CASTILLO DE OLITE: ruta de castillos medievales
El Palacio de los Reyes de Navarra de Olite, Palacio Real de Olite o Castillo de Olite es la prueba del esplendor cortesano que durante la Edad Media vivió la ciudad de Olite, histórica localidad situada en la Zona Media de Navarra, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Es el monumento más visitado de Navarra.
Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval de todo el pueblo de Olite y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa.
El Palacio Real de Olite, corte de los Reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla (1512), fue uno de los castillos medievales más lujosos de Europa. Así, un viajero alemán del siglo XV escribió en su diario, que hoy se conserva en el British Museum de Londres: «Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas».
Contemplando su majestuoso perfil y la elegancia de sus caprichosas torres, no resulta difícil trasladarse al medievo e imaginar cómo era la vida cortesana en un palacio que contaba con ricas decoraciones, exóticos jardines e incluso un zoológico. En él se celebraban justas y torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros. Olite rememora aquel pasado, en el que llegó a ser la sede de la Corte en tiempos de Carlos III el Noble, durante sus Fiestas Medievales.
Puedes realizar la visita al Palacio Real a través de una visita guiada o visitarlo por libre, con la ayuda del folleto que te entregan al comprar la entrada, y siguiendo la numeración que irás encontrando en las paredes del palacio.
Los horarios de apertura van variando a lo largo del año y las tarifas van desde los 2€ hasta los 4,90€, dependiendo de la edad del visitante y de si se realiza la visita por libre o guiada. Tienes toda la información sobre horarios y entradas en este enlace.
Origen e historia del castillo de Olite
Aunque el origen de Olite se remonta a la época imperial romana (siglo I d.C.), con la función de proteger la calzada que comunicaba Cesaraugusta (Zaragoza) con Pompaelo (Pamplona), su fundación se atribuye al rey godo Suintila hacia el año 621.
El rey navarro García Ramírez dio a la ciudad su primer fuero y Teobaldo II le concedió el derecho a celebrar ferias anuales en 1276.
Pero su época de esplendor le llegó a Olite en la Baja Edad Media, época en la que se convirtió en una de las sedes favoritas de los reyes de Navarra. En el siglo XV el rey Carlos III “el Noble” y su esposa Leonor de Trastámara decidieron construir su suntuoso Palacio Real de Navarra en Olite.
El castillo de Olite es una construcción de carácter cortesano y militar construido durante los siglos XIII y XIV (1387-1425). Es la obra cumbre del rey Carlos III “el Noble” y el emblema más representativo del viejo Reino de Navarra. Fue levantado para que fuera admirado y demostrar su poderío económico, ya que fue todo un derroche para la época.
Emplazado sobre restos de una antigua fortaleza romana, durante los siglos XIII-XIV sufrió diversas transformaciones. Esta parte es la que se conoce como Palacio Viejo y la que actualmente acoge el Parador Nacional de Turismo «Príncipe de Viana». De ese antiguo edificio se conservan los muros exteriores y las torres. En su fachada destacan los ventanales góticos, la puerta principal renacentista y la torre de la Atalaya.
Pero su gran desarrollo fue impulsado desde principios del siglo XV por el rey Carlos III el Noble, que para tal fin atrajo a su corte a numerosos maestros peninsulares y europeos. El Palacio nuevo se edificó en estilo gótico civil francés. Y es que el Rey, nacido en Nantes, procedía de una importante dinastía de la nobleza francesa, cuya influencia le hizo desarrollar su imaginación y buen gusto en el Palacio de Olite, que convirtió en su palacio predilecto.
El palacio quedó parcialmente destruido en un pavoroso incendio provocado en 1813 por el general Espoz y Mina para evitar que los franceses, en su retirada, se hiciesen fuertes en el castillo. Su aspecto actual es fruto de una cuidadosa restauración acometida en 1937 que ha intentado devolverle el aspecto primitivo. Se caracteriza por grandes muros de piedra que describen un perímetro de entrantes y salientes, y torretas circulares con cubiertas de pizarra que se levantan en las esquinas.
Arquitectura del castillo de Olite
Uno de los principales encantos del castillo de Olite es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se sucedieron durante siglos.
Un amplio patio da acceso al interior del recinto que puedes visitar acompañado de un guía. Junto a este patio, antiguo jardín de los toronjales, se hallan otros dos llamados de la «Pajarera» y de la «Morera». En este último existe una morera de varios siglos declarada Monumento Natural.
Detrás encontrarás el núcleo central del Palacio Nuevo, en cuyo piso noble se conservan las cámaras del Rey, con amplios ventanales abocinados, y de la Reina. Desde la primera cámara se accede a la Galería del Rey, mientras que la cámara de la Reina comunica con un pequeño patio llamado del «Naranjo» o «jardín de la Reina».
Sobre el núcleo central que alberga las cámaras se alza la silueta de las distintas torres almenadas. La más alta y espectacular es la torre del «Homenaje», mientras que la más caprichosa es la de las «Tres Coronas». Desde la torre de los «Cuatro Vientos» los reyes seguían los torneos. Ahora no podrás ver torneos, pero sí disfrutarás de una bella panorámica.
Subiendo a la Torre del Homenaje tienes la oportunidad de ver las mejores vistas a 40 metros de altura, tras 133 peldaños de ascenso. Se divisa toda la región del sur de Navarra e incluso parte de La Rioja Baja.
En la zona más sombría del palacio encontrarás el pozo del hielo, cuya tapadera recuerda a una enorme cáscara de huevo. En él se guardaban capas de nieve para conservar los alimentos, de ahí que se conozca como «la nevera».
Este castillo estuvo rodeado de un gran lujo. Contaba con exóticos jardines, algunos suspendidos a casi 20 metros de altura y un pequeño parque zoológico con leonera que se hallaba en los desaparecidos Jardines o Huertos del Rey, al este del actual Palacio. Además sus paredes estaban ricamente decoradas con azulejos, yeserías y techos de madera tallada. Tras el incendio, sólo permanece la decoración de la conocida como Cámara de los Yesos.
Destaca el complejo hidráulico que dotaba de agua a los jardines. El agua venía por conducciones desde el Cidacos y era remontada a la torre del Aljibe por medio de un mecanismo con cangilones para ser distribuida por tuberías de plomo a las fuentes y jardines.
Fue escenario de juegos como la pelota y la raqueta y, en ocasiones especiales, se celebraban justas y torneos, como los organizados durante la boda de la princesa borgoñona Agnes de Clèves y el Príncipe de Viana, hijo de Carlos III, y cuyo título lo ostenta hoy la Princesa de Asturias. Otra diversión muy arraigada fueron las corridas de toros.
Otras cosas del castillo de Olite para tener en cuenta
En la plaza que sirve de antesala al castillo, a través de unas escaleras de caracol, accederemos a las galerías medievales en las que existe una exposición sobre la vida de la corte de Carlos III el Noble.
La visita al palacio puede completarse con la iglesia gótica de Santa María y la románica de San Pedro, dotada de claustro y airosa torre gótica rematada por aguja, que rivaliza con las que animan el perfil del Palacio. Asimismo podrás conocer el recinto amurallado romano más completo y mejor conservado de Navarra, si recorres sus murallas defensivas. Callejea sin prisa, recorre sus rúas y como colofón, disfruta en la mesa de las especialidades de la zona regadas por los afamados vinos de Olite, que ostentan la Denominación de Origen Navarra. No olvides visitar el Museo del Vino de Navarra, que tiene su sede en esta localidad.
Y si deseas retroceder a la Edad Media en Olite, nada mejor que acercarte durante las Fiestas Medievales, que se celebran en el mes de agosto a lo largo de tres días. En la trasera del palacio tiene lugar también en el verano parte del programa del Festival de Teatro Clásico de Olite.
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