La Basílica de Nuestra Señora del Pilar es el edificio más representativo de Zaragoza, el templo barroco más grande de España y uno de los centros de peregrinación más importantes del país.
Se considera el primer templo de culto mariano de la Cristiandad y en él se conserva la columna (o pilar) que la Virgen María, la noche del 2 de enero del año 40, entregó al apóstol Santiago cuando éste se encontraba a orillas del río Ebro convirtiendo a los primeros cristianos. Según la tradición, la Virgen en vida vino a Zaragoza a confortar y animar al apóstol en su empresa y al entregarle la columna le pidió que sobre ella levantase una capilla en la que se venerase su imagen.
Los aragoneses suelen llamar a la virgen “la Pilarica” ya que, a pesar de la importancia de la talla de la Virgen del Pilar, apenas mide unos 36 centímetros.
El edificio presenta planta rectangular de salón con tres naves de igual altura, siendo más ancha la central, y capillas entre contrafuertes rodeando todo el perímetro del templo. Se plantea de este modo como iglesia de peregrinación para circular por ella sin molestar el culto. Cuenta con diferentes tipos de cubiertas (bóvedas, cúpulas) que se alternan de forma dinámica sobre gruesos pilares de sección cuadrada, salvo los que soportan la gran cúpula central que son poligonales. Los muros se articulan a base de pilastras que enmarcan las embocaduras de las capillas. La decoración interior es obra de Ventura Rodríguez, quien siguiendo tendencias clasicistas, sustituyó los elementos decorativos de estilo barroco que se proyectaron en origen.
Origen e Historia de la Basílica del Pilar
Según la tradición hubo una capilla primitiva que fue sustituida por un templo románico, tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I. En el año 1434 quedó prácticamente destruido por un incendio por lo que inició la construcción de un nuevo templo para sustituirlo. De esta construcción románica tan solo se conserva un tímpano con un crismón labrado en piedra, que está colocado en el muro sur de la plaza junto a la puerta baja.
En 1515 finaliza la construcción de la nueva iglesia gótico-mudéjar que sustituyó al dañado templo románico. La iglesia era bastante amplia y constaba de una única nave y un pequeño claustro donde estaba la capilla del Pilar. De esta época es el retablo de alabastro del altar mayor, obra de Damián Forment en 1509.
En 1638 se plantea la ampliación y modernización del templo, emulando el modelo y líneas de la Basílica de San Pedro de Roma. La construcción fue encargada a Felipe Herrera el Mozo, quien inicia las obras en el año 1681 y se prolongan hasta el año 1754.
En 1725 el arquitecto Ventura Rodríguez recibe el encargo de terminar la Capilla dedicada a la Virgen del Pilar y de rediseñar el proyecto inicial del templo. En 1765 terminaban las obras de la Santa Capilla. Fue Ventura Rodríguez quien configuró el templo hasta nuestros días.
En 1872 concluyeron las obras de la gran cúpula central y la primera torre.
El resto de la torres fueron levantadas en 1907 y 1961 y en los años 1940-1950 se decoró en piedra la fachada que da a la plaza.
El interior de la Basílica del Pilar
Elemento a destacar en el interior del edificio es la Santa Capilla, un pequeño templo donde se encuentra colocada la imagen de la Virgen dentro de un camarín de plata con fondo de mármol verde sobre la columna. En este espacio se funden jaspes, mármoles y bronces con la decoración escultórica y la pintura de su cúpula.
Del interior cabe destacar de igual modo la bóveda del coreto, frente a la Santa Capilla, decorada por un joven Goya y que plasma el tema «La Gloria o Adoración del Nombre de Dios»; la cúpula que representa la «Regina Martyrum», también pintada por Francisco de Goya; las cúpulas decoradas por los hermanos Bayeu, el Retablo Mayor, obra de Damián Forment y el coro de Nicolás de Lobato, Esteban de Obray y Juan de Moreto.
La Catedral-Basílica cuenta con un tesoro que encierra un gran número de objetos de orfebrería litúrgica, destacando sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, con coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen (el más antiguo está confeccionado por las madres capuchinas de Zaragoza en 1762).
En el templo están enterrados la mayoría de los arzobispos zaragozanos de la Edad Moderna, así como los cuerpos de San Braulio y del general Palafox, entre otros.
Como curiosidad hay que citar las dos bombas de la guerra civil, expuestas en uno de los pilares, que cayeron sobre el edificio pero no llegaron a explotar. También cabe destacar la presencia de las banderas de España y de los diferentes países hispanoamericanos, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.
El lugar màs lindo que visité en 2018.