CEMENTERIO DE SAN SEBASTIÁN: ruta de cementerios españoles con encanto

22 mayo, 2023 at 8:01

El cementerio de San Sebastián es uno de los cementerios más peculiares de Andalucía ubicado en la localidad Casabermeja (Málaga) y constituye una pequeña ciudad de los muertos.

Situado al noroeste del casco urbano, se encuentra en la zona de la ermita de San Sebastián, donde se tienen unas privilegiadas vistas del paisaje.

El cementerio de Casabermeja se construyó en el siglo XVIII y desde el año 2006 está declarado como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía. Debido al ruinoso estado del cementerio, éste fue reconstruido en el año 1.976 reproduciendo fielmente el original.

Foto de Susana C.S.

Un cementerio muy singular que se encuentra conformado por un conjunto de originales panteones, túmulos y pináculos construidos según normas elementales de la arquitectura popular, lo que le valió para ser declarado Monumento Nacional en 1.980.

Por la forma arquitectónica que presentan los nichos, divididos en tres partes: Abajo (puerta para depositar al difunto), Medio (lápida) y Arriba (frontal con adornos arquitectónicos) muchos visitantes han pensado que en Casabermeja se entierran a los difuntos en pie.

La visita al cementerio es gratuita y se puede realizar durante todo el año de 11 a 13h, y en los días festivos también de 17 a 19h. El horario de visita puede cambiar según temporada, pero este se puede confirmar en el Ayuntamiento.

Origen e Historia del Cementerio de San Sebastián

La cripta de la iglesia fue el primer cementerio de Casabermeja y en 1786 se hallaba saturada, por lo que el obispo D. Manuel Ferrer y Figueredo aportó 400 reales para contribuir a la construcción de un nuevo cementerio.

Se eligió el cerrillo de San Sebastián, donde se hallaba la ermita del mismo nombre, pues era un paraje bien ventilado, alejado del pueblo y situado en el extremo opuesto al camino Málaga-Antequera. Las primeras tumbas eran muy sencillas: simples túmulos encalados que se dispusieron en derredor de la ermita. En sus primeros momentos era considerado un cementerio para pobres, pues los pudientes continuaron inhumándose en la iglesia hasta que una taxativa orden lo prohibió y desde 1805 todos los enterramientos se hicieron en el nuevo cementerio.

Celebración del Día de Todos los santos

Casabermeja es una localidad que celebra el 1 de noviembre con gran devoción. De hecho, si se visita el Día de Todos los Santos se podrá asistir al recital poético «Versos para enterrar el verano», además es tradición hacer un encendido de antorchas y una visita guiada nocturna.

En los días previos, los ciudadanos blanquean los nichos y panteones los adornan con flores y les encienden velas a sus difuntos. Haciendo del cementerio en su conjunto un lugar singular, digno de ser visitado.


ATEGUA: ruta parques arqueológicos de España

13 mayo, 2022 at 10:10

Ategua constituye uno de los yacimientos arqueológicos más destacados de la provincia de Córdoba. Su ocupación está comprendida entre el Bronce Final hasta la Edad Media, lo que lo convierte en un lugar privilegiado para la investigación arqueológica e histórica.

Destaca en Ategua su recinto fortificado ibérico y romano, uno de los mayores de la provincia de Córdoba, y las edificaciones de época ibérica, romana y medieval.

Con una dimensión de 205 hectáreas, el yacimiento fue inscrito como Monumento Nacional en 1982 y como Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica en 2005.

Primeros restos encontrados en Ategua

En el estado actual de la investigación arqueológica, el poblamiento de Ategua se iniciaría en la Edad del Bronce, si bien determinados hallazgos apuntarían a una ocupación anterior ya de la Edad del Cobre, en el tercer milenio a.C. En el siglo VIII a.C., Ategua ya constituía un importante asentamiento tartésico fortificado.

La célebre Estela de Ategua, hallada en el cercano Cortijo de Teba y conservada en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba, sería testimonio de la importancia del oppidum, localizado en el extremo sur del territorio de Corduba.

Del oppidum ibero-romano se han conservado imponentes fortificaciones, especialmente en el sector nororiental de la acrópolis. Sin duda, fueron éstas las defensas que debió forzar César para hacerse con las reservas de trigo que los pompeyanos habían almacenado en la ciudad, y que resultaron fundamentales para abastecer a sus legiones hasta la victoria final en Munda, ya en la cercana campiña sevillana.

La ocupación de Ategua continuó durante la etapa imperial, sin que haya podido determinarse su estatuto jurídico. De esta etapa se han excavado varias casas que disponían de cisternas para el abastecimiento de agua. Igualmente se ha documentado parte de un posible edificio público.

Etapa medieval de Ategua

Ya en la etapa medieval, destaca un recinto fortificado de la segunda mitad del siglo XII, que aprovecha las defensas ibero-romanas en el lado este, en tanto que en los flancos norte, oeste y sur se levanta una nueva muralla con zócalo de sillería y alzado de tapial, reforzada con diez torres cuadrangualres. Esta fortaleza debe ponerse en relación con los esfuerzos del nuevo poder almohade por garantizar el control militar de las principales vías de comunicación de al-Andalus.

Finalmente, tras la conquista castellana de la zona, en los años cuarenta del siglo XIII, se procedió al refuerzo de las puertas almohades mediante una torre octogonal y un baluarte dispuesto en el extremo nororiental, destinado a controlar las comunicaciones entre Córdoba y Granada.

En el siglo XIV se dispuso, en el espacio extramuros entre dos torres del sector suroeste, un mercado dispuesto en torno a una pequeña plaza rectangular pavimentada con lajas de piedra. Poco después, el asentamiento fue abandono, convirtiéndose Ategua en un despoblado junto al Cortijo de Teba la Vieja.


CASTILLO DE LA CALAHORRA: ruta de castillos medievales

14 mayo, 2021 at 10:03

El castillo de La Calahorra (Granada), levantado sobre la única colina que al pie de Sierra Nevada domina el extenso llano del Marquesado del Zenete, es uno de los monumentos más simbólicos del turismo andaluz.

El castillo de La Calahorra constituyó una revolución en la arquitectura española de su época, al ser la primera obra edificada en la Península Ibérica en estilo renacentista.

Su imponente presencia encima de la propia localidad de La Calahorra hace justicia con su importancia en la historia, no sólo a nivel local y regional, sino a nivel nacional, siendo testigo de alguno de los episodios históricos más relevantes y memorables desde su construcción en 1512.

El castillo fue mandado construir por don Rodrigo de Vivar y Mendoza, conde del Cid. Vivar recibió este marquesado del Zenete (como los árabes llamaban a la comarca) y sus ocho pueblos de los Reyes Católicos en agradecimiento por su ayuda en la toma de Granada en 1492. Esta fortaleza-palacio sirvió como ubicación clave para su que, aprovechando La Calahorra como localización estratégica para la conexión entre Almería y Granada, y como puerta que inicia la ascensión hacia el puerto de La Ragua que comunica con La Alpujarra.

En la actualidad el castillo de La Calahorra está en desuso, pero en buen estado de conservación.

Declarado Monumento Nacional, pertenece actualmente a la Casa del duque del Infantado y se encuentra en un incomprensible estado de abandono, pero en buen estado de conservación. Aunque es de propiedad privada, su interior se puede visitar, no sin dificultad. Para consultar sus horarios de visita se aconseja contactar directamente con el ayuntamiento de La Calahorra o con el teléfono de nuestra oficina de turismo.

Origen e historia del castillo de La Calahorra

En 1490, conceden el título de señorío de estas tierras al Cardenal Mendoza, que más tarde sería el Marquesado del Zenete. Este presente la fue otorgado como premio a los servicios que el Cardenal prestó a los Reyes Católicos.

El Cardenal Mendoza, en su búsqueda de prestigio y reconocimiento, trató de establecer una línea de sucesión entre Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid Campeador”, héroe de leyenda conocido por todos, y su vástago. En este intento de manipulación heráldica, el cardenal llamó a su hijo Rodrigo Díaz de Vivar, además de heredar éste el condado del Cid, situado en Jadraque, Guadalajara.

Tal era el poder del Cardenal y la gallardía demostrada por él en tiempos de guerra, que incluso la Reina Isabel, fiel creyente de la ortodoxia matrimonial cristiana, perdonó sus constantes devaneos amorosos, además de pasar por alto que tenía un hijo.

Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primogénito del Cardenal, heredó el título del Marquesado, siendo el primer señor de estas tierras.

El Castillo-Palacio de La Calahorra es fruto del peculiar carácter del Marqués. Éste, además de tener fama de violento, era un tanto mujeriego. Al enviudar de su mujer, quedó prendado de una joven de quince años, a quién raptó y forzó para que se casase con él. Con la vehemencia habitual del Marqués, mandó construir el Castillo, como regalo a su joven esposa. Su hija fue Mencía de Mendoza, sucedió a su padre a la edad de 14 años como Marquesa del Zenete.

El Castillo fue construido entre los años 1509 y 1512 sobre las ruinas de una fortaleza árabe como prueba de la conquista del imperio Nazarí.

Desconociéndose en la actualidad la traza original del edificio, la dirección de obras se encarga en un principio al arquitecto segoviano Lorenzo Vázquez que, por desavenencias con el marqués del Zenete, se traslada al genovés Michele Carlone. Este trabajaría primero en su taller de Génova, desde donde enviaría los mármoles de Carrara ya labrados al puerto de Almería, para posteriormente ejercer la dirección en el propio castillo para inspeccionar el montaje y el trabajo con materiales locales. La Calahorra es considerada la primera obra de envergadura en la que se documenta el trabajo de artistas italianos en España, si bien el diferente origen de los autores que labran sus piezas (lombardos, genoveses y carraresis), explica las diferencias estilísticas en la decoración del inmueble, que no obstante exhibe una sorprendente unidad a diferencia del paralelo ejemplo en el castillo de Vélez-Blanco.

Características del castillo de la Calahorra

Como ya hemos dicho anteriormente, el castillo-palacio de La Calahorra constituyó una revolución en la arquitectura española de su época, al ser la primera obra edificada en la Península Ibérica en estilo renacentista.

Este estilo por entonces ya se imponía en Italia y marcó el abandono de la estética gótica imperante en casi toda Europa. Fue construido en tan solo tres años, entre 1509 y 1512.

Su exterior muestra un edificio de planta rectangular, flanqueado en cada uno de sus ángulos por cuatro torres cilíndricas rematadas por cúpulas. Torres con base circular, y no cuadradas como era típico en la edad media. Para acceder al Castillo, tan solo se puede entrar por el muro Este, por una puerta de pequeñas dimensiones, que desemboca en la Sala de Guardias.

El macizo y austero exterior contrasta, sin embargo, con su magnífico y elegante patio interior renacentista de dos pisos, don doble galería de delicados arcos, bellas balaustradas de mármol de Carrara y una escalera claustral de gran valor artístico. Las espaciosas dependencias interiores están cubiertas con diversos artesonados.


CASTILLO DE BURGALIMAR: ruta de castillos medievales

27 noviembre, 2020 at 11:59

El Castillo de Burgalimar (Bury al-Hamma, “Castillo de los Baños”) es una fortaleza omeya del siglo X, construida sobre un pequeño cerro que domina la localidad de Baños de la Encina (Jaén). El castillo está considerado como el más antiguo en pie de España y el segundo de Europa.

Esta fortaleza califal fue mandada levantar por el califa cordobés Al-Hakam II, hijo y sucesor de Abderramán III, y finalizada en el año 968 d.C.

Hoy podemos ver en el Castillo de Burgalimar, el conjunto fortificado que mejor se conserva del Califato de Córdoba. Un excelente ejemplo de fortaleza de su época. A su vez, es uno de los castillos árabes que mejor se conservan en España. Por sus valores históricos y artísticos está declarado Monumento Nacional desde 1931, y Bien de Interés Cultural.

Desde 1969 tiene el privilegio de ondear en su torre del homenaje la bandera azul coronada de estrellas del Consejo de Europa, privilegio otorgado con motivo de la celebración del milenio de la construcción del castillo, y del que sólo dos castillos europeos tienen este privilegio, el de Baños de la Encina y el de Florencia en Nápoles.

Las visitas se reparten en distintos horarios, por lo que esto no es un problema, y cuentan con alternativa guiada. Cerca quedan Bailén, Montoro, Linares, Baeza, Úbeda o Andújar. Precisamente la sierra que comparte nombre con la última localidad o Despeñaperros son parques naturales cercanos notables.

Origen e Historia del Castillo de Burgalimar

Baños de la Encina tuvo asentamientos humanos desde la Edad del Cobre, como se desprende de los yacimientos arqueológicos que hay en el interior del recinto amurallado.

En el castillo se ha encontrado un epitafio sepulcral que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional y una lápida fundacional, en la que puede leerse:

“Mandó edificar esta fortaleza el siervo De Dios Alhacam Almostánsir bilá Emir Almuminín, cuya vida Dios guarde.

Medió su cliente y gobernador militar suyo Maysur Benalhacam.

Acabóse, mediante el poder de Dios y de su ayuda.

Y esto fué en el mes de Ramadán del año trescientos cincuenta y siete.”

La fecha que aparece en la inscripción se corresponde con el año 357 después de la Hégira del calendario musulmán, por lo tanto se trata del año 968 del calendario cristiano.

La fortaleza se levantó como pieza estratégica para defender y proteger el camino de Cordoba al puerto de Muradal, hoy Almuradiel o a Despeñaperros. Los almohades reforzaron las defensas levantando un doble cerco de murallas para resistir el acoso cristiano que este castillo árabe, como otros del valle del Guadalquivir, sufrió en los siglos XI y XII.

El castillo fue conquistado por Alfonso VII en 1147, aunque, tras su muerte, volvió a manos de los musulmanes. De nuevo, en 1189, sería tomada la fortaleza de Baños de la Encina, aunque también de forma efímera, por las tropas de Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León.

En el año 1212, después de la batalla de las Navas de Tolosa, es conquistado de nuevo por los reyes Alfonso VIII, Pedro I de Aragón y Sancho el Fuerte de Navarra, sin embargo la conquista definitiva fue realizada por Fernando III en 1225, incorporándola a la ciudad de Baeza.

El castillo de Baños de la Encina es también conocido con el nombre de «la fortaleza de los siete reyes», pues por ella pasaron en diferentes épocas, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso IX, Pedro II, Sancho VII, Fernando III y Fernando el Católico.

En la segunda mitad del siglo XV, la villa y su castillo tuvieron gran importancia durante los enfrentamientos entre los partidarios de Enrique IV y los del Marqués de Villena y don Pedro Girón, primer señor de Utrera y Osuna, que pretendió casarse con la que sería más tarde reina de Castilla, doña Isabel la Católica.

Durante la guerra de la independencia el castillo sufrió las consecuencias de su ocupación  y desde entonces hasta 1828, el patio del castillo serviría de cementerio parroquial.

Características del Castillo de Burgalimar

El castillo ocupa la cumbre de un monte con una forma elíptica y está construido en tabiyya o tapial rojizo, material típicamente árabe realizado a base de una mezcla de arcilla, arena, cal y piedras muy menudas, un procedimiento de construcción mucho más rápido y barato que las cuidadas obras de mampostería o sillares, lo que evidencia su originaria función eminentemente militar, destinado al acuartelamiento de las tropas beréberes alistadas para las campañas anuales contra los cristianos, cuyo lugar de concentración final, ya en la frontera, era la fortaleza de Gormaz (Soria).

Dispone de catorce torreones rectangulares y uno pentagonal, que adopta esta forma por la necesidad de adecuarse al quiebro que realiza la muralla en esta zona. Las torres apenas sobresalen de la silueta de la muralla.

 

Sobre una de las torres originales se introdujo la principal modificación cristiana, la Torre de Homenaje, también conocida como Almena Gorda, de la que carecen los castillos musulmanes fue construida en el siglo XV. La torre, de estilo gótico, está construida en mampostería irregular y tiene forma semicilíndrica al exterior, está estructurada en dos cuerpos cubiertos por bóveda de cañón apuntada y esquinas exteriores redondeadas para eludir los efectos de la artillería. La torre no mira hacia la campiña sino hacia el interior de la población para su control e intimidación, lo que indica su transformación con el discurrir de los años en un edificio señorial.

Al gran patio de armas se accede por una puerta que mira al este y que se abre entre dos grandes torres que la defienden. Está cubierta por un gran arco de herradura y protegida por un gran matacán que la reforma realizada durante la restauración ha ocultado.

En su patio interior se contempla un aljibe dividido en dos naves separadas por pilares y cubierto por una bóveda de medio cañón. Igualmente, se observa la otra modificación de la época cristiana: la construcción de un alcazarejo mediante la creación de una muralla interior compuesta por un poderoso torreón circular, del que hoy sólo se conserva la base, y dos lienzos que unían ésta con los muros laterales, de los que hoy sólo queda parte de uno de ellos.

El castillo de Baños de la Encina dispone de dos accesos, uno en cada frente. En el noroccidental se abre un postigo de poca altura, sólo para el paso de personas, del que había que descolgar alguna escalera de mano para salir y entrar. La puerta principal está en el frente opuesto, hacia el sureste, es recta, flanqueada por las dos torres más apretadas del castillo, con las que forma unidad. Se abría hacia el exterior con un gran arco de medio punto, actualmente de herradura, a modo de hornacina, de dovelas con despiece radial.


BENAOJÁN: ruta de los pueblos blancos de Andalucía

19 noviembre, 2020 at 13:34

Benaoján es un pueblo de trazado árabe, con empinadas y serpenteantes calles, y en cuyos suelos se esconde uno de los sistemas de cuevas más importantes de España.

El pueblo se encuentra situado al oeste de la provincia de Málaga, integrado en la comarca de la Serranía de Ronda formando parte del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.

El relieve es muy accidentado en estas tierras, destacando los cerros kársticos en los que se encuentran dos formaciones geológicas de gran importancia: el sistema hundidero-Gato y Cueva de la Pileta, de gran importancia por sus pinturas prehistóricas que datan del Paleolítico superior, motivo por el que ha sido declarada Monumento Nacional de Arte Rupestre. Así mismo, existen otras cavidades de mayor o menor importancia repartidas por el término municipal.

Foto de Lui G. Marin

Accidentado por las sierras de Líbar y Montalate y avenado por el río Guadiaro, destacan sus encinares y pastos, cultivos de secano mediterráneos y ganadería lanar.

Sus sierras, caminos y cuevas han sido utilizados como cobijo por los bandoleros durante la ocupación napoleónica, la cual no fue muy dañina para Benaoján, y por los maquis al finalizar la Guerra Civil.

Hoy en día, Benaoján encuentra un motor importante en su economía la cría del cerdo ibérico y el tratamiento de todos sus productos derivados. También tiene importancia dentro de la agricultura el cultivo del pero rondeño y de higuerales.

En su gastronomía destacan las chacinas y otros productos derivados del cerdo así como los frutos secos (principalmente almendras), el gazpacho caliente y el sabroso conejo al ajillo. Por cierto, si quieres probar las mejores chacinas no te puedes perder su Feria de la Chacina, declarada de Interés Turístico por la Diputación Provincial de Málaga.

Origen e historia de Benaoján

Los primeros hallazgos de vida humana en el término municipal de Benaoján aparecen en la Cueva de la Pileta, habitada por el hombre desde el Paleolítico y donde se han encontrado pinturas rupestres y utensilios.

Su nombre, de evidente origen árabe, unos lo hacen significar hijos de Oján, tribu bereber, y otros casa de panadero. Llamado Benaoxan en tiempos de los moriscos, fue liberado por D. Felipe, Rey de Granada, el día 6 de Noviembre de 1571; ordenando a D. Francisco de Peñalosa, Juez de comisión de S. M., y D. Diego de Salcedo, escribano del Rey, tomar posesión de todos los bienes de los moriscos y efectuar el Apeo de las Haciendas.

Su influencia musulmana se refleja en su arquitectura, con sus estrechas y sinuosas calles, su torre vigía y sus casas blancas.

Tras la conquista cristiana de Benaoján en 1485, sus habitantes mudéjares convivieron en este territorio hasta su expulsión en 1570, tras la rebelión que llevaron a cabo. En 1571 Benaoján fue repoblado por familias cristianas de Ardales, El Saucejo, El Coronil y Morón.

En 27 de Octubre de 1575, fueron nombrados los primeros pobladores de Benaoján; un total de 60 familias, a las que se facilitó casas y ventajas a unos, y medias ventajas a otros, con sus correspondientes suertes de tierras. Estos primeros pobladores procedían de Teba, Daimiel, Cañete la Real, Osuna, Marchena, Porcuna, Antequera. Bornillo, Olvera, Villegas, Priego de Córdoba, Morón, Fregenal de la Sierra, Jerez de la Frontera, Villanueva del Fresno, Los Molares, Ardales, Berlanga, Trujillo, Fuente del Maestre, Algámitas, Zahara de la Sierra y Cabra.

La llegada del ferrocarril a finales del siglo XIX, supuso un impulso para el municipio de Benaoján a la vez que la aparición de un nuevo núcleo de población alrededor de la estación de tren, conocido hoy en día como Estación de Benaoján.

Lugares recomendados para visitar en Benaoján

El municipio de Benaoján destaca más por el entorno natural que presenta que por el patrimonio cultural que alberga. Sin embargo, antes de que empieces a descubrir sus cuevas y su ambiente rural, te da la oportunidad de que aprecies dos elementos pertenecientes a las civilizaciones más representativas que han pasado por estas tierras.

En primer lugar, podrás encontrar la Torre del Moro, construida por los musulmanes para controlar el importante paso del valle del Guadiaro, además servía de refugio en caso de ataque a los habitantes de la alquería próxima. Actualmente sólo queda en pie una de sus paredes.

Por otro lado, verás la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XV. Elemento del cristianismo que consta de una única nave cubierta con armadura de madera. La capilla mayor es cuadrada y está cubierta por una bóveda gótica. La entrada se efectúa bajo un arco de medio punto flanqueado por pilastras que sostienen un frontón triangular con una pequeña hornacina. La torre del campanario tiene dos cuerpos, uno inferior de planta cuadrada y otro superior octogonal, en el que están instaladas las campanas.

CUEVA DE LA PILETA

La Cueva de la Pileta marca el inicio de la historia de Benaoján, ya que en las diferentes excavaciones realizadas en su interior, han sido encontrados numerosos restos de cerámicas e importantes pinturas rupestres, la mayoría de animales, atribuidas al paleolítico superior.

La cueva la conforman una serie de galerías situadas a distintos niveles y con alturas que llegan hasta los 15 metros. Destaca, por sus grandes dimensiones, la nave central, con 60 metros de recorrido, y ha sido declarada Monumento Nacional.

CUEVA DEL GATO

La Cueva del Gato es en realidad la boca sur y de salida del sistema espeleológico Hundidero-Gato, que con más de 9.000 metros topografiados, es el más importante de Andalucía y uno de los mayores de España, y está declarado Monumento Natural.

La Cueva del Hundidero es la boca norte y de entrada, situada a unos 3 km al norte de Montejaque y a una altura de 593 metros. El sistema se desarrolla en un total de 7.818 m y un desnivel de 219 m, con un recorrido principal de 4.500 m en dirección norte-sur hasta la boca sur de la Cueva del Gato a una altura de 423 metros, justo en el río Guadiaro. La belleza y dificultad de su prospección han atraído a espeleólogos y a amantes de los deportes de aventura de todo el mundo.

Otras cuevas dentro del municipio de Benaoján son la Cueva de la Higuera y la Cueva de los Alfaques. Esta última se ubica en las últimas estribaciones nororientales de la Sierra del Palo y ella destaca su gran boca de entrada con una anchura de más de 20 metros, tras una galería de 30 metros se accede a una gran sala de cuyo techo parte una chimenea a una serie de pequeñas galerías.

Rutas de Senderismo por Benaoján

Para conocer más allá de las cuevas, Benaoján te ofrece distintas rutas de senderismo por las diferentes zonas del municipio, aunque algunas de estas rutas te llevan a parar a estas cuevas. Ese es el caso de la Ruta Estación de Benaoján – Cueva del Gato que te lleva hasta la Cueva del Gato.

Dos de las rutas que pasan por el municipio de Benaoján, pertenecen a dos etapas de la Gran Senda de Málaga, la cual conecta municipios a través de senderos rurales.

Etapa 24, Ronda – Estación de Benaoján – Es un itinerario de 12,8 km que comienza en Ronda, bajando a la base del Puente Nuevo que se encuentra sobre el Tajo de Ronda. Buena parte del sendero discurre en paralelo al cauce del río Guadalevín-Guadiaro, donde, cerca de la Estación de Benaoján, podrás contemplar las aguas subterráneas que surgen del interior de la Cueva del Gato.

Etapa 25, Estación de Benaoján – Jimera de Libar – Una ruta de 9,3 km, de gran belleza que discurre entre encinas, quejigos, chopos y fresnos por un sendero paralelo a la línea férrea de Bobadilla a Algeciras y al río Guadiaro, en el que es habitual poder contemplar el descenso en kayak sobre sus aguas.

De esta última modalidad existe una ruta acuática que podrás realizar haciendo piragüismo, así como mediante otras modalidades. Una ruta que transcurre por el río Guadiaro, dentro del municipio de Benaoján y que va desde Estación de Benaoján hasta Estación de Jimera de Líbar. Podrás iniciar el recorrido en una pequeña presa conocida como Charco de la Barranca, en la Estación de Benaoján. A partir de este punto se suceden los rápidos, los obstáculos y estrechamientos del río, siempre rodeado por una vegetación de ribera exuberante, hasta llegar al Centro de Piragüismo “Vagones de Jimera”.

Otro deporte que destaca en Benaoján es la escalada, con multitud de lugares preparados para ello.