El Monasterio de San Jerónimo es uno de los iconos más representativos del renacimiento granadino y se encuentra ubicado en pleno centro de Granada a muy pocos metros de la Basílica de San Juan de Dios.
El Monasterio de San Jerónimo es un conjunto arquitectónico del Renacimiento formado por iglesia y monasterio, y fue el primer monasterio que se construyó en Granada tras la conquista de la ciudad por los cristianos.
Considerado Bien de Interés Cultural, ha sido restaurado en varias ocasiones, recuperando su malograda torre en los años 80, aunque con el transcurso de los siglos ha perdido por el camino dos patios, la hospedería y otras dependencias.
Origen e Historia del Monasterio de san Jerónimo
Sobre unos terrenos que se cree que pertenecieron a Boabdil, el último rey nazarí, comenzó a construirse en 1504 el primer monasterio cristiano de Granada, el Monasterio de San Jerónimo. Así, con piedras de la muralla árabe y la antigua Puerta de Elvira, se levantó la nueva sede que los Reyes Católicos habían prometido a los miembros de la orden de los jerónimos, quienes estaban asentados en otro templo en la cercana localidad de Santa Fe desde 1492.
Promovido por los Reyes Católicos en reconocimiento al monje jerónimo fray Hernando de Talavera, el primer arzobispo de Granada y figura clave en la cristianización de la ciudad, las obras del Monasterio de San Jerónimo comenzaron bajo la estética gótica que era habitual entonces en los monumentos patrocinados por la realeza. Todo cambió alrededor de 1520, cuando la viuda del Gran Capitán (personaje clave en la rendición de los musulmanes), asumió el patrocinio de la construcción a cambio de que se reservara la Capilla Mayor de la iglesia para enterramiento suyo y de su esposo, que había muerto en 1515 de una enfermedad.
Por tanto, aunque en un principio el edificio estaba planteado en estilo gótico, el resultado final fue un monasterio renacentista con una gran iglesia de planta de cruz latina en su interior.
La orden de los jerónimos habitó en el monasterio hasta la invasión napoleónica, cuando las tropas francesas ocuparon el edificio y derribaron la torre principal. Tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio se utilizó como cuartel.
Durante los siglos XX y XXI, las partes más defectuosas del Monasterio de los Jerónimos se restauraron, así como las obras artísticas que alberga, para dotar al complejo religioso del aspecto que tiene hoy en día.
Qué ver en el Monasterio de San Jerónimo
El monasterio está formado por la Iglesia de San Jerónimo y dos claustros rodeados por las distintas dependencias y alguna capilla. En la actualidad, solo es posible visitar la planta baja, pues en la superior viven monjas de clausura.
Durante la visita es posible ver el claustro principal, que está decorado con naranjos y cuenta con siete portadas que conducen a las diferentes capillas.
En una de las esquinas del monasterio se levanta la iglesia de San Jerónimo, la parte más espectacular de la visita. Fue construida en el siglo XVI y se trata de una de las iglesias más espectaculares de Granada. Destaca el retablo minerista de la capilla mayor donde yace el Gran Capitán junto a su mujer. Esta gran obra cumbre de la escultura andaluza representa las escenas más heroicas de este noble y guerrero procedente de Córdoba.
El monasterio de la Cartuja de Granada, también conocido como Real Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción de la Cartuja, es un gran complejo religioso quealbergó durante tres siglos a los monjes cartujanos.
El Monasterio de la Cartuja es uno de los máximos exponentes de la arquitectura barroca española y andaluza y actualmente, está considerado como Bien de Interés Cultural y declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931.
Antes de ir a visitar este espectacular monasterio, te recomendamos consultar sus horarios y tarifas.
Origen e Historia del Monasterio de la Cartuja
A principios del siglo XVI, el noble cristiano don Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán, cedió parte de sus terrenos para la construcción de un monasterio. Aunque finalmente el noble se desentendió del proyecto, el Monasterio de la Cartuja comenzó a levantarse en el año 1506 sobre un antiguo carmen árabe.
Las obras del monasterio no acabaron hasta dos siglos más tarde, por lo que el complejo monástico combina estilos plateresco, renacentista, tardo-gótico y barroco.
Los monjes cartujos habitaron este complejo religioso hasta que fueron expulsados con motivo de la desamortización del siglo XIX. Los cartujos estaban sometidos a un voto de silencio y apenas abandonaban el monasterio, por lo que pasaban el día rezando, meditando y estudiando.
Características del Monasterio de la Cartuja
La sobriedad de la fachada exterior y del pórtico principalcontrasta con la cuidada decoración interior, lograda a partir de pinturas, frescos, esculturas, bóvedas, maderas policromadas y un sinfín de técnicas artísticas.
Su fachada de corte herreriano fue construida en 1794 por J. Hermoso.
La recargada decoración de sus capillas, dependencias y de la gran iglesia que alberga lo convierten en una de las visitas imprescindibles de Granada.
SALAS DEL MONASTERIO
Patio: el claustrillo es el patio de estilo árabe que preside el centro del monasterio, decorado con naranjos y una fuente central.
Refectorio: es la sala donde comían los monjes y que hoy alberga una importante colección de pinturas del cartujo Juan Sánchez Cotán.
Sala capitular: es la estancia más antigua del monasterio y destaca por su bóveda de crucería.
Iglesia de la Asunción: se trata de la parte más impresionante del monasterio. Fue terminada en el siglo XVII, cuando se colocó el gran retablo que separa la iglesia en dos. En el altar mayor hay una escultura de la Virgen de la Asunción de José de Mora.
La capilla: es una de las zonas más decoradas del monasterio. Fue realizada por Francisco Hurtado y alberga frescos del pintor Antonio Palomino.
La sacristía: esta sala llama la atención por las influencias árabes que presenta en la decoración de la cúpula, adornada con yeserías y taraceas.
El Monasterio de San Juan es un magnífico conjunto monástico-asistencial del siglo XVI estrechamente vinculado a la ciudad de Burgos, que se encuentra en la localidad de San Juan de Ortega (Burgos), dentro del paso del Camino de Santiago Francés.
Los acontecimientos históricos han hecho que hoy sólo se conserve el claustro, la sala capitular y las ruinas de la iglesia.
Queda muy poco de la magnífica iglesia del siglo XV, salvo sus muros exteriores. La iglesia monástica tenía tres naves, crucero y una capilla mayor de gran profundidad que permitía alojar en ella una gran sillería coral. La cubierta debió estar formada por bóvedas góticas con nervios rectos, formando una rica tracería de forma estrellada. Su autoría se atribuye a Juan de Colonia, el más importante artista del momento en Burgos.
La única zona del monasterio que se conserva, en su mayor parte, es el claustro, cuya construcción ha de fecharse a finales del siglo XVI. La obra fue ejecutada por Domingo de Azas. Muy interesante es el claustro inferior, en el que se conservan todas las bóvedas estrelladas y unos amplios ventanales. Hay que destacar la decoración de las claves de las bóvedas con bustos que representan a santos, papas, reyes, etc., relacionados con el monasterio.
La sala capitular o capilla de Montserrat es un recinto de planta cuadrada que se cubre con nueve bóvedas de nervios góticos formando estrellas de nervios rectos que descargan sobre cuatro columnas. Desempeñó la función de sala capitular hasta que se convirtió en capilla funeraria.
En el interior de la sala capitular hay un museo dedicado al prestigioso artista burgalés Marcelino Santa María (1866-1952) que tanto destacó en la representación de los paisajes castellanos.
Lejos de relegarlo al olvido, el Ayuntamiento ha encontrado en este edificio el enclave idóneo para realizar una intensa y continuada actividad cultural: exposiciones, conferencias, congresos, actividades musicales y recepciones se suceden a lo largo del año.
Origen e Historia del Monasterio de San Juan
Los orígenes del Monasterio de San Juan se remontan al siglo XI, cuando el monje Lesmes, nacido en Loudun, cerca de Poitiers (Francia), se instaló aquí con el beneplácito de los reyes castellanos Alfonso VI y doña Constanza de Borgoña, al frente de una comunidad de doce monjes compañeros suyos llegados de Casa-Dei. Aquí se asentó con la idea de poner en marcha un pequeño complejo asistencial para albergar a los peregrinos del Camino de Santiago. Murió en 1097, siendo aclamado y honrado como santo. En 1511 fue proclamado patrono de la ciudad.
El Monasterio de San Juan se mantuvo bajo la disciplina benedictina Casa-Dei, que le nutrió de la mayor parte de los monjes hasta 1436. Ese año se integró en la Congregación de San Benito de Valladolid, comenzando una nueva etapa espiritual y cultural que no concluyó hasta la desamortización de Mendizabal en 1836, iniciándose un periodo de abandono que acabó con la ruina de buena parte del edificio.
Nada queda del antiguo edificio románico de la época del santo fundador. La primitiva fábrica monacal vivió un momento de enorme transformación a mediados del siglo XV, a raíz del incendio que se produjo en 1436, que destruyó totalmente la iglesia.
Ubicado en Navarra, al
pie de la sierra de la que toma el nombre el monasterio de San Salvador de
Leyre, o simplemente Monasterio de Leyre (en euskera Leire), es uno de los conjuntos monásticos más importantes
de España por su relevancia histórica y arquitectónica.
Entre los diferentes
edificios que componen el conjunto, existen ejemplares del románicomuy
destacados por pertenecer a un periodo muy temprano del mismo y por su
excelente estado de conservación. En 1867 el Monasterio de Leyre fue declarado Monumento Nacional.
Posiblemente la cabecera de la iglesia del monasterio de Leyre sea la primera
manifestación del románico pleno en Navarra a mitad del siglo XI. Las
piedras con las que está construido el monasterio provienen de canteras propias
que se hallaban en plena sierra y cercanas a él.
El bello entorno natural que acompaña al monasterio de Leyre explica que a lo largo de su historia haya sido refugio de reyes y obispos, icono de Navarra y escenario de celebraciones oficiales. El Monasterio de Leyre forma parte de la Ruta de Monasterios en Navarra.
El monasterio se alza en terrenos del
actual municipio de Yesa, a 52 km de la capital navarra, Pamplona, sobre el
ramal del Camino de Santiago que discurre siguiendo el río Aragón, pasando por
Jaca, el Camino de Santiago aragonés.
El conjunto se encuentra en una balconada natural de la falda sur de la sierra
de la sierra de Errando o de Leyre, entre cuyos picos destaca la cima del Arangoiti de 1.356 m de
altitud (esta sierra es la primera sierra prepirenaica que se tiende sobre el
Canal de Berdún). Dicha balconada se alza sobre el valle del río Aragón,
embalsado en este punto en el pantano de
Yesa.
Cerca del monasterio te recomendamos visitar el castillo de Javier y Sangüesa y el pueblo medieval Sos del rey Católico.
Origen e Historia del Monasterio de Leyre
Sus orígenes se remontan
a la baja Edad Media. Documentalmente
está mencionado ya en 848 y su historia va estrechamente ligada a la del reino
de Navarra.
Durante la dominación árabe, del siglo IX al X,
fue refugio de los reyes y obispos de Pamplona, hasta que los musulmanes lo
incendiaron en el siglo X.
Después de haber sido
destruido por Almanzor, Sancho García
lo hizo reconstruir en 1022. La cabecera del coro y la cripta se construyeron
en estilo románico, fueron introducidas las reglas de los cluniacenses y
partiendo de él se construyeron numerosas hosterías y hospicios a lo largo del
camino de Santiago. Desde el siglo XI la cripta sirvió de panteón real. En ella
se encuentran los sepulcros de varios reyes de Navarra.
El monasterio alcanzó su
máximo esplendor en tiempos de
Sancho García el Mayor, de su hijo García de Nájera y de su nieto Sancho de
Peñalén. En el año 1307 el
monasterio fue entregado a la orden de
los cistercienses.
La Desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, hizo que el
monasterio se cerrara con el consiguiente abandono y ruina. Pero tras ser
declarado Monumento Nacional en 1867 y mediante iniciativas personales comienza
a resurgir. En el año 1915 se regresan a Leyre los restos de los primeros reyes
de Navarra que habían sido llevados a la parroquia de Yesa. En la actualidad, el conjunto monástico
pertenece a la Comunidad Foral de Navarra, y para su cuidado y funcionamiento
se le ha cedido a quienes fueron sus primeros moradores, los monjes negros, los
benedictinos.
Sus sólidos muros son
testigos de mil y una historias como
la de dos hermanas cristianas que fueron decapitadas por no abrazar el credo
musulmán, y cuyos restos se guardan en una arqueta de marfil que se exhibe en
el Museo de Navarra. O la leyenda de San Virila, el abad que
quedó extasiado durante 300 años al oír cantar un pajarillo cerca del
monasterio, lugar del que mana la fuente de San Virila.
¿Qué ver en el Monasterio de Leyre?
El recorrido te descubrirá
una sobrecogedora cripta del siglo XI,
la parte más antigua de todo lo conservado. El angosto recinto, en el que se
acumulan masas de piedra, con fustes de escasa altura y robustos capiteles
consigue estremecer y es una clara muestra de la sobriedad propia del románico más arcaico.
Su austeridad contrasta
con la decoración de las portadas de la
iglesia abacial, especialmente con la de la puerta Speciosa, otro de los grandes tesoros del cenobio. Data del
siglo XII y está adornada con elementos de la Ruta Jacobea. Busca el demonio
atrapando una desventurada alma o al ángel que anuncia el juicio final y
comprobarás que es una auténtica biblia en piedra.
Otros
elementos de gran interés
son la portada sur del siglo XII, la portada de la iglesia abacial (XI), el
paso subterráneo de la cripta y la capilla del Santísimo (1501-1536), que
contiene un retablo y esculturas de Juan de Berroeta (XVII).
En el interior de la iglesia, iniciada en
estilo románico, contempla la gran nave central (XI) y alza la vista para
descubrir la bóveda gótica, una de
las ojivas más bellas existentes en Navarra. Tras una reja de estilo gótico
tardío está el panteón de los primeros Reyes de Navarra y junto a él se venera
el «Cristo de Leyre», una
enorme talla del siglo XVI.
En Leyre, la alabanza y
diálogo con Dios se traducen en canto
gregoriano. Aprovecha la ocasión y escucha a los monjes en el oficio de
laúdes, a las 7,30 horas (domingos y festivos a las 8:00 h.), misa conventual,
a las 9:00 h. (domingos y festivos a las 12:00 h.), vísperas, a las 19:00 h. y
en las completas, a las 21:00 h.
Si quieres disfrutar con
tranquilidad del lugar, aneja al edificio existe una hospedería de 33 habitaciones. Además, el monasterio cuenta en su
interior con 10 habitaciones individuales. Este alojamiento está reservado a
varones y las comidas se realizan con los monjes en el refectorio.
El
Real Monasterio de Santa María de Veruela (este es el nombre completo) fue la primera fundación de la Orden
Cisterciense en el Reino de Aragón(s.
XII).
Situado
en las cercanías de Vera de Moncayo (Zaragoza), este monasterio puede presumir
de haber sido uno de los más importantes
de la orden del Císter en España, y con un grado de conservación muy bueno
(mantiene una gran parte de sus estructuras iniciales de los siglos XII y XIII).
El monasterio de Veruela se encuentra junto a Vera de Moncayo, justo a las puertas del Parque Natural de la Dehesa del Moncayo. Un punto de Aragón muy próximo a Castilla (provincia de Soria) y Navarra.
Además
de albergar el Museo del Vino de la D.O.
Campo de Borja, el monasterio desarrolla una intensa actividad cultural a lo largo del año, con conciertos,
exposiciones, teatro o eventos concretos.
La visita del monasterio transcurre por diferentes estancias, y va desde el claustro (s. XIV) hasta la iglesia abacial (s. XII-XIII), pasando por diferentes salas y dependencias, tales como la sala capitular, abacial, de los monjes, el refectorio, la cocina, la cilla, el lavabo o el armarium o despensa.
Origen e Historia del
monasterio de Veruela
La
orden del Cister fue fundada en la
Francia de 1098 por Roberto de Molesmes que levantó una abadía cerca de Dijon,
en un lugar donde se encontraba la antigua villa romana de Cistercium
(Citeaux). La característica de los cistercienses, conocidos como monjes
roturadores, es una observancia estricta de la regla benedictina y organizan
sus monasterios como centros económicos
y agrícolas autosuficientes. Son conocidos como los monjes blancos en
contraposición a los benedictinos que son conocidos como los monjes negros, en
razón del color de los hábitos que usaban. Buscaban la soledad y el aislamiento
y erigían sus monasterios en zonas de abundancia de aguas.
La
fundación cisterciense del Monasterio de Veruela data del año de 1145. El lugar era
adecuado para una fundación del Císter gracias a lo retirado del lugar y a
la abundancia de agua que provee el río Huecha.
No
hay que pensar que el deseo cisterciense de regresar a la vida austera y
recogida elegida por San Benito varios siglos antes, llevara a estas
comunidades a la pobreza. Todo lo contrario, los monasterios medievales fueron auténticos poderes feudales -y el
Císter no fue una excepción- por lo que el Monasterio llegó a ostentar la
posesión de numerosas poblaciones en los alrededores de Tarazona y Borja:
Ainzón, Alcalá de Moncayo, Vera de Moncayo, Bulbuente, Litago, etc.
Todos
los monasterios del Císter eran idénticos, daba igual que estuvieran en el
Reino de Aragón, en Castilla o en Inglaterra. Sus edificios seguían el mismo
patrón y disposición, vestían igual, se organizaban por la regla de san Benito
y se comportaban de la misma manera. Podemos
decir, que estos monasterios fueron la primera multinacional de la historia.
Durante
la contienda entre Aragón y Castilla
(La Guerra conocida como «de los Dos Pedros») las tropas castellanas
ocuparon el monasterio y destruyeron el claustro románico, que debió ser
reconstruido tras la finalización de las hostilidades (último tercio del siglo
XIV) mediante los donativos de la familia Luna.
La
primera mitad del siglo XVI es un
momento de gran auge del monasterio
y se acometieron importantes reformas,
como la reconstrucción del recinto amurallado que daba protección a la
comunidad, aunque se mantuvo la torre del homenaje medieval. También se
modificaron las bóvedas del dormitorio y del refectorio de los monjes y se
añadió el segundo piso de galerías por encima de del claustro gótico. Otra
importante obra fruto de esta época fue la edificación del palacio abacial fuera de la estructura claustral, en concreto,
junto al acceso del monasterio.
Foto de www.romanicoaragones.com
En
el siglo XVII se acomete la
construcción de un nuevo espacio de
reposos para los monjes, construyéndose un total de 65 celdas individuales
alrededor de un nuevo claustro barroco. También se lleva a cabo la espectacular
sacristía nueva.
La
ruina del monasterio comenzó con la invasión francesa de 1808 cuando los monjes
fueron expulsados de sus conventos por las nuevas autoridades francesas. En
1814 tras ser derrotados los franceses, los monjes de Veruela regresan al
monasterio para volver a ser expulsados en 1820, esta vez por el rey Fernando
VII. Regresan en 1824, pero esta vez de manera efímera ya que con el decreto de
Desamortización de Mendizábal de 1835
los monjes tienen que abandonar definitivamente el monasterio para no volver
jamás.
Con
la desaparición de los cistercienses del monasterio por la desamortización de
Mendizábal, el monasterio entra en una fase de abandono y ruina. Por fortuna, a diferencia de otros cenobios
medievales españoles que quedaron abandonados a la ruina y el expolio a partir
de ese momento, el de Veruela se mantuvo
en buen estado gracias a la formación de una junta de conservación formada
por algunas personas de Tarazona y Borja que impidieron su ruina total y merced
a la creación de una importante hospedería frecuentada por la alta sociedad
aragonesa y otros ilustres hombres de la segunda mitad del siglo XIX.
El
monasterio tuvo como habitante ocasional
en diversas ocasiones, entre finales de 1863 y mediados de 1864 al poeta
romántico sevillano Gustavo Adolfo
Bécquer; se conserva la celda donde estuvo hospedado y en la cual escribió
una de sus novelas más recordadas «Cartas desde mi celda». También le
acompaño su hermano Valeriano que era pintor de profesión.
En
abril de 1877 el monasterio pasa a manos de los jesuitas que ocuparon el monasterio hasta 1973 en que pasó a
propiedad de la Diputación de Zaragoza.
Durante la II República Española y hasta la finalización de la guerra civil, el
monasterio fue abandonado por los jesuitas al ser expulsados de España. Después
de la contienda volverían a ocupar el convento.
En
la actualidad, pertenece a la citada
diputación que lo mantiene abierto al público, complementándolo con actividades
culturales como conciertos y exposiciones.
Características del
monasterio de Veruela
Una
de las fascinantes particularidades del monasterio de Veruela es que nos
permite recorrer, en un solo edificio, la evolución
de los principales estilos artísticos cristianos de la Edad Media.
Antes
de entrar vale la pena pararse a contemplar la conocida como Cruz Negra, llamada así por ser este el
color de la piedra con la que está construida. También recibe el nombre de Cruz
de Becquer. Levantada en 1561 por el abad Carlos Cerdán Gurrea (1561-1586) cuyas
armas o escudo podemos contemplar en dos de las caras de la pilastra acanalada
sobre la que se levanta la cruz y bajo un soporte de reminiscencias góticas.
Era el símbolo del poder temporal del monasterio ya que los abades imponían la
justicia civil y criminal sobre su señorío que era muy extenso.
Como
ejemplo de edificación cisterciense, se halla totalmente rodeado por una alta muralla jaleada por torreones.
Para construirla se utilizó piedra de calidad y bien trabajada, se contó con
buenos artífices que llevaran a cabo un plan monástico donde estaba estudiado
hasta el último detalle: funcional, armónico y cuya desnudez formal no impide
que se creen espacios de una belleza sin igual, impactante en su propia
sobriedad.
La entrada se realiza por un arco abierto en el
muro rematado por almenas piramidales. Este arco lleva a la verdadera entrada
del monasterio. Esta barbacana se levantó para dar mayor protección a la puerta
en 1546 y aún se puede observar el hueco
donde se sujetaba la puerta que cerraba esta barbacana.
La verdadera entrada al monasterio o más propiamente al
recinto cercado se realiza a través de una torre
puerta. Esta es de planta cuadrangular construida en el siglo XIII. En este
ingreso podemos ver los escudos de Hernando de Aragón (Zaragoza 1498 – Zaragoza
1575), abad de Veruela entre 1535 y 1539 y las del abad Lope Marco entre 1539 y
1560, durante cuyo abaciato se construyó el segundo cuerpo y muchas de las
estancias del monasterio.
En
esta torre puerta tenía su celda el portero
del convento y en su interior se conserva una pequeña capilla dedicada a
San Bartolomé con unas interesantes
pinturas del gótico temprano.
Traspasada
la puerta y a lo largo de un paseo podemos ver a nuestra derecha una gran
construcción, es el palacio abacial
construido en la segunda mitad del siglo XVI.
Al
final del paseo nos encontramos con la iglesia
y más concretamente con su portada
románica de finales del siglo XII.
La
iglesia, de proporciones
catedralicias, consta de tres naves de gran altura, con una mágica combinación
de elementos arquitectónicos como arcos y columnas que sostienen las bóvedas
para dar forma a uno de los espacios más bellos que se construyeron en la Edad
Media.
A
los pies de la iglesia se alza la torre
campanario, llamada de Santiago, formada por cuatro cuerpos, los dos
inferiores de origen románico, mientras que los dos superiores siguen las
pautas mudéjares con el uso del ladrillo tan propio de la zona de Aragón.
Fechada en los siglos XVI y XVII.
Una de sus joyas es su
impresionante claustro,
llamado el “jardín de piedra”. Los vanos abiertos en el claustro se decoraron
con bellos capiteles tallados, la mayoría con motivos vegetales pero también
algunos figurados; y se colocaron gárgolas de desagüe de las lluvias con formas
fantásticas. Alrededor del claustro se distribuyen todas las dependencias.
El
acceso al claustro desde la iglesia se realiza a través de un vano (siglo XIII)
formada por un arco de medio punto situado en el muro sur cerca del transepto.
Esta era conocida como puerta de los
monjes.
El
claustro está dispuesto en dos alturas: el claustro bajo y el alto. El claustro bajo fue realizado en el siglo
XIV, después del año 1366, pues se sabe que durante la Guerra de los dos
Pedros, entre Castilla y Aragón, el monasterio y el claustro fue asaltado por
las tropas castellanas.
Junto
a la portada de comunicación entre el claustro y la iglesia, adosados al muro
encontramos tres sarcófagos de
piedra correspondientes de los fundadores del monasterio.
La
construcción de la sala capitular, de
planta cuadrada, esta datada de comienzos del siglo XIII. En la sala capitular
están enterrados en el suelo los primeros quince abades del monasterio. Junto a
la sala capitular encontramos el locutorio,
una larga y estrecha habitación donde del abad se encargaba de distribuir las
tareas diarias.
El
Sriptorium o Sala de monjes está formada
por una amplia habitación de planta rectangular. Este lugar era donde los
monjes copiaban manuscritos o estudiaban. Comunicado con esta sala, hay una
pequeña sala destinada a letrinas
(siglo XIII).
El refectorio, de planta rectangular, se construyó en dos fases entre el s XIII y XVI. Como es habitual en los monasterios cistercienses adosado al muro encontramos el púlpito (realizado en 1546) para las lecturas sacras que se realizaban durante las comidas.
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