CAMINO DE SANTIAGO: cultura y tradiciones

Camino de Santiago es la denominación que tiene el recorrido de peregrinación cristiana que se dirige a Santiago de Compostela (Galicia) para visitar la tumba del Apóstol Santiago, en la Catedral de Santiago.
A partir del siglo IX, se forjó como una de las rutas de peregrinación más importantes de Europa, convirtiéndose en la espina dorsal de los reinos de la península Ibérica. De hecho, es denominada con el título de calle Mayor de Europa, por la cantidad de peregrinos que lo realizan.

El primero en realizar la ruta se dice que fue Alfonso II el Casto, rey de Asturias. A él le siguieron numerosos peregrinos, siendo la Edad Media su momento más álgido para fortalecer los reinos cristianos. Para ello se construyeron varios monasterios y posadas en el camino hacia Santiago de Compostela desde el norte; y se empezaron a abrir otras vías desde los países vecinos. Los peregrinos empezaban a llegar desde cualquier parte del mundo. Por tanto, el Camino de Santiago no es una única ruta ni un camino que recorriera el Apóstol Santiago sino que son un conjunto de caminos que, como venas del cuerpo, van convergiendo para dirigirse a Compostela.
Aunque en épocas posteriores empezó a perder interés, desde hace unos años el Camino de Santiago ha vuelto a recuperar su esplendor. En 1993 el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Origen e Historia del Camino de Santiago
Santiago el Mayor fue uno de los principales apóstoles de Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado. La tradición cristiana indica que su cadáver fue trasladado a Hispania y depositado en una tumba situada en Gallaecia. Esta fue descubierta sobre el año 820 entre los restos de un asentamiento romano abandonado y sobre ella se construyó un templo que fue ampliado en los siglos siguientes hasta convertirse en la actual catedral.

Para entender las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, debemos partir de la tradición que habla de la labor evangelizadora de Santiago en tierras de la Hispania romana. Se sabe que tras la muerte de Cristo, Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, continúa inicialmente su labor apostólica en Jerusalén y posteriormente en Hispania.
Tras esta labor en Hispania, vuelve a Palestina y tras incumplir la prohibición de predicar el Cristianismo, fue decapitado en tiempos de Herodes Agripa. Según la tradición, su cadáver fue robado por los discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas, en concreto a Iria Flavia (cerca de la actual Padrón).
Siglos después, tras la batalla de Covadonga (s. VIII), se asienta en Asturias un pequeño reino que intenta recuperar el ideal unificador de la monarquía hispano-visigoda. Uno de los principales y decisivos monarcas de este periodo inicial fue Alfonso II El Casto que reinó durante un largo periodo de tiempo (entre el año 791 y el 842). Es durante su reinado cuando se produce el milagroso descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago. Tras este descubrimiento, el monarca manda la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano en aquella zona del descubrimiento (ahora Compostela).

Desde este momento, queda establecida oficialmente la tumba del apóstol en aquel mágico lugar, cercano al cabo de Finisterre, punto situado en el extremo occidental de Europa. El camino a Finisterre era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la «Vía Láctea». Desde antiguo se creía que allí se acababa el mundo y que el Atlántico era «la tumba del sol». Posiblemente estos hechos geográficos y astronómicos ayudaron a reforzar el magnetismo que desde entonces provocó en millones de almas la ruta jacobea.

El enorme prestigio que proporciona la presencia de las reliquias de Santiago el Mayor fue hábil y rápidamente aprovechado por los monarcas asturianos y leones para consolidar su reino en oposición a Al-Andalus y para darse a conocer al resto de la Cristiandad europea.
En el año 899 Alfonso III, El Magno, consagra una nueva catedral de mayores dimensiones y calidad artística que la levantada por Alfonso II.
La orden de Cluny pronto se hace eco del prestigio de Compostela y durante el siglo XI promueve las peregrinaciones a Santiago. A cambio, los reyes cristianos hacen generosas donaciones a sus monasterios. A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y comienza a establecerse una ruta principal con sus respectivas estaciones (Camino Francés).

En el año 1073 se inicia la construcción del tercer templo consecutivo sobre la tumba del apóstol, bajo mandato del obispo Peláez. Será la gran catedral románica que conocemos: un magnífico templo del «románico de peregrinación».
Las Rutas del Camino de Santiago
Actualmente existen varias rutas costeras o interiores que llegan a la catedral de Santiago, donde los peregrinos pueden sellar la última etapa de su viaje y visitar al apóstol. Las rutas más populares son el Camino Francés, el Camino del Norte y la Vía de la Plata.

- Camino Francés: itinerario con mayor tradición histórica del Camino de Santiago. Nace en Francia, salva los Pirineos y cruza la Península Ibérica de este a oeste. Accede a Galicia por la legendaria subida a O Cebreiro.
- Camino del Norte: el Camino de Santiago del Norte es una vía de peregrinación por la costa astur-galaica cuyo origen se remonta al siglo IX. Pisa suelo gallego en Ribadeo.
- Camino Primitivo: el Camino de Santiago más antiguo es hoy una ruta de gran belleza y exigente trazado. El Camino Primitivo, nada masificado, sigue las huellas del primer peregrino.
- Camino Inglés: ruta seguida por los peregrinos del norte y oeste de Europa que arribaron por barco a la costa coruñesa y continuaron por tierra hasta Santiago de Compostela.
- Camino Portugués: el Camino Portugués es una ruta medieval del Camino de Santiago que discurre hacia el norte desde el país luso y se adentra por Galicia a orillas del río Miño. Se trata de un itinerario de largo recorrido con el que se accede a Galicia desde tierras portuguesas.
- Vía de la Plata (por Laza): recorrido procedente de Andalucía y Extremadura, asentado sobre las antiguas vías romanas y que da comienzo originalmente desde la misma puerta de la catedral de Sevilla.
- Camino de Santiago a Finisterre y Muxía: único trazado con origen en Santiago y meta en el cabo Finisterre, punto más occidental de Europa, o el Santuario da Virxe da Barca en la localidad de Muxía.
- Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla: desde O Grove o Ribeira hasta Padrón, imita el trayecto que cubrió la barca con los restos de Santiago Apóstol.
- Vía de la Plata (por Verín): se trata del camino jacobeo con mayor recorrido en Galicia y más variedad de ramales. Por la provincia de Ourense discurren dos variantes bien definidas, una por Laza y otra por Verín. Esta ruta, de amplio valor natural y patrimonial, es aún una gran desconocida para muchos peregrinos a pesar de que su trayecto se sustenta en calzadas romanas.
Además de las rutas jacobeas reconocidas como «oficiales» y citadas anteriormente, también existen muchas otras vías de peregrinación de larga tradición que recorren toda la Península: camino Mozárabe, Aragonés, del Sur, de Levante, de Madrid y camino de Invierno.
La primera vez que se hace el Camino de Santiago es normal elegir el Camino Francés, que condensa la génesis jacobea en todos los aspectos: mito, leyenda, arte, cultura, historia y popularidad. La mejor opción es dedicar un mes a la aventura jacobea y comenzar en Saint Jean Pied de Port, para vivir la experiencia de cruzar los Pirineos el primer día y pasar la noche en Roncesvalles. Y si dispones de menos tiempo, los lugares habituales con accesos directos son Logroño (25 etapas), Burgos (20 etapas), León (13 etapas), Astorga (10 etapas) y Sarria (5 etapas), esta última cubre la distancia mínima de 100 kilómetros para obtener la Compostela.

La primavera y el otoño es la temporada ideal para recorrer el Camino de Santiago, no hay mucha afluencia y no son épocas de mucho frío, lo que hará que tu mochila sea más ligera.
La Concha del peregrino
La concha del peregrino, es sin duda el símbolo del Camino de Santiago más universal y representativo, un icono con el que sobran las palabras cuando nos referimos a las rutas jacobeas que llegan a Santiago. La concha de vieira, una familia de molusco bivalvo muy común en Galicia, parece hoy un objeto casi imprescindible para el peregrino que emprende su viaje, sin embargo, pese a su popularidad, la razón por la que los primeros caminantes la adoptaron se desconoce.

A pesar de no estar tan difuminados sus orígenes, sí conocemos el uso que obtuvo desde el comienzo de las peregrinaciones a ciudad santa: distinguir a los caminantes que habían concluido su peregrinación por el Camino de Santiago. Tradicionalmente a todos los peregrinos que habían llegado a Santiago de Compostela se les entregaba un documento acreditativo y se les concedía una concha de vieira para colocarla en el sombrero o en la capa. Portar la concha de vieira era considerado como una forma de tributo al Apóstol, como ya se indicaba en los textos del Códice Calixtino.
Con el paso de los años, la concha del peregrino ha pasado de ser un distintivo de los peregrinos para convertirse en todo un símbolo del Camino de Santiago. De hecho, la concha de vieira es uno de los símbolos usados oficialmente por Xacobeo para la señalización del Camino de Santiago que verás en cientos de mojones repartidos por todas las rutas reconocidas como oficiales, impreso en color amarillo y bajo fondo azul.
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