Andalucía y sus flores llenan de color cada rincón donde habitan. Una explosión de tonalidades de las plantas y de las flores dan vida a los tiestos, los arriates, los muros… Las flores típicas de Andalucía logran fascinar a cualquier retina que las observe.
Junto a las flores del geranio y las gitanillas, los claveles están muy presentes entre las flores típicas de Andalucía, pese a que es más complicado cultivarlos y mantenerlos.
El clavel ha inspirado canciones; adorna ojales, el escenario de los teatros… Es una de las flores más populares que ofrece color y aroma en tiestos, jardines y jarrones. Es la estampa flamenca y, en el extranjero, esta flor perfumada y colorida, simboliza Andalucía.
Otras flores muy típicas de Andalucía son el jazmín, la buganvilla y el azahar. Todo un conjunto de colores y aromas inconfundibles que te harán vivir toda la magia de Andalucía y su esencia.
Flores de patio andaluz
Si hay algo de lo que en Andalucía están orgullosos es, sin duda alguna, de sus patios interiores. Al contar con temperaturas tan agradables a lo largo del año, es normal que dediquen tiempo y esfuerzo a decorar estos rincones de forma tan especial.
Los patios andaluces son espacios donde prima la tranquilidad y la relajación. Están conectados de una forma tan armoniosa con el interior de la casa, que te invitan a quedarte y a no querer irte de ahí.
El geranio es la planta por excelencia de los patios andaluces y, a menudo, suelen estar colgados en las fachadas.
También son muy habituales los cítricos. Estos árboles desprenden un olor muy especial en el entorno en el que se encuentren. Tanto el limonero (Citrus Limon) como el naranjo son muy utilizados como árboles ornamentales.
Las rosas perfumadas también son habituales en estos rincones andaluces. Las variedades que se ven son muchísimas: unas son altas, otras pequeñas, con flores de diferentes colores, con crecimiento horizontal, trepadoras…
Las trepadoras son otras plantas muy vistosas y que decoran muchas fachadas de las casas andaluzas: la hiedra, la buganvilla, el abutillón, la wisteria, la parra…
La biznaga de Málaga
Una flor muy peculiar de Andalucía, y en concreto de la provincia de Málaga es la biznaga. La biznaga no es una flor, ni siquiera la biznaga es una planta, sino una composición de ramilletes hechos con jazmines, colocados uno a uno mediante una minuciosa elaboración artesanal.
La biznaga es una flor típica del verano malagueño, pero gracias a las buenas temperaturas en la Costa del Sol, puede verse durante todo el año. Sobre todo en verano, es típico ver cómo los biznagueros venden biznagas en las calles malagueñas.
El biznaguero (así se conoce al vendedor tradicional de biznagas) va vestido con un traje popular muy típico: camisa blanca, faja roja y pantalón negro. Durante la Feria de Málaga, la popular Calle Larios se llena de biznagueros que tratan de vender sus aromáticos ramilletes. No cabe duda, es uno de los grandes emblemas de Málaga.
Las cruces de mayo en Granada es una de las fiestas más conocidas de Andalucía. Para estos días las calles, plazas, patios e incluso escaparates de la ciudad se engalanan y se llenan de maravillosos altares en honor a la Santa Cruz.
Cada 3 de mayo se celebra en Granada —también en otras ciudades, como Córdoba— esta fiesta de las Cruces de Mayo. Las instalaciones, no obstante, se suelen adelantar al fin de semana anterior, o prolongarse hasta el posterior.
En la fiesta de las Cruces, Granada entera decora sus balcones con flores y en cada plazuela se montan cruces hechas con claveles que compiten entre sí por ser consideradas las más bonitas. Además de las cruces con flores, también se podrán ver los típicos mantones de Manila, vasijas y platos de cerámica granadina, y elementos realizados con taracea, artesanía de origen árabe típica de la ciudad de la Alhambra. Las mujeres se visten con el traje de flamenca y los hombres de corto y el día de la cruz se visitan todas ellas en un recorrido donde puedes disfrutar del mejor vino, el mejor baile folclórico y las mejores risas.
Es una fiesta para disfrutarla callejeando, parándonos tranquilamente a observar cada detalle que nos llame la atención, sintiendo la alegría de la gente.
Las asociaciones de vecinos, las Cofradías, los colegios, incluso el Ayuntamiento organizan su propia Cruz y compiten para captar todas las miradas. Aunque también compiten por los premios que reparte el Ayuntamiento para fomentar la tradición.
En el concurso municipal compiten en Granada cruces muy diferentes que se enmarcan en cuatro modalidades: calles y plazas, escaparates, colegios y patios. Las cruces del Albaicín, como la de Plaza Larga, la Casa de los Pisas o la de la Asociación de vecinos en la calle Zafra, han ganado el primer premio en varias ocasiones. También debe visitar el Realejo, especialmente la Corrala de Santiago, primer premio repetidamente en la modalidad de patios.
Pasee por el centro y disfrute del ambiente en la plaza del Carmen o la plaza Bib-Rambla y la de las Pasiegas, donde también habrá actuaciones musicales durante la tarde y la noche, ya que por la mañana el Día de la Cruz es laborable y hay colegio.
Origen e historia de las Cruces de Mayo en Granada
Esta fiesta, que atrae cada año a miles de visitantes de toda España, tiene orígenes paganos y cristianos. Parece ser que las primeras celebraciones en Granada del Día de la Cruz como hoy se conocen datan del siglo XVII.
En el año 1625 se hizo una Cruz de alabastro en el barrio de San Lázaro y todos los vecinos de la zona lo celebraron cantando y bailando junto a ella. Después, se continuó con la tradición en los barrios más típicos, como el Albayzín y el Realejo, y los niños empezaron a construir pequeños altares decorados con mantones de Manila, cerámica y objetos de cobre.
En la actualidad, se conservan muchas de estas tradiciones, entre ellas la de colocar en algún lugar del altar un «pero» (así se llama en Granada las manzanas golden) con unas tijeras clavadas, para que no se pongan «peros» a la Cruz. De esta manera, se advierte que no deben hacerse críticas al decorado de la Cruz.
El Chotis madrileño es una música y baile muy particular, que se realiza al son de un organillo y en pareja, cara a cara. El chotis alcanzó gran popularidad y ha llegado a ser el baile más castizo del pueblo de Madrid, convirtiéndose en un símbolo Madrileño.
Durante el baile del Chotis madrileño la mujer gira alrededor del hombre, que gira sobre su propio eje. Se dice que el hombre no necesita más espacio que el de una baldosa para bailarlo.
Generalmente se baila en las verbenas como las de fiestas de San Isidro, fiestas típicas de Madrid.
Las mujeres suelen bailarlo ataviadas con un mantón de Manila y los hombres suelen lucir una parpusa (un tipo de boina) en su cabeza. Sin duda alguna el chotis más popular es el llamado «Madrid, Madrid, Madrid» del genial compositor mexicano Agustín Lara.
Origen e Historia del Chotis madrileño
El chotis o schotis es una música y baile con origen en Bohemia. Su nombre deriva del término alemán Schottisch (escocés), que era una danza social centroeuropea basada en un baile escocés del que se desconoce su nombre.
Esta danza, era un baile popular de campesinos escoceses, que pasó a Francia llamándose allí «exossaise», y de Francia pasó a Alemania con el nombre de schottisch, también conocida cono Polka alemana.
El chotis se puso de moda en toda Europa durante el siglo XIX.
El chotis llegó a Madrid en 1850 y se bailó por primera vez la noche del 3 de noviembre, en una fiesta organizada por la reina Isabel II en el Palacio Real de Madrid. En dicho evento, los músicos tocaron una polca alemana, que por aquel entonces estaba de moda en gran parte de Centroeuropa.
Según el periodista José Ayala, el chotis, y su organillo acompañante, fue introducido en Madrid por un inmigrante siciliano apellidado Apruzesse, que durante una estancia en Viena aprendió el secreto de las pianolas y fue el primero en traerlas a Madrid, instalando su taller en la Calle de San Francisco. Allí en Madrid se las llamó «organillos», y la música de ritmos austríacos que traían llamada Schotis encandilo a los chulapos madrileños. En una calle de Madrid, en la Cava Baja, aún hay un bar que recuerda esta historia y cuyo nombre es «Schotis».
La relación del chotis con el organillo es muy estrecha, ya que desde su comienzo, la interpretación del chotis con organillos ha formado parte de la tradición madrileña en las verbenas populares. El organillo se pudía transportar cómodamente por las calles y plazas de la ciudad: así se podían improvisar los bailes donde fuera necesario.
El baile del Chotis madrileño
La forma de bailar un Chotis no es complicada. Las parejas que lo ejecutan, ataviadas con los trajes típicos de chulapos madrileños, lo bailan así: el hombre sujeta con una mano a la mujer y con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, gira en redondo sobre las punteras de sus zapatos, mientras la mujer baila a su alrededor. Cuando la música lo indica, la pareja da tres pasos hacías atrás y tres hacia adelante y se reinician los giros. En un Chotis bien bailado, el hombre gira solamente en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente.
Se puede aprender a bailar el Chotis en las Vistillas, junto al Palacio Real y en la Pradera de San Isidro, durante las fiestas del santo patrón de Madrid.
La Feria del Caballo o Feria de Jerez es una feria que se celebra a principios del mes de mayo, durante una semana, en Jerez de la Frontera (Cádiz).
La Feria es alegría, diversión y animales de pura raza. Un festejo que tiene como protagonista el caballo, se realza con el flamenco, y se embellece con sus preciosas y coquetas casetas y luces. Sin olvidarnos lógicamente de la alegría de su gente y la degustación exquisita del vino así como de comidas típicas de la tierra.
La actual Feria del Caballo de Jerez hace mención en su nombre a tan ilustre animal arraigado a esta región desde hace tiempo atrás. El enraizado vínculo con este animal no surge así por así. Antiguamente, era fácil e impresionante contemplar las grandes extensiones de bosque que se hallaban por estas tierras y ver pastar las numerosas manadas de toros bravos y de caballos, ambos en un estado casi salvaje, configurándose un binomio perfecto que ha perdurado a través de milenios y hasta nuestros días.
Declarada de Interés Turístico Internacional, se trata, junto con la Semana Santa una de las mayores y más importante fiesta de la ciudad.
Durante la Feria del Caballo se realizan todo tipo de actividades relacionadas con el caballo, como concursos internacionales de saltos, doma, rally hípico, exposiciones de ganado selecto o subastas.
Una de las actividades más destacada es el desfile de carruajes, también conocido como enganches.
Además, por el día, el parque González de Hontoria se llena con cientos de jinetes, amazonas y carruajes que pasean por las calles del recinto ferial en un majestuoso espectáculo digno de contemplar. En este espacio se colocan las casetas de las hermandades y peñas, cuya decoración gira alrededor de una temática diferente cada año, premiándose a las mejores. En su interior se toma vino fino, se degustan los productos de la tierra y se bailan sevillanas hasta altas horas de la madrugada, en un ambiente de alegría y diversión increíble que parece transformar el parque en un gran tablao flamenco. Hay también puestos de comida, bebidas y atracciones infantiles. Los espectáculos taurinos, los concursos de sevillanas o los fuegos artificiales son otros festejos que completan el programa de la Feria.
Además de la feria de día, también se encuentra la feria de noche, donde destacan el alumbrado y las atracciones mecánicas para los niños. Los mayores también podrán disfrutar de la música y gastronomía que ofrecen las casetas de feria y los puestos de comida rápida.
Origen e Historia de la Feria del Caballo de Jerez
Surgió a partir del comercio equino en la Edad Media (mediados del siglo XIII), en el que la corona otorgaba un periodo excepcional en el que los ganaderos se podían cerrar tratos sin pagar impuestos, lo que provocaba que acudirán tratantes de toda la comarca. Esta actividad es la que ha dado lugar a muchas de las ferias de España. Sin embargo, la Feria de Jerez es de las pocas que actualmente mantienen una feria de importante feria de ganado y caballo paralela a la actual Feria.
En el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X El Sabio, se otorgó a la ciudad de Jerez dos ferias, una en Abril y otra en Septiembre, siendo confirmada por su hijo Sancho (El Bravo) en Agosto de 1.282, además de un mercado semanal los lunes. Estas ferias alcanzaron gran importancia por su numerosa concurrencia.
Hoy, se han tornado algo las cosas. La ubicación, por ejemplo, ha cambiado. La Feria de Jerez en antaño, ocupó (según los escritos) distintos lugares; las primeras se celebraban entre la Puerta Real y la calle de Francos, pero con los años también se han celebrado en el Arco de Santiago, Calle Muro, Alameda Vieja, … En 1.868, por ejemplo, se celebra por primera vez una feria de ganados en el denominado Hato de la carne, donde se estableció el Real; en 1.872 pasó a las playas de San Telmo, y algo más tarde, en 1.876 a la Cañada de Caulina, donde lució por primera vez alumbrado eléctrico.
El Recinto del González Hontória se compró en el 1902 cuando ese terreno era campo celebrándose en él la primera Feria (como Feria de Septiembre). Un año más tarde (1903) se celebra la primera Feria de Abril (en origen se celebraba en abril pero la competencia con Sevilla la hizo retroceder un mes festejándose finalmente en el mes de mayo) en el mismo Recinto y será en los años 60 cuando estando Miguel Primo de Rivera y Urquijo en la alcaldía, se conocerá con el actual nombre «del Caballo» en referencia a tan nombrado e histórico animal.
Durante muchos años del siglo XX fue una de las dos ferias que se celebraban en Jerez junto a la Feria de la Vendimia en septiembre, que actualmente se celebran bajo otro formato. Fue el alcalde Miguel Primo de Rivera y Urquijo quien decidió potenciarla.
En el año 1985 el Ayuntamiento decidió derribar la mayoría de casetas fijas, excepto las del Círculo Lebrero, Domecq, González Byass, Casino Jerezano y Club Nazaret, permitiendo dar nuevos usos al Parque González Hontoria.
La feria actual ha perdido tradiciones que se mantuvieron muchos años, como la benéfica «Batalla de las Flores» o carreras de caballos.
Los jinetes andaluces
Los andaluces se sienten muy orgullosos por considerar, que su fauna es única en el mundo, gracias a que han sabido mantenerla y mejorarla. Es evidente que sus antepasados debieron ser grandes jinetes, pues por la enorme proliferación de estos animales, sin duda invitaba a ello, ya que sólo era necesario capturarlos y adiestrarlos (tarea nada fácil evidentemente).
Se ha podido constatar, que los jinetes andaluces siempre gozaron de enorme fama a lo largo de la historia, pues ella nos dice que los escuadrones de caballería que el general cartaginés Aníbal, después de las numerosas batallas libradas en la Iberia y a su paso por nuestros lares, en su numeroso ejército se enrolaron numerosos tartéssicos con sus correspondientes caballos, que precedidos de enorme fama caminaron hacia Italia.
Este noble equino era su animal preferido; puesto que incluso lo representaban en vasijas y otros objetos decorativos de la época. En los infinitos hallazgos arqueológicos, se puede observar como reflejan con una perfecta fidelidad y un enorme paralelismo en los arneses o arreos con los actuales, dando la sensación que el tiempo no ha pasado. Aun más, en el gran conjunto monástico de la Cartuja jerezana, fundado en 1475, por el noble caballero Álvaro Obertos de Valeto y Morla, ya eran famosos los caballos que se criaban en sus dehesas.
Camino de Santiago es la denominación que tiene el recorrido de peregrinación cristiana que se dirige a Santiago de Compostela (Galicia) para visitar la tumba del Apóstol Santiago, en la Catedral de Santiago.
A partir del siglo IX, se forjó como una de las rutas de peregrinación más
importantes de Europa, convirtiéndose en la espina dorsal de los reinos de
la península Ibérica. De hecho, es denominada con el título de calle Mayor de Europa, por la cantidad
de peregrinos que lo realizan.
El primero en realizar la ruta se dice que fue Alfonso II el Casto, rey de Asturias. A él le siguieron numerosos peregrinos, siendo la Edad Media su momento más álgido para fortalecer los reinos cristianos. Para ello se construyeron varios monasterios y posadas en el camino hacia Santiago de Compostela desde el norte; y se empezaron a abrir otras vías desde los países vecinos. Los peregrinos empezaban a llegar desde cualquier parte del mundo. Por tanto, el Camino de Santiago no es una única ruta ni un camino que recorriera el Apóstol Santiago sino que son un conjunto de caminos que, como venas del cuerpo, van convergiendo para dirigirse a Compostela.
Aunque en épocas
posteriores empezó a perder interés, desde hace unos años el Camino de Santiago ha vuelto a recuperar su esplendor. En 1993
el Camino de Santiago fue declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Origen e Historia del Camino de Santiago
Santiago el Mayor fue uno de los principales apóstoles de
Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado. La tradición
cristiana indica que su cadáver fue
trasladado a Hispania y depositado en una tumba situada en Gallaecia. Esta
fue descubierta sobre el año 820
entre los restos de un asentamiento
romano abandonado y sobre ella se construyó un templo que fue ampliado en
los siglos siguientes hasta convertirse en la actual catedral.
Para entender las
peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, debemos partir de la
tradición que habla de la labor
evangelizadora de Santiago en tierras de la Hispania romana. Se sabe que
tras la muerte de Cristo, Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, continúa
inicialmente su labor apostólica en Jerusalén y posteriormente en Hispania.
Tras esta labor en
Hispania, vuelve a Palestina y tras incumplir la prohibición de predicar el
Cristianismo, fue decapitado en tiempos
de Herodes Agripa. Según la tradición, su cadáver fue robado por los
discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas,
en concreto a Iria Flavia (cerca de
la actual Padrón).
Siglos después, tras la batalla de Covadonga (s. VIII), se
asienta en Asturias un pequeño reino que intenta recuperar el ideal unificador
de la monarquía hispano-visigoda. Uno de los principales y decisivos monarcas
de este periodo inicial fue Alfonso II
El Casto que reinó durante un largo periodo de tiempo (entre el año 791 y
el 842). Es durante su reinado cuando se produce el milagroso descubrimiento de la tumba del Apóstol
Santiago. Tras este descubrimiento, el monarca manda la construcción de una
pequeña iglesia de estilo asturiano
en aquella zona del descubrimiento (ahora Compostela).
Desde este momento, queda establecida oficialmente la tumba del apóstol en aquel mágico lugar, cercano al cabo de Finisterre, punto situado en el extremo occidental de Europa. El camino a Finisterre era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la «Vía Láctea». Desde antiguo se creía que allí se acababa el mundo y que el Atlántico era «la tumba del sol». Posiblemente estos hechos geográficos y astronómicos ayudaron a reforzar el magnetismo que desde entonces provocó en millones de almas la ruta jacobea.
El enorme prestigio que
proporciona la presencia de las reliquias de Santiago el Mayor fue hábil y
rápidamente aprovechado por los monarcas
asturianos y leones para consolidar su reino en oposición a Al-Andalus y
para darse a conocer al resto de la Cristiandad europea.
En el año 899 Alfonso III, El Magno, consagra una nueva catedral de mayores dimensiones y calidad artística que la levantada por Alfonso II.
La orden de Cluny pronto se hace eco del prestigio de Compostela y durante el siglo XI promueve las
peregrinaciones a Santiago. A cambio, los reyes cristianos hacen generosas
donaciones a sus monasterios. A lo largo del siglo XI la afluencia de
peregrinos se intensifica y comienza a
establecerse una ruta principal con sus respectivas estaciones (Camino Francés).
En el año 1073 se inicia la construcción del tercer templo consecutivo sobre la tumba
del apóstol, bajo mandato del obispo Peláez. Será la gran catedral románica que conocemos: un magnífico templo del
«románico de peregrinación».
Actualmente existen varias rutas costeras o interiores que
llegan a la catedral de Santiago, donde los peregrinos pueden sellar la última
etapa de su viaje y visitar al apóstol. Las rutas más populares son el Camino
Francés, el Camino del Norte y la Vía de la Plata.
Camino Francés: itinerario con mayor tradición histórica del Camino de Santiago. Nace en Francia,
salva los Pirineos y cruza la Península Ibérica de este a oeste. Accede a
Galicia por la legendaria subida a O Cebreiro.
Camino del Norte: el Camino de Santiago del Norte es
una vía de peregrinación por la costa astur-galaica cuyo origen se remonta al siglo IX. Pisa suelo gallego en Ribadeo.
Camino Primitivo: el Camino de Santiago más antiguo es hoy una ruta de gran
belleza y exigente trazado. El Camino Primitivo, nada masificado, sigue las
huellas del primer peregrino.
Camino Inglés: ruta seguida por los peregrinos del norte y oeste de Europa
que arribaron por barco a la costa coruñesa y continuaron por tierra hasta
Santiago de Compostela.
Camino Portugués: el Camino Portugués es una ruta
medieval del Camino de Santiago que discurre hacia el norte desde el país luso y se adentra por Galicia a
orillas del río Miño. Se trata de un itinerario de largo recorrido con el que
se accede a Galicia desde tierras portuguesas.
Vía de la Plata (por Laza): recorrido procedente de Andalucía y Extremadura, asentado sobre las antiguas
vías romanas y que da comienzo originalmente desde la misma puerta de la
catedral de Sevilla.
Camino de Santiago a Finisterre y
Muxía: único trazado
con origen en Santiago y meta en el cabo
Finisterre, punto más occidental de Europa, o el Santuario da Virxe da
Barca en la localidad de Muxía.
Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla: desde O Grove o Ribeira hasta Padrón,
imita el trayecto que cubrió la barca con los restos de Santiago Apóstol.
Vía de la Plata (por Verín): se trata del camino jacobeo con mayor recorrido en Galicia y más variedad de ramales.
Por la provincia de Ourense discurren dos variantes bien definidas, una por
Laza y otra por Verín. Esta ruta, de amplio valor natural y patrimonial, es aún
una gran desconocida para muchos peregrinos a pesar de que su trayecto se
sustenta en calzadas romanas.
Además de las rutas
jacobeas reconocidas como «oficiales» y citadas anteriormente, también existen muchas otras vías de
peregrinación de larga tradición que recorren toda la Península: camino
Mozárabe, Aragonés, del Sur, de Levante, de Madrid y camino de Invierno.
La primera vez que se
hace el Camino de Santiago es normal elegir el Camino Francés, que condensa la génesis jacobea en todos los
aspectos: mito, leyenda, arte, cultura, historia y popularidad. La mejor opción
es dedicar un mes a la aventura jacobea y comenzar en Saint Jean Pied de Port, para vivir la experiencia de cruzar los
Pirineos el primer día y pasar la noche en Roncesvalles.
Y si dispones de menos tiempo, los lugares habituales con accesos directos son
Logroño (25 etapas), Burgos (20 etapas), León (13 etapas), Astorga (10 etapas)
y Sarria (5 etapas), esta última cubre la distancia mínima de 100 kilómetros
para obtener la Compostela.
La primavera y el otoño es la temporada ideal para recorrer el Camino
de Santiago, no hay mucha afluencia y no son épocas de mucho frío, lo que hará
que tu mochila sea más ligera.
La Concha del peregrino
La concha del peregrino,
es sin duda el símbolo del Camino de
Santiago más universal y representativo, un icono con el que sobran las
palabras cuando nos referimos a las rutas jacobeas que llegan a Santiago. La concha de vieira, una familia de
molusco bivalvo muy común en Galicia, parece hoy un objeto casi imprescindible
para el peregrino que emprende su viaje, sin embargo, pese a su popularidad, la
razón por la que los primeros caminantes la adoptaron se desconoce.
A pesar de no estar tan
difuminados sus orígenes, sí conocemos el uso que obtuvo desde el comienzo de
las peregrinaciones a ciudad santa: distinguir
a los caminantes que habían concluido su peregrinación por el Camino de
Santiago. Tradicionalmente a todos los peregrinos que habían llegado a
Santiago de Compostela se les entregaba un documento acreditativo y se les
concedía una concha de vieira para colocarla en el sombrero o en la capa.
Portar la concha de vieira era considerado como una forma de tributo al Apóstol, como ya se indicaba en los textos
del Códice Calixtino.
Con el paso de los años, la concha del peregrino ha pasado de ser un distintivo de los peregrinos para convertirse en todo un símbolo del Camino de Santiago. De hecho, la concha de vieira es uno de los símbolos usados oficialmente por Xacobeo para la señalización del Camino de Santiago que verás en cientos de mojones repartidos por todas las rutas reconocidas como oficiales, impreso en color amarillo y bajo fondo azul.
Recent Comments