valencia de Alcántara y, probablemente, de toda Extremadura.
Cómo llegar: A la salida de la Aceña de la Borrega, se pasa por el regato de los Mellizos, se toma el camino de la Data y pasando un repecho, se visualiza el dolmen que se encuentra a unos 60 metros al la derecha de la pared en un promontorio natural.
Ruta de los Mellizos
Además del dolmen del Mellizo, la zona de Valencia de Alcántara posee un espectacular conjunto megalítico de dólmenes.
Está formado por más de una treintena de dólmenes graníticos y ocho de pizarra. Catorce más se han perdido con el tiempo y la mano del hombre. Es ésta una invalorable colección de sepulcros del período calcolítico que se elevan a un total de 55 dólmenes. Un conjunto que busca su inclusión por La Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Uno de los mejores ejemplos por su buen estado de conservación es el de la Huerta de las Monjas que conservan 6 ortostatos de granito con losa de cobertura. Otros ejemplos: Zafra III con siete ortostatos y una calzada romana en su ruta; Las Tapias, formada por 7 ortostatos y Cajirón con una cámara circular que forman 7 ortostatos apoyados entre sí, con cubierta circular, y 2 ortostatos longitudinales que conforman el corredor.
Existen rutas adecuadas para su visita turística y conviene conseguir las guías que proporciona la Oficina Comarcal de Turismo.
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Ayer estuve en este lugar y es una pasada, impresiona por sus grandes piedras de granito y su estado de conversación, es de los pocos que se puede acceder a el fácilmente con coche.
Recomendable realizar la ruta senderista Transfrontera que pasa junto a él y poder disfrutar de la naturaleza de este rincón de Extremadura